Una muerte y “cicatrices horribles”: nueve pacientes denuncian a Andrés Amariles, el ‘fabricante de muñecas’

EL PAÍS entrevistó a quienes aseguran ser víctimas del médico y lo señalan de mala praxis

Cenelia posa para una foto en Miami, Florida, Estados Unidos, el miércoles 7 de agosto de 2024.Eva Marie UZCATEGUI

Luz Deicy Vélez falleció el mismo día que su hijo cumplió 12 años, unas horas después de someterse a una cirugía plástica. La mujer de 42 años entró la mañana del 8 de marzo de 2023 a la clínica San Miguel, en el norte de Bogotá. Le había pagado por la intervención al doctor Andrés Álvarez Amariles, mejor conocido por su segundo apellido, 28 millones de pesos en efectivo (unos 7.000 dólares), cuenta por videollamada su esposo: “Le dijeron que si pagaba en efectivo ahorraría el 7% de los impuestos. Nunca nos enviaron un recibo”. La familia de Vélez señala a Amariles de ser responsable de su muerte.

Vélez se sometió a cinco procedimientos en un periodo de cuatro horas, asegura su marido: una lipectomía abdominal, tres liposucciones y una bichectomía. Su esposo cuenta que salió de la intervención mostrándose muy débil y que la pasaron a una sala de observación. Cerca de las 3.45 de la tarde le dieron de alta y sus padres la subieron a un taxi. Allí empezó a perder sangre.

Llegó poco después a una casa en Chía, al noroccidente de Bogotá. Había dejado una enorme mancha roja en el asiento trasero del carro. Su marido dice que la acostaron en una cama y que unos minutos después pidió ir al baño. Orinó sangre. Se acostó de nuevo, pero a los minutos pidió otra vez ir al baño. Orinó sangre de nuevo. De repente se desmayó. Su pulso estaba muy débil. Sus padres la llevaron de urgencia a un hospital cercano. Falleció media hora después. Según un perito contratado por los abogados de la familia, la muerte se debió a una falla multiorgánica producto de un shock hemorrágico, “como consecuencia directa del procedimiento estético extenso realizado”.

En un artículo publicado el pasado 17 de mayo por El Tiempo, un vocero de Amariles lo defendió. “El doctor no operó a la señora. Él hace parte de un equipo quirúrgico permitido en la ley. Quien opera es el cirujano plástico, el doctor Amariles lo apoya”, declaró. Argumentó, además, que no se le realizaron cinco cirugías, sino solo una liposucción abdominal. Finalmente, agregó que “muchas veces esas situaciones obedecen a circunstancias que son inevitables en esos procesos y que son debidamente informados antes del procedimiento”.

Andrés Álvarez Amariles

Félix Aguirre, el esposo de Vélez, recuerda esta pesadilla un año y medio después. Se conecta a la videollamada desde su casa en Canadá, donde la pareja se casó, construyó una vida y crio a sus tres hijos. Cuenta que estuvo deprimido por meses y que su hija más pequeña todavía no lo ha procesado. “Yo todavía estoy esperando que mamá vuelva del aeropuerto”, dice la pequeña Isabella. “En su cabecita no puede comprender lo que pasó. Está en la espera”, explica su papá. Sin embargo, el hombre asegura que su familia apenas es una víctima más ―la que tiene la historia más triste― del doctor Amariles.

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EL PAÍS entrevistó a otras ocho mujeres que dicen haber tenido muy malas experiencias con este supuesto cirujano. Supuesto porque, según las secretarías de Salud de Bogotá y de Medellín, las dos ciudades colombianas en las que practica, Amariles es médico general y no tiene habilitada ninguna especialidad. Es decir, no puede operar a pacientes. Pese a ello, se vende en redes sociales como “el fabricante de muñecas”. “Te puedo ofrecer magia”, dice en un video publicado en su cuenta de Instagram.

Imagen del doctor Andrés Álvarez Amariles en un anuncio de sus redes sociales.

