Las víctimas de un hombre acusado de ser asesino en serie exigen rapidez a la justicia

José Leonardo Quevedo es investigado por los homicidios de cinco hombres, ocurridos entre octubre de 2022 y mayo de 2023

David Mosquera, una de las víctimas, con su madre, Esmeralda, en Bogotá, ColombiaArchivo Familiar

Esmeralda aprovechaba las pocas visitas de David para cortarle el pelo. Él se había mudado desde su natal Popayán a Bogotá para perseguir su sueño de ser actor. No era fácil, en esos dos años hacía malabares para cumplir con diferentes obligaciones. Actuaba como personaje secundario en pequeñas producciones audiovisuales y participaba en obras de teatro, pero también dedicaba sus noches a trabajar en bares y discotecas para reci...

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Esmeralda aprovechaba las pocas visitas de David para cortarle el pelo. Él se había mudado desde su natal Popayán a Bogotá para perseguir su sueño de ser actor. No era fácil, en esos dos años hacía malabares para cumplir con diferentes obligaciones. Actuaba como personaje secundario en pequeñas producciones audiovisuales y participaba en obras de teatro, pero también dedicaba sus noches a trabajar en bares y discotecas para recibir un ingreso fijo y poder sostener su estancia en la capital. Entre tanto ajetreo, no le quedaba tiempo para ir a la peluquería. Esmeralda sabía de los sacrificios de su hijo, por eso no le importaba demostrarle su amor de madre volviéndose barbera por unos minutos. “Él me mostró la noticia del asesinato de un muchacho en Medellín y me preguntó qué haría yo en una situación así. Le dije que me iría hasta el fin del mundo para encontrar al responsable”, recuerda. Era 12 de abril de 2023. Esmeralda jamás pensó que esa conversación sería una dolorosa premonición.

La noticia contaba que, a sus 23 años, Yeison Molina murió asfixiado. Era un estudiante de séptimo semestre de ingeniería de la Universidad de Antioquia. Un compañero de cuarto encontró su cuerpo sin vida e informó a las autoridades. Los hechos fueron registrados por diferentes medios, incluyendo el periódico local El Colombiano, en el que David encontró la noticia que compartió con Esmeralda. No había claridad sobre el autor del crimen, aunque existían indicios. “Vecinos del sector señalaron que en el transcurso de la noche se vio ingresar a otro hombre a la propiedad”, reseñaba la nota periodística. Solo tres semanas más tarde, en la localidad de Barrios Unidos en Bogotá, David moriría en circunstancias similares. Las familias de ambos jóvenes responsabilizan a José Leonardo Quevedo, de 22 años, quien actualmente es investigado por otros tres homicidios.

El presunto asesino serial, José Leonardo Quevedo, escoltado por agentes de la Policía Nacional.Fiscalía

La última vez que Esmeralda se comunicó con David fue el 3 de mayo. “Me dijo que se le iba a descargar el celular, que me escribía después”, asegura. Ella lo llamó sin éxito en los días posteriores. El paso de las horas disparó su “sexto sentido”, especialmente cuando recibió un mensaje de él, en el que le pedía dinero prestado. Ella sabía que a él le habían pagado justo esa semana. La solicitud fue la confirmación de que algo andaba mal. Llamó a su hermano Javier, y le pidió que fuera al apartamento, que lo buscara. Javier encontró la puerta cerrada. Nadie contestaba. “Se nos fue”, dijo Esmeralda a Juan Manuel, su hijo menor, al enterarse. Todavía rompe en llanto al acordarse.

David Stiven Mosquera, de 26 años, falleció en la madrugada del 4 de mayo, el día siguiente. Javier y un vecino lograron ingresar a su apartamento a través de una ventana. Lo encontraron desnudo, boca abajo, frío. Llevaba más de una hora muerto. “Pailas, ya no hay nada que hacer”, fue el mensaje que llegó al celular de Esmeralda a las 2.15 de la mañana. “Él siempre me prometía que cuando triunfara me iba a llevar a la alfombra roja. Fue desgarrador que la alfombra roja en la que nos encontramos fue en la del funeral”, cuenta la mamá.

Las cámaras instaladas en el edificio en el que vivía David grabaron el momento en que ingresaba acompañado de un hombre. Solo unas horas después, ese hombre se iba solo y con una maleta. De la habitación, afirma Esmeralda, desaparecieron objetos de valor como dinero en efectivo y equipos de tecnología. Para la Fiscalía y la Policía no se trataba de un hecho aislado. Los hechos eran casi idénticos a los de la muerte de Yeison Molina, y había similitudes con los asesinatos de Néstor Gómez, perpetrado en marzo de 2023, y del médico panameño José Santamaría, en octubre del año anterior. La hipótesis de estar en presencia de un asesino serial tomaba fuerza, y terminó confirmándose con el homicidio de José Ariel Jiménez, de 20 años, solo ocho días después del de David.

David Mosquera, actor, en atuendo de mimo, en las calles de Popayán.Archivo Familiar

José Leonardo Quevedo fue aprehendido el 26 de mayo de 2023. La Secretaría de Seguridad de Bogotá compartió la captura en sus redes sociales, asegurando que se trataba de “un presunto asesino en serie investigado por cinco homicidios”. En su residencia, informó la institución, encontraron ropa y elementos hurtados de las víctimas, como el computador portátil de Yeison y el suéter que David usó el día de su muerte. En sus redes sociales, Quevedo publicó fotografías luciendo estas prendas. “Dentro del actuar delictivo de Quevedo se pudo identificar que frecuentaba establecimientos como bares, observaba y seleccionaba a sus víctimas, ganaba su confianza, y lograba establecer vínculos sentimentales”, declaró la Secretaría en un comunicado de prensa.

A un año de la detención, el proceso contra Quevedo no tiene ninguna sentencia. Se encuentra privado de su libertad por los delitos contra José Santamaría y José Ariel Jiménez, en un expediente que ya se encuentra en la etapa final, la del juicio. Por los otros tres homicidios, la Fiscalía aún no lo acusa formalmente. Para el abogado Juan Ángel, apoderado de las víctimas, se han presentado demoras inusuales en los exámenes posteriores a la autopsia. “Hay unos estudios complementarios a la autopsia, y están tardando. No hay claridad por qué”. Agrega que, por lo menos por ahora, es poco probable que se materialice un posible vencimiento de términos que le permita a Quevedo recobrar su libertad. “El proceso [por las muertes de Santamaría y Jiménez] ha tardado casi un año porque la defensa del acusado ha dilatado las diligencias, solicitando que se aplacen”.

La atención mediática que existió alrededor de Quevedo se disipó con el paso del tiempo. Se barajó la posibilidad de que su móvil fuera el odio y que sus víctimas pertenecieran a la comunidad LGTBI. Esta suposición, no obstante, no se ha podido confirmar caso por caso. Para Esmeralda es irrelevante. “Si mi hijo era o no gay, esa era su vida íntima. Lo que importa es que era mi hijo. Me lo quitaron, me mataron las esperanzas, me rompieron el alma”, reclama.

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