Catherine Juvinao: “Lamento que el presidente Petro crea que solamente tiene que hablar con Uribe”
La congresista de la Alianza Verde expone sus reparos a la reforma a la salud que propone el Gobierno, pide al mandatario dialogar con los legisladores más independientes y fustiga al comisionado de Paz
Catherine Juvinao (La Paz, Cesar, 40 años) luce infatigable. Está volcada a estudiar y debatir la reforma a la salud propuesta por el Gobierno de Gustavo Petro que hace su difícil tránsito por el Congreso de la República. La...
Catherine Juvinao (La Paz, Cesar, 40 años) luce infatigable. Está volcada a estudiar y debatir la reforma a la salud propuesta por el Gobierno de Gustavo Petro que hace su difícil tránsito por el Congreso de la República. La mediática representante a la Cámara se desdobla entre plenarias, foros, grupos de trabajo, entrevistas y redes sociales. Grupos de pacientes le escriben todos los días. Viene del activismo. Comunicadora Social de la Universidad del Norte con una maestría en estudios políticos de la Javeriana, encabezó la veeduría ciudadana Trabajen Vagos, que fiscalizaba justamente a los legisladores, antes de incursionar en la política electoral el año pasado. Con más de 45.000 votos, logró un escaño por el partido Alianza Verde.
Muy activa de domingo a domingo, fue la representante mejor valorada entre los líderes de opinión en el tradicional estudio de la firma Cifras y Conceptos el pasado septiembre. Es también una de las congresistas del verde que aboga para que el partido salga de la coalición de Gobierno para pasar a la independencia. “La reforma fragmenta los servicios de salud, todavía no sabemos quién le responde al paciente”, advierte en esta entrevista con EL PAÍS en un café en el norte de Bogotá.
Pregunta. ¿El Gobierno ha perdido las mayorías para que la reforma a la salud avance en el Congreso?
Respuesta. El Gobierno ha perdido una oportunidad de oro. Era la primera de las grandes reformas sociales que se presentaba y empezaba a tramitar, con altísima expectativa. Muchos esperamos que este proceso fuera más parecido a la campaña de Petro, que fue concertadora, generosa. Congresistas como yo, que éramos coalición de Gobierno y apoyamos al presidente, creímos que eso se iba a ver reflejado en el trámite de las reformas. Para sorpresa de todos, se radica una reforma sin concertar. Nos encontramos en el Congreso con una reforma supremamente radical, ideologizada en su visión anti-privados. Lo que pasó de ahí en adelante, todos lo hemos visto. Múltiples sectores pidiendo que se les escuche; partidos políticos diciendo que es una reforma extremadamente radical, que antes que solucionar los problemas que tiene el sistema, los podría agravar, y que las brechas de inequidad que dice querer cerrar las puede profundizar. Estamos en una sin salida. La reforma ni siquiera tiene los votos asegurados en la Cámara.
P. ¿El futuro de la reforma depende ahora del café entre el presidente Petro y el expresidente Álvaro Uribe?
R. Lamento que el presidente crea que solamente tiene que hablar con Uribe. De alguna manera, lo invita para seguir enmarcando la discusión de la reforma de la salud en una narrativa binaria y maniquea, de uribistas y antiuribistas, cuando hay críticas válidas de todos los sectores: el Gobierno, los independientes, la oposición naturalmente, pero también de los gremios médicos, los pacientes, los académicos. A día de hoy a los congresistas que lo apoyamos no se nos ha dado la oportunidad para llevar al presidente nuestros argumentos. Aquí al parecer solo se habla con Uribe. Con los demás críticos, no.
P. ¿Cuáles son sus reparos a la reforma a la salud?
R. Son de fondo y de forma. Voy a empezar por el de forma, pues quizás es un vicio insubsanable. Es la naturaleza estatutaria del proyecto. Fue la primera advertencia que se hizo, que este proyecto debía tramitarse por la comisión primera porque toca aspectos esenciales del núcleo del derecho a la salud. De fondo, la reforma fragmenta los servicios de salud, en la medida en la que crea una cantidad de nuevas instancias burocráticas. Las funciones que antes eran de las EPS [entidades promotoras de salud] se reparten en esa cantidad de entidades. Todavía no sabemos quién le responde al paciente. Otro problema que tiene la reforma, inmenso, es que no sabemos cuánto cuesta. El concepto fiscal no es un capricho. Son muchos problemas, muchísimos. Lo más feo, para mí, es que no ha habido diálogo.
P. ¿No es una paradoja que la reforma propuesta por el Gobierno haya puesto a políticos alternativos a defender el actual sistema de salud?
R. Yo no le puedo perdonar al presidente que nos ponga a los congresistas alternativos, que hemos militado por años en causas de cambio, a defender el sistema actual. Tenemos un sistema funcional, con algunos problemas que solucionar, sobre todo en la Colombia dispersa. Pero los rankings internacionales muestran que funciona. Los congresistas tomamos decisiones en contextos imperfectos.