En su hoja de vida, Amariles se define como “médico general y cirujano estético”. La especialidad de cirugía estética no existe en Colombia. También afirma haber estudiado medicina en la Corporación Universitaria Remington y haber completado entre 2016 y 2020 una especialización en Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva en la Universidad de São Paulo, una de las instituciones educativas más prestigiosas de Brasil. En su cuenta de Instagram se encuentran centenares de publicaciones subidas entre 2018 y 2020 en las que promociona sus servicios como cirujano. Muestra imágenes de pacientes a quienes él dice haber operado. Durante ese tiempo se supone que estaba estudiando la especialización en Brasil.

Las víctimas

Las denuncias siguen un patrón. Yurleidy Pinilla cuenta por videollamada que viajó desde España para operarse con Amariles en Medellín, en la clínica Los Álamos. Dice que solo la vio un día antes de la cirugía, a las 10 de la noche: “No me revisó. Solo me dijo que me presentara el día siguiente a las 7 a.m.”. Pinilla afirma que los exámenes de sangre que se hizo esa mañana mostraron que tenía el azúcar alto, pero que el equipo de Amariles insistió en que se podía operar así. Se sometió el pasado 9 de enero a una abdominoplastia y un aumento de senos. Dice que volvió a España tres semanas después con heridas abiertas en el abdomen. Tuvo que ser hospitalizada en Palma de Mallorca.

Siete meses más tarde, todavía se siente débil y le cuesta caminar: “Cuando camino se me infla el estómago. Siento como si se me fuera a abrir la herida”. Según ella, la cirugía le costó 30 millones de pesos (unos 7.500 dólares) y Amariles nunca le dio la historia clínica. Afirma que tampoco le contesta los mensajes. “Salí horrible. Tengo cicatrices en los laterales y otra cicatriz horrible en los senos”, se lamenta.

Marisol Carranza dice que viajó de Miami a Bogotá para operarse con Amariles en la clínica San Miguel: “En redes sociales mostraba unos resultados increíbles”. Cuenta que pagó 20 millones de pesos (cerca de 5.000 dólares) por una liposucción, una transferencia de grasa a los glúteos y una bichectomía. Afirma que el doctor quiso venderle varias veces un aumento de senos. Se sometió a una primera intervención el 8 de febrero de 2023. Recuerda que salió tan mal que la tuvieron que operar otra vez, el 10 de marzo: “Entré a la segunda cirugía con heridas abiertas”. Hasta el día de hoy tiene cicatrices en los laterales y en el abdomen, además de una hernia epigástrica en su estómago, que muestra durante una videollamada con este diario. Ha interpuesto una denuncia penal en contra del doctor.

Carranza asegura que vio a Amariles unas siete veces durante todo su proceso, y que su equipo se resistió mucho antes de entregarle su historia clínica. Cuando finalmente la recibió, algo la sorprendió: Amariles no aparece como el cirujano que la operó, sino como un “primer ayudante”. Otra doctora, Marlen Cárdenas, aparece como cirujano especialista. “A mi siempre me dijeron que el doctor Amariles me iba a operar”, afirma. La doctora Cárdenas también aparece como la cirujana en la historia clínica de Luz Deicy Vélez, que falleció, y su firma sale en las historias clínicas de otra mujer que dice ser víctima de Amariles, Ingrid Janeth Díaz, quien se operó en octubre de 2022. Al igual que Carranza, Díaz asegura que no conocía a Cárdenas y que le pagó millones de pesos a Amariles para que le hiciera una cirugía.

Los otros cirujanos

Este diario se puso en contacto con la doctora Cárdenas para tener su versión de los hechos. Por llamada, aseguró que ella “trabaja honestamente” y que “hace dos años” que no lo hace con Amariles. Acto seguido, colgó. Al día siguiente escribió por WhatsApp: “Es de aclarar que en su momento trabaje en la clínica donde el dr Amariles también trabajaba y donde llegan muchos doctores y alquilan quirófano actualmente no tengo comunicación con el [sic]”. EL PAÍS intentó contestarle, pero Cárdenas había bloqueado el número.

En Medellín, otros médicos han firmado como cirujano en las historias clínicas de pacientes que pagaron a Amariles pensando que él las iba a operar. En los documentos médicos de Cenelia Giraldo, quien se operó en la clínica Los Álamos, aparece Luis Enrique Cañadas Valencia como cirujano plástico. Amariles sale como “médico acompañante”. Giraldo, la víctima, dice que nunca conoció a Cañadas Valencia. EL PAÍS se puso en contacto con él por WhatsApp. Respondió con exactamente el mismo mensaje que envió la doctora Cárdenas: “Es de aclarar que en su momento trabaje en la clínica donde el dr Amariles también trabajaba y donde llegan muchos médicos y alquilan quirófano, actualmente no tengo comunicación con el [sic]”.

