Ana de Nadie: la telenovela colombiana que celebra el erotismo a los 50 años
La telenovela más vista en Colombia ya está disponible en otros países del continente americano y es una nueva versión de un clásico, ‘Señora Isabel’, un éxito de los años noventa
Es una mañana tranquila y Ana Ocampo está en un tenso concurso de miradas con un aparato: mira atentamente el celular de su marido, Horacio Valenzuela, un objeto abandonado en el cuarto principal de la mansión bogotana donde viven. Ana tiene 50 años, tres hijos, y sospecha que Horacio, un arquitecto con quien ella ha estado casada por 25 años, le está siendo infiel. El teléfono podría confirmar, o no, si su matrimonio anda en crisis. Una amiga, Genovev...
Es una mañana tranquila y Ana Ocampo está en un tenso concurso de miradas con un aparato: mira atentamente el celular de su marido, Horacio Valenzuela, un objeto abandonado en el cuarto principal de la mansión bogotana donde viven. Ana tiene 50 años, tres hijos, y sospecha que Horacio, un arquitecto con quien ella ha estado casada por 25 años, le está siendo infiel. El teléfono podría confirmar, o no, si su matrimonio anda en crisis. Una amiga, Genoveva, le dijo que ella en realidad preferiría no saber algo así mientras su marido no decidiera irse con la amante. Otra amiga, Violeta, considera que es información fundamental para dejar a un tipo que no la valora. Ana no puede más con la duda: la ansiedad ha hecho que se le quemen unas lentejas un domingo, algo que nunca había pasado desde que decidió dedicarse exclusivamente a su hogar. Finalmente toma el aparato y escribe la clave para confirmar o no sus sospechas. Pero falla. Su marido cambió el código o ella no lo recuerda. Pánico. La verdad tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.
Ana no sabe que esta es una de las primeras escenas de la telenovela más vista en Colombia, Ana de Nadie, donde ella es la protagonista. Y sí, su marido tiene una amante desde hace dos años, de esto va este programa sobre la infidelidad y una mujer de 50 años que debe rehacer su vida para entender que ella no es de ningún apellido, de nadie más sino de ella misma. La telenovela sobre los cuernos ha tenido mejor rating que los noticieros y realities del momento en Colombia, y recientemente la plataforma de streaming de Televisa y Univisión, llamada Vix, llegó a un acuerdo con el canal RCN para poder transmitirla en Estados Unidos y el resto de América Latina. La mayoría de la audiencia, por su lado, no sabe que esta novela es un remake de ‘Señora Isabel’: un éxito de la televisión colombiana que ya fue un hito latinoamericano a principios de los años noventa.
“Señora Isabel fue la primera serie-novela que se exportó desde Colombia, a nivel masivo, en toda latinoamérica”, cuenta la co-guionista de Ana de Nadie, Jimena Romero, cuyo padre Bernardo Romero fue el guionista de Señora Isabel. Su hija ha desempolvado este viejo éxito de 1993 en el siglo XXI.
Colombia ha sido un país exportador de novelas, desde Betty La Fea a Café con Aroma de Mujer, pero Jimena Romero cuenta que Señora Isabel fue pionera entre ellas, y convirtió a su padre en un reconocido escritor de la televisión latinoamericana. “Cuando mi papá y mi mamá viajaron a Venezuela los recibieron como si hubieran llegado los Beatles”, recuerda. Su mamá, Judy Henriquez, era la protagonista de Señora Isabel. Además de ser retransmitida en países como Venezuela, México la adaptó como Mirada de Mujer y Si nos Dejan, Portugal hizo una versión titulada Nunca Digas Adeus, y Telemundo hizo una versión norteamericana llamada Victoria.
Ana de Nadie, producida este año por RCN, está adaptada a las preocupaciones del feminismo del presente. La amiga Violeta por ejemplo era, en la versión original, una mujer de 50 años con varios amantes y que muere de sida. En la nueva versión, en cambio, tiene los mismos amantes pero no muere sino que aparece como una mujer empoderada salida de Sex & The City. “La versión original decía que a la promiscuidad hay que castigarla”, cuenta enojada Romero, que logró salvar esta vez a Violeta del estigma. En la versión nueva, en cambio, se celebra la sexualidad en las mujeres que tienen 50 años o más. “A las mujeres de 50 años, hace 30 años, no se les veía como un ser erótico, y en esta versión yo quería lo opuesto: queremos que Ana se sienta en la plenitud sexual”, cuenta Romero quien, además, tiene 52 años.
