Parábola del Cambio (o cuando lo malo es bueno)

Los medios públicos están poniéndose únicamente al servicio del Gobierno, convertidos en medios de propaganda donde no se habla nada negativo de la Administración de Petro

Locutores en una sala de transmisión de Radio Nacional en Bogotá, en julio de 2023.Diego Cuevas

Rayos y centellas han llovido tras los últimos escritos de este columnista sobre la radio y la televisión públicas en Colombia. “Envidia de lo que está pasando en RTVC”, dicen unos. “Fascista”, dicen otros. “Es que no entiende que es el Gobierno del Cambio”, señalan algunos. “Embrutecedor”, afirman todos en coro. En respuesta contaré una historia del año 2009, cuando Álvaro Uribe era presidente y su segunda reelección aún se veía como una posibilidad. Es más, no seré yo quien relate la historia, sino que voy a copiar apartes completos de ...

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Rayos y centellas han llovido tras los últimos escritos de este columnista sobre la radio y la televisión públicas en Colombia. “Envidia de lo que está pasando en RTVC”, dicen unos. “Fascista”, dicen otros. “Es que no entiende que es el Gobierno del Cambio”, señalan algunos. “Embrutecedor”, afirman todos en coro. En respuesta contaré una historia del año 2009, cuando Álvaro Uribe era presidente y su segunda reelección aún se veía como una posibilidad. Es más, no seré yo quien relate la historia, sino que voy a copiar apartes completos de una columna de opinión de Cecilia Orozco publicada en diciembre de aquel año en las páginas editoriales del diario El Espectador. En la columna habla del “Ayatollah de la información oficial” y un plan tenebroso:

“Su objetivo inmediato es la captura de los medios de comunicación públicos o privados para ponerlos al servicio del Gobierno. Hay varios ejemplos que demuestran la tesis anterior, pero ninguno tan actual como el de la Radio Nacional de Colombia, red pública que cuenta con transmisores y estaciones en el país entero. (…) Tristemente, si la toma de la cadena se completa como es predecible, la Radio Nacional se convertirá en un vehículo deleznable de la causa política del momento, o sea, de la reelección presidencial”.

“La inquietud surge de una nota de El Espectador que pasó desapercibida. Según el diario, Gabriel Gómez (subgerente de radio) y el jefe de emisión del programa informativo de la mañana fueron despedidos. La nota asegura que dirigirá la cadena y el programa Ernesto Yamhure, un paje de José Obdulio Gaviria nombrado por este como director del periódico del uribismo Ahora, que circula únicamente en época de reelecciones. Gaviria será comentarista diario de la Radio Nacional. (…) Permanecerán unos periodistas enviados por la Casa de Nariño. La cultura, la memoria histórica y la información estatal, al servicio de la politiquería y la perpetuación del régimen. Y nosotros, los demócratas, de fiesta”.

Eran otros tiempos, pero lo que hoy pasa en Radio Nacional y RTVC parece calcado de aquellas épocas. Los medios públicos están poniéndose únicamente al servicio del Gobierno, convertidos en medios de propaganda donde no se habla nada negativo de la Administración de Petro y se fustiga sin ambages a quien osa criticarlo

Basta con cambiar los nombres Yamhure, Gaviria y periódico Ahora por Morris, Nórida y periódico Vida para ver que todo es lo mismo, solo que desde la otra orilla política. Quienes antes condenaban ahora creen que convertir los medios públicos en medios oficiales está bien.

Celebro que, tras la columna del lunes, la asesora Mabel Castillo reconoció el conflicto de interés que existe entre su labor en RTVC y su oficina de relaciones públicas privada. El largo comunicado en donde reflexiona sobre el asunto y anuncia que suspende la participación de sus clientes en los espacios de la radio y la televisión públicas habla muy bien de ella.

En cambio, el sonso trino de la gerente Nórida Rodríguez echándole tierra al “malparidos” de la presentadora Estupiñán sin siquiera anunciar sanción o alguna medida ejemplar ilustra a la perfección la Parábola del Cambio, donde lo que antes era malo ahora no es tan grave, por no decir que es bueno. (Por cierto: Uribe no logró su cometido y por vergüenza respetó a los medios públicos. ¿Qué pasará en este Gobierno?).

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