Tres muertos en un ataque a la policía colombiana en Tibú, una zona con presencia guerrillera

La oposición colombiana critica la paz total de Petro a raíz del atentado, que ha dejado ocho heridos

Los vehículos dañados por el atentado en Tibu (Colombia).CORTESÍA

Una mujer y dos agentes han muerto este miércoles tras el ataque a un coche de policía que patrullaba en las inmediaciones de Tibú, una ciudad enclavada en una zona donde predomina el cultivo de la hoja de coca y en la que existe una fuerte presencia guerrillera del ELN y una de las disidencias de las FARC. La camioneta circulaba por una carretera de dos carriles cuando una carga explosiva detonó a su paso, según unas imágenes que se han hecho públicas.

El atentado se produce en medio de las negociaciones de paz que mantiene Gustavo Petro con el ELN, que se están desarrollando en estos ...

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Una mujer y dos agentes han muerto este miércoles tras el ataque a un coche de policía que patrullaba en las inmediaciones de Tibú, una ciudad enclavada en una zona donde predomina el cultivo de la hoja de coca y en la que existe una fuerte presencia guerrillera del ELN y una de las disidencias de las FARC. La camioneta circulaba por una carretera de dos carriles cuando una carga explosiva detonó a su paso, según unas imágenes que se han hecho públicas.

El atentado se produce en medio de las negociaciones de paz que mantiene Gustavo Petro con el ELN, que se están desarrollando en estos momentos en La Habana. El Gobierno también tiene la intención de instalar una mesa de diálogo con las disidencias de las FARC de Iván Mordisco, justo las que operan en la región del Norte de Santander, donde se ha producido el ataque. Hace unos días, Petro canceló el alto el fuego que mantenía con el Estado Mayor Central, como se conoce a esa disidencia, por el asesinato de cuatro jóvenes indígenas en el departamento del Putumayo.

La serie de homicidios y atentados ponen en entredicho la paz total de Petro, un proceso con el que busca pacificar el país negociando con todos los grupos criminales. El presidente ha intentado desde que comenzó su mandato acordar ceses al fuego con los distintos grupos, pero no ha funcionado. El ELN se resiste a aprobar uno desde hace seis meses, lo que desespera a Petro, y los que sí lo han firmado, como el Clan del Golfo, no lo han cumplido. El camino hacia la paz está siendo muy accidentado, lo que aprovechan sus rivales políticos para cuestionar su política de seguridad.

El jefe de la policía colombiana, William René Salamanca, dio a conocer el nombre de los dos uniformados muertos: “Terroristas le arrebataron vilmente la vida al subintendente Ángelo Martínez y al patrullero Andrés Idárraga, mientras trabajaban por la seguridad de los habitantes de Tibú, y a una mujer que transitaba por el lugar. Este es un acto criminal que no quedará en la impunidad”. La institución ofrece 45.000 dólares de recompensa por información que ayude a capturar a los responsables.

El presidente fue en la misma línea que su jefe de Policía: el Estado perseguirá a los responsables hasta el final. “Rechazo la acción terrorista en Tibú, Norte de Santander, en contra de la vida de nuestros policías. Un abrazo de solidaridad para las familias de las víctimas de este atroz hecho. Este acto criminal no quedará en la impunidad”, dijo Petro en Twitter. Se mostró igual de contundente con el asesinato de los cuatro jóvenes indígenas, que fueron ajusticiados por negarse a ser reclutados.

El suceso alarmó a la oposición política colombiana, que profirió críticas muy directas a la paz total. “En campaña decían que no nos llevarían al pasado y “audazmente” anunciaron cese “bilateral” con grupos armados. Hace mucho no veíamos imágenes como las de Tibú. La paz total hoy no existe y el Gobierno pone en riesgo a sus propios hombres. Mi solidaridad con las víctimas y sus familias”, escribió en Twitter Sergio Fajardo, el candidato del centro que en las pasadas elecciones quedó en cuarto lugar en primera vuelta, muy lejos de los dos primeros que pasaron a una segunda votación.

María Fernanda Cabal, la cabeza más visible de la oposición, una senadora de ultraderecha, también cuestionó a Petro. “¿Cuál paz total”. Cabal compartió fotos de los cadáveres de los policías sin pixelar sus rostros. Fico Gutiérrez, el candidato el año pasado del stablishment y el uribismo, apuntó: “Desbocados los criminales, asesinando niños indígenas, Policías, soldados, civiles. Lamentable lo sucedido en Tibú. Triste la muerte de dos de nuestros policías y una mujer. Mi solidaridad con sus familias y con @PoliciaColombia. Criminales haciendo lo que quieren”.

A las críticas se unió el ministro de Defensa del anterior Gobierno, Diego Molano. La administración de Iván Duque tenía un enfoque de seguridad radicalmente distinto al del presidente Petro. “¡Cobardes! 2 policías y una mujer civil asesinados, 4 policías y 8 civiles gravemente heridos en Tibú, NteSantander ¿Cuántos muertos más a costa de la tal Paz Total? Colombia reclama justicia, respaldo a Fuerza Pública y contundencia en operaciones. Solidaridad con sus familias”, dijo Molano. Él se vio muy cuestionado en el ejercicio de su cargo por la muerte de ocho adolescentes en un bombardeo del ejército y porque durante un viaje a Israel declaró a Irán como un país enemigo de Colombia.

El analista político León Valencia, exguerrillero, ha definido la paz total como “una montaña rusa con escasas subidas donde se puede ver un panorama halagador y bajadas abruptas, inquietantes, dolorosas”. “Pero no nos podemos bajar en medio del trayecto. Tenemos que llegar al final”, ha escrito en redes sociales. Las negociaciones con los grupos las lidera un antiguo seminarista, Danilo Rueda, comisionado de Paz. También ejerce una labor importante el senador Iván Cepeda, uno de los políticos de más confianza de Petro.

En Tibú hay una de las mayores concentraciones de cultivos de matas de coca. El lugar se lo disputan el ELN y el Estado Mayor Central. La paz total de Petro busca que estos grupos se desmovilicen y se incorporen a la vida civil. El presidente empezó con una política de mano tendida a estos grupos, pero a medida que se han ido produciendo asesinatos ha endurecido su discurso. Todavía no se conocen los responsables de este ataque, pero los hechos ponen de relieve la necesidad de acordar cuanto antes altos al fuego que reduzcan el número de homicidios en las regiones. Esa era la obsesión de Petro al llegar al poder, pero nueve meses después aún no lo ha conseguido.

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