Las elecciones en las que se frenó la ola de cambio político en Colombia

Los candidatos que provienen de la política más tradicional triunfan en las principales alcaldías y gobernaciones, encabezados por la contundente victoria de Carlos Fernando Galán en Bogotá

Carlos Fernando Galán celebra su triunfo electoral en Bogotá.Foto: Chelo Camacho | Vídeo: Agencias

La disyuntiva estaba clara: las elecciones para elegir a las autoridades de los departamentos, municipios y distritos podían reforzar o debilitar una ola de transformación política que ha crecido en los años recientes en Colombia. Y el resultado también es tajante: la ola se frenó. Las principales Alcaldías y Gobernaciones quedaron en manos de políticos de distintas vertientes, pero que tienen en común que encabezan estructuras tradicionales o tuvieron el apoyo may...

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La disyuntiva estaba clara: las elecciones para elegir a las autoridades de los departamentos, municipios y distritos podían reforzar o debilitar una ola de transformación política que ha crecido en los años recientes en Colombia. Y el resultado también es tajante: la ola se frenó. Las principales Alcaldías y Gobernaciones quedaron en manos de políticos de distintas vertientes, pero que tienen en común que encabezan estructuras tradicionales o tuvieron el apoyo mayoritario de ellas. Es el regreso del status quo.

En 2019 ganaron candidatos alternativos en varias de las principales ciudades como Bogotá, Medellín, Cartagena o Cúcuta, y en otras más pequeñas como Buenaventura, Manizales o Palmira. En 2022 los partidos tradicionales (Liberal, Conservador, Centro Democrático, Cambio Radical, La U) no tuvieron siquiera candidatos a la presidencia. Esos resultados contrastan con los de este domingo.

A las telegrafiadas victorias de Alex Char, de Cambio Radical, en Barranquilla; y Dilian Francisca Toro, de La U, en el Valle del Cauca, se suman muchos otros avances de políticos tradicionales. En otros casos, los nuevos mandatarios vienen menos del corazón de la política tradicional, pero sus victorias representan en avance de esos sectores. En Medellín, por ejemplo, el vencedor Federico Gutiérrez tuvo el apoyo de buena parte de la clase política tradicional en las presidenciales de 2019, 2022, y a diferencia de su antecesor Daniel Quintero no hizo campaña bajo la bandera de la antipolítica, más bien, la hizo de un potenciado antiquinterismo. De forma similar, en Bogotá Carlos Fernando Galán, quien militó en Cambio Radical hasta hace cinco años, aceptó para estas votaciones varios apoyos de estructuras tradicionales, algo que no había hecho cuando perdió por poco la Alcaldía en 2019.

Partidarios de Carlos Fernando Galán celebran los resultados electorales este domingo.Chelo Camacho

El cambio de la tendencia afecta al Gobierno, pues Gustavo Petro fue elegido gracias al impulso de esa tendencia y, además, salió derrotado en Bogotá, la principal plaza electoral del país y la ciudad de la que fue alcalde. “En la alcaldía de Bogotá nos jugamos la supervivencia del Pacto Histórico”, dijo a este diario su candidato, Gustavo Bolívar, al comienzo de la campaña. Ocupar el tercer lugar, superado por el independiente Juan Daniel Oviedo, es una derrota clara para la izquierda.

La izquierda no tenía en todo caso ese cargo: Claudia López, la saliente alcaldesa, es una política de centro que, si bien ha apoyado a Petro en el pasado, tuvo en los últimos meses fuertes choques con él, especialmente por el destino de la principal megaobra de la ciudad, la primera línea de metro. En contraste, el Gobierno sí pierde apoyo en Medellín, donde tuvo en Daniel Quintero un gran defensor y aliado. El alcalde electo, Fico Guitiérrez, es un permanente crítico de Petro.

En general, el Pacto Histórico, la coalición de gobierno, y los partidos que lo componen (Colombia Humana, Polo Democrático, MAIS, Unión Patriótica, ADA, AICO, Comunes, Partido Comunista, Soy porque Somos y Partido de los Trabajadores), lograron malos resultados. La excepción es la victoria de Luis Alfonso Escobar en Nariño, que, sin embargo, también refleja el cambio de la tendencia: la izquierda había perdido esa gobernación en 2019 tras ocuparla durante 12 años, y ahora la recupera.

El cambio de tendencia responde a la lógica de las elecciones locales, en la que los votantes castigan o premian a los mandatarios salientes. Los electos en 2019 enfrentaron los problemas resultantes de la pandemia, desde el alza de desempleo hasta las muertes en las familias, pasando por el crecimiento del hambre y la pobreza, y la realidad les pasó una fuerte cuenta de cobro. Excepciones como Barranquilla reflejan dinámicas locales especiales, y muy fuertes.

La pregunta que queda abierta es cuál será el efecto sobre la política nacional. El Gobierno queda debilitado por la derrota en Bogotá, pero tendrá un nuevo capítulo para definir su relación con los poderes locales. Los congresistas aliados de los ganadores pueden acercarse a Petro para sacar adelante proyectos conjuntos, o alejarse de un Gobierno con baja favorabilidad y malos resultados electorales donde se presentó. Las próximas semanas lo dirán.

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