El papa Francisco y Francia Márquez se reúnen en el Vaticano para hablar de la paz en Colombia

La vicepresidenta y la cabeza de la Iglesia católica abordan la justicia social, la reconciliación, el cambio climático e intercambian regalos a menos de dos semanas de Navidad

El papa Francisco y Francia Márquez se dan la mano durante un encuentro privado, hoy en el Vaticano.Foto: Vicepresidencia de la República

Una reunión entre dos líderes sudamericanos se llevó a cabo este jueves en la Santa Sede del Vaticano. El papa Francisco, nacido en Argentina, recibió a la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, en una audiencia privada que duró cerca de 40 minutos. Al salir del encuentro, Márquez publicó un video en el que reveló el saludo navideño que el Papa envía a los colombianos: “Le manda a Colombia un mensaje de amor y alegría y de esperanza de compartir en fami...

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Una reunión entre dos líderes sudamericanos se llevó a cabo este jueves en la Santa Sede del Vaticano. El papa Francisco, nacido en Argentina, recibió a la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, en una audiencia privada que duró cerca de 40 minutos. Al salir del encuentro, Márquez publicó un video en el que reveló el saludo navideño que el Papa envía a los colombianos: “Le manda a Colombia un mensaje de amor y alegría y de esperanza de compartir en familia en estas navidades. Por supuesto, el santo padre nos invita a seguir trabajando de manera incansable por lograr la paz, la justicia social y la dignidad para todos los colombianos y colombianas”.

Aunque se comunicaron en el mismo idioma, en los videos del encuentro queda claro que vienen de mundos distintos. Al Papa, un hombre blanco de 86 años con un marcado acento rioplatense, se le notan los años y las dolencias. Camina con bastón, moviéndose con bastante dificultad; últimamente ha estado enfermo. Márquez, una mujer afro con la mitad de su edad y de habla propia del litoral pacífico colombiano, lucía una postura perfecta. Hasta sus ropas eran totalmente opuestas: Francisco vestido totalmente de blanco y la vicepresidenta de negro.

Pese a esas diferencias de apariencias, los dos líderes mostraban la emoción de conocerse. Así se lo dijeron mutuamente. “Gracias por estar aquí, estoy muy contento”, le dijo el Papa a su invitada, mientras se daban la mano entre sonrisas. “No, gracias a usted”, le respondió ella.

Tras los saludos, Francisco, que a lo largo de su vida ha tenido vínculos con el peronismo en su Argentina natal, y Márquez, la vicepresidenta del primer presidente de izquierdas en la historia moderna de Colombia, discutieron varios de los temas que los unen. La paz (en la que la Iglesia juega un papel clave en Colombia), la justicia social, la reconciliación y el cambio climático, todas políticas banderas del Gobierno de Gustavo Petro, fueron abordadas, según Márquez. “El santo padre nos invita a seguir haciendo todos los esfuerzos necesarios para frenar el cambio climático que sigue poniendo la vida en riesgo en nuestro planeta. Seguir trabajando por el cuidado de nuestra casa grande, nuestra casa común, es hoy una tarea de toda la humanidad”, declaró después del encuentro.

Además de las discusiones sociales, Márquez llevó al Papa un regalo del Pacífico colombiano: una marimba de chonta. En un video, se ve a la vicepresidenta tocarle el instrumento, una especie de pequeño xilófono. “A este le llaman el piano de la selva”, dice, mientras el religioso argentino la observa con alegría, como un niño ante un regalo en navidad. Momentos más tarde, la líder afrocolombiana le explica que una de sus metas es “usar la música tradicional para resistir a la violencia”. El Papa recibió el presente con gratitud. “Lleno de historia. Muchas gracias”, le dijo. Por su parte, le ofreció a Márquez una colección de libros autografiados. La vicepresidenta los aceptó con una sonrisa y aseguró que le servirán para seguir en su plan de Gobierno.

La reunión terminó como lo han hecho millones de encuentros entre un sacerdote y un fiel creyente. Márquez le solicitó al Papa que bendijera unos objetos que llevaría a sus familiares. Minutos después, se despidieron con un apretón de manos y más sonrisas. Esta vez fue Francisco quien le pidió el favor. “Rece por mí”, le dijo. “Y usted por mí”, contestó la vicepresidenta.

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