Cenelia muestra una foto en su celular de su cicatriz y el resultado de la operación realizada en diciembre 2022.Eva Marie UZCATEGUI

En la historia clínica de otra paciente, que prefiere mantener el anonimato y que viajó de Popayán a Medellín para operarse con Amariles, aparece como médico cirujano Lizbeth Vicent Pacheco. Este diario llamó y escribió a la doctora Pacheco. Su asistente bloqueó el número. La víctima cuenta que nunca conoció a una doctora Pacheco. Agrega que tuvo heridas abiertas e infectadas después de la operación. Tuvo que ser hospitalizada del 29 de octubre hasta el 14 de noviembre.

Además de las mujeres que hablaron con este periódico, existe un grupo de WhatsApp con decenas de personas que dicen ser víctimas de Amariles, y una cuenta de Instagram con más de 400 seguidores, dedicada a denunciar al supuesto cirujano. La página se llama “Doctor sin corazón”.

Famoso en Instagram

Todas las víctimas cuentan que conocieron a Amariles por Instagram, donde el doctor es muy activo: tiene casi 600.000 seguidores a través de sus dos cuentas. Félix Aguirre, cuya esposa falleció, afirma que ahí atrapa la atención. “Después de tres embarazos, mi señora soñaba con arreglarse su estómago”, recuerda. Amariles vende justamente eso en redes. Se promociona como un cirujano increíble, que ha inventado una técnica propia “conocida a nivel mundial”, a la que llama tightlacing surgery (algo así como cirugía de encorsetamiento). En sus publicaciones aparece en galas, donde supuestamente es nominado por premios, y con la conocida influencer Yina Calderón, quien afirma que ha tenido excelentes resultados operándose con él.

Amariles hace de todo por verse exitoso en Instagram. El pasado 15 de abril, publicó una foto desde un salón del Congreso de la República. En la imagen, usa una banda tricolor y cuelga una medalla desde su cuello. En sus manos sostiene un certificado sellado con las palabras “República de Colombia” y el escudo nacional. En el documento se lee: “Premios en el Congreso, enalteciendo el trabajo social, el ejemplo de vida, los aportes a la investigación, la ciencia, la cultura y la pedagogía. Por su trabajo interdisciplinario en prevención, conservación y recuperación de la salud de las comunidades que interviene. En Colombia se acordó conceder a Amariles: Premio a la Condecoración Artista de la Belleza”. En otra publicación, el doctor escribió: “Muchas gracias al Congreso de la República por el reconocimiento”.

Ni la ceremonia ni el premio tuvieron que ver con el Congreso. Amariles y otras personas, incluyendo el cantante de música popular Yeison Jiménez, alquilaron un salón del Capitolio para entregarse supuestos reconocimientos y tomarse fotos. Tras el escándalo, el presidente de la Cámara de Representantes, Andrés Calle, publicó el 17 de abril un comunicado en el que anuncia que a partir esa fecha quedaba “estrictamente prohibido el préstamo de los espacios institucionales (...) para eventos que no correspondan a los organizados por la misma corporación legislativa”. El documento agrega que “de igual manera, no se permite la utilización del logo de la Cámara de Representantes, para la difusión de eventos o certificaciones, sin la respectiva autorización de la Presidencia”.

La respuesta de Amariles

Este diario intentó en varias ocasiones ponerse en contacto con Amariles. Llamó y escribió a varios números de teléfono. El 30 de agosto, recibió el siguiente mensaje: “Es de aclarar que usted no es una entidad judicial para que se refiera que le han llegado varias denuncias en contra del dr amariles por favor dirigir su consulta con membrete del diario que usted representa y número de contacto al correo amarilesgrupoadmon@gmail.com y el área Jurídica dará respuesta a su solicitud o programara una cita gracias [sic]”. Este periódico envió el correo, pero nunca recibió una respuesta. El 31 de agosto, EL PAÍS intentó llamar otra vez al WhatsApp de Amariles. El número estaba bloqueado.

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