La Cancillería decide mantener a Benedetti como embajador hasta mediados de julio
El veterano político había argumentado que algunas tareas pendientes hacían necesario postergar su salida
Armando Benedetti ejercerá como embajador de Colombia en Venezuela por unas semanas más de lo previsto. Estará en el cargo hasta el 19 de julio, según un decreto de la Cancillería que se firmó el pasado martes y se difundió este lunes. El Ministerio de Relaciones Exteriores le ha dado la razón al funcionario respecto a que no puede entregar el cargo tan pronto como estaba previsto. Según el decreto, Benedetti argumentó...
Armando Benedetti ejercerá como embajador de Colombia en Venezuela por unas semanas más de lo previsto. Estará en el cargo hasta el 19 de julio, según un decreto de la Cancillería que se firmó el pasado martes y se difundió este lunes. El Ministerio de Relaciones Exteriores le ha dado la razón al funcionario respecto a que no puede entregar el cargo tan pronto como estaba previsto. Según el decreto, Benedetti argumentó que todavía tiene tareas pendientes en áreas administrativas y de presupuesto, y que por eso debe seguir como embajador.
El excongresista presentó su renuncia el pasado 2 de junio, día en el que el presidente Gustavo Petro anunció su salida en una ceremonia de ascenso de oficiales del Ejército. Tanto Benedetti como la exjefa de Gabinete, Laura Sarabia, abandonaron sus cargos tras un escándalo político de escuchas ilegales, detectores de mentiras y maletines con dineros en efectivo. “Mientras se investiga, mi funcionaria querida y estimada y el embajador de Venezuela se retiran del Gobierno”, declaró el mandatario.
La entrada en vigor de la renuncia, aceptada el 6 de junio, estaba inicialmente establecida para el viernes 23 de junio. El reemplazo ya estaba decidido: Milton Rengifo, un politólogo que trabajó durante 12 años en el grupo de asesores legislativos del hoy presidente. No obstante, Benedetti argumentó que no era posible entregar su cargo en la fecha elegida por “la multiplicidad de asuntos pendientes que incluyen temas administrativos, presupuestales, de organización e implementación relacionados con la reapertura de la embajada”. La Cancillería, entonces, decidió modificar el decreto de principios de este mes para permitirle quedarse por unas semanas más.
Sarabia y Benedetti fueron las personas más cercanas a Petro durante la campaña presidencial, el año pasado. Benedetti fue uno de los primeros representantes de la política tradicional que intuyó que había llegado el momento para el primer Gobierno de izquierdas de la historia reciente, y anunció su apoyo a Petro antes del inicio de la campaña electoral. Junto a su entonces asesora, Sarabia, acompañó al candidato en las giras y eventos electorales, y después esperó su retribución por los servicios prestados. El problema fue que Petro eligió a Sarabia como su mano derecha en la Presidencia, mientras que mandó al experimentado político a Venezuela, lejos de los casos que lo acechaban en la justicia colombiana. La embajada era clave pero lo dejaba a cientos de kilómetros de los manejos de poder en Bogotá.
El escándalo comenzó en mayo, cuando la niñera de Sarabia denunció en la revista Semana que la habían sometido a un detector de mentiras tras un robo en casa de la jefa de Gabinete que había ocurrido en enero. Días después, W Radio reveló que la exempleada había viajado a Venezuela antes de difundir el caso, y allegados a Sarabia hablaron de chantajes por parte del embajador. Como una bomba de tiempo, todo escaló hasta explotar: Benedetti deslizó que su antigua asesora había ordenado escuchas ilegales a dos exempleadas y filtró unos audios que hablaban de financiación irregular de la campaña. Estaba fuera de sí por los celos que sentía de que ella ahora tuviera más poder.
“En un acto de debilidad y tristeza me dejé llevar por la rabia y el trago”, lamentó Benedetti un día antes de que Petro lo echara. En los días siguientes, viajó a Turquía para la final de un torneo internacional de fútbol, la Champions League, y pidió protección a la Fiscalía por presuntas amenazas. Lleva semanas de silencio. Lo último que se conoce es que el pasado viernes acudió a una cita con la entidad acusatoria y que rechazó dar detalles sobre los casos que lo involucran. Se limitó a pedir que se refuerce su seguridad.
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