El caos en la expedición de cédulas de extranjería pone en riesgo a miles de extranjeros en Colombia

Carlos Bergamino se quedó sin acceso a la salud en Colombia, donde vive. Conocido como Mariano Tato Balcarce en su natal Paraná, la capital de la provincia argentina de Entre Ríos, este músico, compositor y locutor de 74 años vive desde 2023 en Chía, un municipio semiurbano vecino de Bogotá. Está casado con Sonia Burbano, una colombiana de 67 años a quien conoció por internet. Pese a que entró legalmente al país con su pasaporte, está al borde de la deportación. Migración Colombia, la entidad encargada de los asuntos migratorios, le notificó el pasado 23 de mayo que le abría un proceso por hab...

Carlos Bergamino se quedó sin acceso a la salud en Colombia, donde vive. Conocido como Mariano Tato Balcarce en su natal Paraná, la capital de la provincia argentina de Entre Ríos, este músico, compositor y locutor de 74 años vive desde 2023 en Chía, un municipio semiurbano vecino de Bogotá. Está casado con Sonia Burbano, una colombiana de 67 años a quien conoció por internet. Pese a que entró legalmente al país con su pasaporte, está al borde de la deportación. Migración Colombia, la entidad encargada de los asuntos migratorios, le notificó el pasado 23 de mayo que le abría un proceso por haber incumplido dos deberes, el de registrar la visa de cónyuge con la que se estableció en el país y el de obtener su cédula de extranjería, pese a que Bergamino llevaba 7 meses intentando obtener la cita que le permitía hacer esos trámites. La plataforma virtual de Migración le arrojaba, una y otra vez, que no había citas disponibles, y al acercarse a las sedes, los funcionarios le indicaban que las citas solo se pueden obtener por esa vía. Lo mismo le ocurría con los correos electrónicos.

Incluso si el proceso migratorio sale a su favor, la situación de Bergamino es desesperada. Con antecedentes de cáncer de tiroides, dos infartos en su pasado e hipertensión en su presente, no se ha logrado afiliar al sistema de salud. Cuando le pidió a la EPS Sanitas, recientemente intervenida por el Gobierno, tener cobertura como beneficiario de su esposa, se topó con la exigencia de tener una cédula de extranjería. Tampoco puede obtener la licencia de conducción ni abrir una cuenta bancaria para recibir el dinero de su jubilación argentina. Su caso no es el único en un país en el que, según los registros oficiales, viven 4,2 millones de extranjeros. El reciente cambio en la empresa productora de cédulas de extranjería que determinó el Gobierno, al desechar a la privada Thomas Greg & Sons para delegarlo en la estatal Imprenta Nacional, no ha mejorado la situación. Potencialmente la ha desmejorado.

La aparente solución para Bergamino fue un derecho de petición solicitando una cita, el cual no fue contestado a tiempo, por lo que interpuso una tutela ante un juzgado. El juez de su competencia negó el amparo solicitado al argumentar que Migración Colombia sí había otorgado la cita al extranjero en abril de este año, aunque esta fuera 7 meses después de su búsqueda. Tardíamente, Migración le contestó el derecho de petición al músico otorgándole una cita para el 23 de mayo. Pero en lugar de resolver el entuerto, le notificaron de la apertura del proceso por el que puede terminar lejos de su esposa. El músico explica a EL PAÍS que Liliana Salazar, la oficial que lo notificó del proceso, le informó que tenía dos opciones: aceptar los cargos en el proceso y renunciar a su derecho de defensa, pese a las fallas del trámite de Migración, para así recibir la cédula en 15 días, o pagar una multa y ser deportado mientras cursa el proceso migratorio. Este diario se entrevistó con Salazar en las oficinas de Migración de la calle 100, al norte de Bogotá. “Cada quien puede renunciar a sus derechos de forma voluntaria”, dijo, y negó haberle pedido a Bergamino que renunciara a su derecho de defensa.

EL PAÍS conoció otros casos similares, aunque menos dramáticos. Yassin Kamil es un marroquí de 31 años, quien tampoco tiene cédula de extranjería pese a que lleva buscando la cita desde hace ocho meses. Llegó a Colombia en 2022, tras haberse enamorado de una colombiana a través de la red social Facebook. Tras seis meses en Bogotá, se casaron. Pero no ha podido hacer el trámite indispensable. Tras varios domingos intentando obtener la cita por internet, decidió ir personalmente a la oficina de Migración Colombia al norte de Bogotá, pero salió como llegó: frustrado. Una funcionaria le dijo que tenía que seguir intentando cada domingo en la plataforma.

