Los empresarios salvadoreños que vencieron a los Gilinski a la sombra de Bukele

La compañía Calleja impulsa cambios en el Grupo Éxito, la tradicional cadena de supermercados fundada en Medellín de la cual es dueña mayoritaria, y abona su cercanía con el presidente centroamericano

Una tienda de Grupo Éxito en Cali (Colombia), en junio de 2023.Jair F. Coll (Bloomberg)

Al Éxito, la línea de supermercados insignia de Colombia, le queda un eco muy lejano de sus pilares fundacionales. Con la adquisición del 86,51% del Grupo Éxito al gigante francés Casino, el Grupo Calleja de El Salvador logra una posición dominante en la cadena de grandes superficies nacida en 1949 en Medellín. Y los cambios en la cultura organizacional ya se han hecho sentir desde el país centroamericano, con directrices tan básicas como el final decret...

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Al Éxito, la línea de supermercados insignia de Colombia, le queda un eco muy lejano de sus pilares fundacionales. Con la adquisición del 86,51% del Grupo Éxito al gigante francés Casino, el Grupo Calleja de El Salvador logra una posición dominante en la cadena de grandes superficies nacida en 1949 en Medellín. Y los cambios en la cultura organizacional ya se han hecho sentir desde el país centroamericano, con directrices tan básicas como el final decretado desde San Salvador al trabajo remoto para todas las ramificaciones de la compañía.

Tras la oferta pública de adquisición (OPA) celebrada en Estados Unidos el pasado 20 de enero, Calleja informó que logró hacerse con el 65,1% de las acciones ordinarias, por una parte, y adquirió un 21,41% restante en la Bolsa de Valores de Colombia. Fuentes allegadas a la operación aseguran que la transacción resultó beneficiosa para los salvadoreños, ya que se ejecutó por debajo del precio considerado justo por los analistas del mercado. La situación financiera del grupo Casino era muy apretada y la venta de sus activos sudamericanos, con presencia en Uruguay, Brasil y Argentina, era apremiante para aliviar la tormenta.

Entre las empresas que forman parte del Grupo Calleja figura la marca Súper Selectos, la cadena líder de supermercados en el país centroamericano, así como también inversiones en finca raíz, tecnología y energía, entre otros. El inversor antioqueño Juan Pablo Vieira explica: “La familia Calleja tiene más de 60 años de recorrido y conocimiento en el sector de retail. Considero que es un negocio muy positivo”. Lo dice para contrastar la historia con la del Grupo Gilinski, el conglomerado de banqueros caleños que ofertó a mediados de 2023 para hacerse con el control del 96% del Éxito.

El clan, que venía de apoderarse de la también antioqueña Nutresa, una de las grandes multilatinas de alimentos, no sedujo a los franceses. Sus propuestas para comprar la casi totalidad de la compañía por más de 836 millones de dólares recibieron sendos portazos. Vieira detalla: “El desarrollo del Grupo Calleja en El Salvador es bastante similar al del Éxito. Desde finales de los años sesenta comenzaron a comprar otras marcas de supermercados locales para unificarlos bajo la misma compañía”.

La operación colombiana del Éxito no ha tenido un buen rendimiento en los últimos tiempos. Para el cuarto trimestre del año pasado se registró una caída en las ventas del 12,6%, acompañado de un retroceso del 12,7% en la utilidad bruta. Resultados que encajan dentro de las dificultades pospandémicas y el alza del Banco de la República a los tipos de interés. Desde entonces la carga financiera para las familias colombianas se ha hecho más plomiza, el consumo se ha moderado y el país crece a tasas residuales.

Los Calleja, una familia de inmigrantes españoles afincada en Centroamérica desde principios de los años cincuenta, son uno de los grupos más acaudalados de su país. Daniel es el patriarca y su primer local fue una tienda de ultramarinos bautizada Sumesa, en esa misma década. Hoy la cabeza visible es Juan Carlos, nieto y heredero designado de 46 años, y quien se enfrentó al presidente Nayib Bukele en la carrera por la presidencia de 2019. Acompañado por el expresidente estadounidense Bill Clinton y el multimillonario mexicano Carlos Slim, lanzó su infructuosa candidatura por el derechista Partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena).

El diario de investigación salvadoreño El Faro tituló un artículo en 2018: Calleja, el candidato joven de una vieja élite. La historia conectaba las relaciones de un puñado de familias, entre ellos los Calleja, dueños de empresas azucareras o aéreas, que habían financiado en varias ocasiones las candidaturas de Arena, fundado en 1981 con el fin de luchar contra el comunismo: “Estos apellidos representan al grupo de familias de la estirpe criolla y europea que se ha mantenido en lo alto de la economía salvadoreña desde los inicios de la República”, se lee en el artículo.

Por eso la rivalidad política con Bukele es una cuestión de matices, y su reelección en febrero no constituye una noticia inquietante para el conglomerado. Carlos Calleja se retiró de la política y en años recientes ha participado en iniciativas empresariales impulsadas por Bukele. Y es que a pesar de las bajas tasas de crecimiento, la poca inversión extranjera o el desbalance en el déficit comercial, el país se ha sabido publicitar a través del turismo y los números de los grandes grupos empresariales parecen estables.

Vieira afirma: “A nivel de valorización de la compañía, el Gobierno de Bukele y sus políticas de reducción de la inseguridad les han resultado conveniente”. Recuerda, así mismo, que los almacenes Súper Selectos suman ya 110 locales y 1.200 empleados, y que acaparan el 60% de un mercado que ha catapultado otras marcas a escala regional como Dollar City. Las ecuaciones empresariales, sin embargo, dejan por fuera las cada vez más frecuentes denuncias por violaciones a los derechos humanos generadas por las políticas de seguridad de Bukele.

Desde la compra del Éxito en 2019 por parte del Grupo Casino, con participación de su filial la Compañía Brasileña de Distribución, la representación colombiana en el accionariado se ha encogido hasta volverse simbólica. El capital flotante de origen colombiano, que mide las acciones que se transan en bolsa, osciló en los últimos años entre el 2% y el 3%. Se trata, pues, de una compañía cuya dirección se aleja de nuevo de su Antioquia natal. Esta vez con destino a El Salvador del polémico presidente Bukele. Y más de un analista vaticina que dejará de cotizar en la Bolsa de Valores de Colombia, sumando así una baja más a la larga lista de emisores que han desertado en los últimos años.

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