De hecho, cree ella, esta es en gran parte la razón por la que la Señora Isabel y Ana de Nadie han sido tan exitosas: la protagonista es una mujer mayor y no una veinteañera. “La reacción del público fue apoteósica en Señora Isabel porque era la primera telenovela en la historia de las telenovelas, incluyendo todas las mexicanas, que la protagonista tenía 50 años y no 21 años”, dice Romero. En Señora Isabel lo innovador era decir que la protagonista de 50 años aún tenía derecho al romance. En Ana de Nadie tiene derecho al romance pero, además, al erotismo.
Aunque tres décadas han pasado Romero ha visto cómo ese mensaje, el de la mujer mayor que perdió su identidad e intenta recuperarla, sigue resonando entre las televidentes. “Yo nunca había tenido la posibilidad de percibir lo que la audiencia siente en tiempo real, y en las redes inmediatamente se ve que la gran mayoría de comentarios son de mujeres que les pasó algo parecido, o que escriben: ‘me parece estar oyendo a mi mamá’”, cuenta.
Ana necesita un recordatorio sobre su identidad perdida. En palabras de su guionista, “uno tiene epifanías cuando pasa por un poco de dolor. Si Ana no se hubiera dado cuenta de los cachos, no se hubiera acordado de quien era y cómo se había dejado a sí misma”. Por eso tenía que ver el celular. Pero también tenía que conocer a Joaquín, el joven periodista que se le atraviesa en el corazón en su camino hacia la independencia.
“Una mujer de 50 años es extremadamente sexy porque por experiencia sabe qué quiere y cómo pedirlo”, le dice el reportero. Ana, por cierto, es interpretada por Paola Turbay, una famosa actriz de 52 años que fue finalista a Miss Universo en 1992. “Una mujer de 50 años apenas empieza a escribir el resto de su historia”, le añade él en un pequeño monólogo para su nueva amada. El martes 25, el día de la final, se sabrá si Ana y Joaquín terminan juntos o no. Pase lo que pase, Ana igual ya no es de nadie. Ni de su exmarido, ni de su nuevo novio, y su vida es más que su pareja.
“¿Tú sabes que yo no te culpo?”, pregunta en un momento Ana a la amante de Horacio, Adelaida. “Al contrario, yo pienso que tú me ayudaste a acelerar este proceso. Un día me di cuenta que mi felicidad estaba sujeta a la felicidad de Horacio, y se me había olvidado lo que realmente me hacía feliz, y apenas hasta ahora lo estoy recordando”, añade.
Para quienes trabajaron en Ana de Nadie, nadie es el malo en esta telenovela, y ese es otro ingrediente secreto de esta. No lo es Adelaida, la amante, una mujer joven que también está aprendiendo a golpes sobre su identidad. No lo es tampoco Horacio, el esposo infiel, de acuerdo a Jorge Enrique Abello, el actor que lo interpreta y que fue famoso por ser Don Armando en Betty la Fea.
“Acá el antagonista es un ser humano”, dice Abello. “Horacio no es el malo, sino es un hombre con una moral caduca, un hombre que construye las relaciones emocionales invalidando al otro, una persona que tiene valores del pasado donde ganar era lo más importante y no ir hombro a hombro. Por eso también Horacio es una persona que sufre inmensamente, porque en el presente no entiende qué pasa”, añade.
Abello, como Romero, catalogarían a Ana de Nadie como una telenovela con un enfoque feminista pero hacen una aclaración: una en la que el empoderamiento de Ana no significa mostrar a otros, como Horacio, en blanco y negro. “Los movimientos feministas han hecho un esfuerzo muy grande por un mundo igualitario, pero lo que ha sucedido también es un fenómeno de cancelación cuando te encuentras con tu antagónico: no hay que hablar de el enemigo o con él, y eso es muy excluyente”, opina Abello. “Acá incluso cuando ves la fotografía, la puesta en escena, la luz, la telenovela quiere ver a la gente desnuda, humana, no solo tonos negros y blancos”, concluye.
Ana de Nadie no arranca, como muchas telenovelas, con una mujer soltera que encontrará al príncipe azul. Esta reina ya se casó con su amado y se dio cuenta que el castillo está más podrido de lo que esperaba. Ana de Nadie es mejor para quien quiere ver la verdad en el celular: no hay príncipe, no hay castillo, no hay malo, no hay mala, y no hay reina. Solo hay Ana, y nadie más.
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