Juan Diego es un español que llegó hace tres años a Colombia, obtuvo con facilidad la visa de trabajo y en apenas una semana consiguió la cédula de extranjería. Ahora, sin embargo, no ha podido actualizar su cédula de extranjería, algo que necesita para acceder a su cuenta de bancaria, bloqueada por un pago fuera de Colombia. La entidad no acepta como identificación su pasaporte, su visa, ni la cédula de 2021. “Es un problema muy grande, una atasco que complica mucho la vida. Mi experiencia con Migración Colombia había sido muy buena, el proceso para obtener la visa ha sido sencillo y lo he hecho yo mismo en una hora, sin pagar a los abogados que me pedían tres millones de pesos por lo mismo. No tengo una mala opinión de la burocracia colombiana, al menos a lo que respecta a migración, pero este contratiempo está generando situaciones muy difíciles para gente que en muchos casos no tiene red de apoyo en el país”, dice.

Un contratiempo que ocurre justo cuando el Gobierno ha realizado un cambio que afecta uno de los pasos del proceso de regularización.

El cambio de Thomas Greg & Sons a La Imprenta Nacional de Colombia

Desde 2016, la empresa Thomas Greg & Sons había ganado todos los contratos, entregados vía licitaciones públicas, para producir y distribución las cédulas de extranjería. Es una situación paralela, con la misma empresa y el mismo contratante (la Cancillería), de la sonada licitación de pasaportes. Y, también al unísono con los pasaportes, eso cambió con el actual Gobierno. En septiembre de 2023, Migración Colombia, que depende del Ministerio de Relaciones Exteriores, canceló el proceso licitatorio que tenía en curso para las cédulas de extranjería. Argumentó que los dos oferentes, Cadena S.A. y Thomas Greg & Sons, habían señalado que el plazo estipulado era insuficiente para cumplir con los requisitos que les exigía el Estado. Migración optó por contratar directamente a la estatal Imprenta Nacional de Colombia, que asumió la producción desde el 1 de mayo de este año, por periodo de trece meses.

Jefferson Mahecha, funcionario de Migración Colombia que trabaja en la sede del norte de Bogotá, dice a este medio que hace dos meses cambiaron el sistema de citas para la expedición de la cédula de extranjería, en parte por el cambio de proveedor: “antes se agendaba todo el mes, ahora solo los domingos”. Mahecha también menciona que si hace unos meses se contaban cinco días hábiles desde la solicitud hasta la entrega de la cédula, ahora son de 10 a 15 días. La persona encargada de otorgar la información a la ciudadanía en la misma sede, explica a EL PAÍS que cada domingo, a las cinco de la tarde, habilita 170 cupos para cada día de la siguiente semana. Depende de cada usuario conseguir una.

Este diario intentó comunicarse en reiteradas ocasiones con Margarita Sierra, subdirectora de Extranjería de Migración Colombia y encargada del trámite. Hasta el momento de la publicación de esta nota, no ha recibido respuesta a las preguntas sobre las demoras en el procedimiento.

En la Imprenta Nacional, los encargados respondieron a las preguntas con el envío de un comunicado de prensa emitido el jueves pasado. En él, la empresa pública asegura que tiene toda la infraestructura tecnológica y de seguridad para desarrollar las cuatro etapas del proceso: la recepción de las bases de datos que envía Migración Colombia, la personalización de las cédulas de extranjería, el control de calidad y la distribución a las sedes. En el mismo comunicado, Viviana León Herrera, gerente de la Imprenta, asegura que no hay fallas en el proceso: “Nos llena de orgullo informarle al país que el proceso de impresión de las cédulas de extranjería ha sido exitoso. En conjunto y con el acompañamiento permanente de Migración Colombia, hemos impreso 2.100 documentos de identidad hasta la fecha”, se lee. Sin embargo, el mismo comunicado menciona un retraso, en voz del director de Migración Colombia, Carlos Fernando García Manosalva: “Tuvimos un tiempo de adaptación y pruebas que es necesario en procesos tan rigurosos como este; perfeccionamos detalles y ya todo avanza con normalidad”, acepta el funcionario. Karolayn Mora Polanco, periodista de la Imprenta, aclaró a este diario a qué se refiere García. Las 2.100 cédulas estuvieron listas el 31 de mayo, al final del primer mes del contrato, y están empezando a ser distribuidas. Un mes de demora que en casos como los de Juan Diego, Bergamino y Kamil, puede tener efectos muy negativos para los extranjeros.

La falta de agilidad ha producido otros problemas en la entidad. Este diario conoció la denuncia de intento de soborno por parte de un funcionario de la Cancillería a otro extranjero. Se trata de David Johns, un músico británico de 72 años que llegó a Colombia enamorado de Olga Lucía Gómez, una colombiana con quien se casó y tuvo un hijo. En 2021, tras el confinamiento, se mudaron de Inglaterra a una vereda cerca de Bogotá. Desde entonces, Johns ha enfrentado varias dificultades para regularizar su situación migratoria, desde errores en la digitación de su nombre, hasta problemas con el agendamiento de la cita. Cuenta que un abogado que trabaja en Cancillería y que vive cerca a su casa, le propuso ayudarlo con el trámite a cambio de un salario mínimo colombiano (277 dólares). “Le respondí que era un corrupto”, recuerda indignada Gómez. Su esposo sigue a la espera de la cédula.

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