P. A su juicio, ¿queda otro camino diferente a retirar la reforma?
R. Sí, lo mejor es retirarla. Reconstruirla es casi volverla a armar.
P. El propio presidente ha desempolvado críticas suyas a las EPS en el pasado.
R. Yo sigo pensando lo mismo de muchas EPS. Jamás he argumentado a favor de ellas, pero es que tienen que proponer algo mejor, no pueden arrasar con las capacidades instaladas del sistema. El Gobierno debe ser honesto con la ciudadanía: corrupción hay en lo público y en lo privado. Ahora los críticos del Gobierno nos estamos volviendo objetivo digital. Lastimosamente, lo que uno no ve es un mensaje del presidente Petro llamando al respeto y a un debate menos violento.
P. Usted encabezó también hace unos días un debate de control político al comisionado de Paz, Danilo Rueda. ¿Por qué ha pedido que renuncie?
R. Ha demostrado ser un funcionario sumamente ineficiente. Todos los indicadores que deberían estar mejorando por la gestión de él, están empeorando. Sobre todo aquellos relacionados con el conflicto, secuestros, extorsiones…. Pero adicional a eso es un señor increíblemente soberbio y terco. Le ha demostrado al Congreso no tener mayor consideración por lo que los congresistas podamos sugerir. Cree que está haciendo lo correcto al buscar la paz total. ¿Y qué es la paz total? Hablar con todos los grupos al mismo tiempo. Si sale bien o sale mal, eso ya no lo quiere ver. El comisionado está pasando de buenas intenciones a cosas tan delicadas como un acuerdo para despejar El Plateado. Hay una actitud jurídicamente muy riesgosa. No hay marco jurídico para ningún despeje en Colombia, ni tampoco para hablar con narcotraficantes.
P. ¿Sus posturas reflejan las preocupaciones de la bancada de la Alianza Verde, que ha estado dividida entre los sectores más favorables al Gobierno y los más independientes?
R. Es curioso lo que ha pasado con la bancada verde. Quienes habíamos apoyado a Petro antes éramos los congresistas más de opinión –Katherine Miranda, Inti Asprilla, Duvalier Sánchez–. Y somos esos congresistas, los de opinión, los que hoy estamos siendo críticos con el Gobierno. Otros congresistas que nunca habían tenido nada que ver con Petro, son los que hoy lo están apoyando.
P. ¿Qué ideario debería representar su partido?
R. La Alianza Verde tiene una oportunidad, y es darle vida al centro político. A Petro no lo pusieron los petristas. Él tiene una base de 5 millones, su electorado. Lo pusimos en la Presidencia otros 6 millones, que no somos petristas, pero queremos un cambio. Esos 6 millones hoy están muy desilusionados y nosotros estamos en capacidad de recoger lo mejor que quieran aportar todas las orillas. Tenemos la oportunidad de darle un espacio político central al problema de la seguridad, pero también de desarrollar en profundidad el Estado social de derecho.
P. Usted tiene posturas muy críticas con el presidente Petro, al que apoyó antes de la primera vuelta, cuando dejó de acompañar a Sergio Fajardo. ¿No teme que sus electores le cobren esos giros?
R. Ya me lo cobran, todos los días. Mis electores, desde el día en que anuncié mi apoyo a Petro, me lo cobraron. A diferencia de lo que creen los petristas, mi electorado siempre fue muy de centro. Muy, muy fajardista. Yo vengo del ala mockusiana del verde, hice escuela con Antanas Mockus, fui su jefe de comunicaciones. Cuando anuncié mi apoyo a Petro, mis electores lo sintieron como una traición. Los entiendo y ahora intento hacer mi labor honrando el mandato de control que me dieron. El día que yo me vuelva una foca, de quien sea, hasta ahí llegué. Me toca dedicarme a otra cosa.
P. ¿Cómo describiría su relación con la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, la figura más visible de los verdes?
R. Tengo una muy buena relación. Hacemos parte de la línea más de centro del verde. Siempre he dicho que nos ha abierto camino a muchas mujeres. Arrancó con todo el tema de la consulta anticorrupción, siendo congresista, siendo activista. Ha inspirado a muchas otras mujeres, que también hablamos duro y tenemos carácter, a entrar en la política.
P. Viene de respaldar la candidatura de Carlos Fernando Galán por el Nuevo Liberalismo a la Alcaldía de Bogotá.
R. A mí tanto Galán como [Juan Daniel] Oviedo me parecen fantásticos. La reforma no me dejó tiempo de meterme en la campaña, entonces me fui también por el voto útil. A Carlos Fernando lo conozco. Es un gran señor, un gran ser humano, un buen tipo. Me gusta su forma de liderar, es supremamente tranquilo. Una lección que saco de las presidenciales es que los electores también tenemos que votar por el tipo de personalidad, no solamente son las propuestas y el manifiesto programático.
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