El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso pide estatus político para el Clan del Golfo

El autor de más de 139 masacres envió una carta al presidente Gustavo Petro y al Congreso criticando cómo avanza la ‘paz total’. Dice que la Ley de sometimiento solo “garantiza cárcel, extradición o muerte”

El jefe paramilitar colombiano Salvatore Mancuso es escoltado por agentes de la DEA de EE. UU. a su llegada a Opa-locka, Florida, el 13 de mayo de 2008.Alan Diaz (AP)

El exjefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, Salvatore Mancuso, ya no ve tan clara la paz total si esta no da estatus político al Clan del Golfo. En agosto pasado, en una entrevista con este diario, aseguraba que la propuesta de negociar con todos los grupos armados era “posible”; pero ahora ha enviado una carta al presidente Gustavo Petro y a los presidentes del Senado y la Cámara con sendas críticas a cómo avanza la propuesta central de este Gobierno.

Desde una cárcel en Estados Unidos afirma que, si como dice el ...

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El exjefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, Salvatore Mancuso, ya no ve tan clara la paz total si esta no da estatus político al Clan del Golfo. En agosto pasado, en una entrevista con este diario, aseguraba que la propuesta de negociar con todos los grupos armados era “posible”; pero ahora ha enviado una carta al presidente Gustavo Petro y a los presidentes del Senado y la Cámara con sendas críticas a cómo avanza la propuesta central de este Gobierno.

Desde una cárcel en Estados Unidos afirma que, si como dice el Comisionado de Paz, Danilo Rueda, están haciendo lo mismo que Gobiernos anteriores, entonces podrían estar conduciendo a los grupos armados a un “entrampamiento porque eso fue lo que ocurrió con el gobernó de Álvaro Uribe”, escribe.

Mancuso es uno de los protagonistas más conocidos de la guerra en Colombia. Fue uno de los jefes máximos de las AUC, acusado de dirigir 139 masacres en las que fueron asesinadas 800 personas, entre otros muchos delitos. La pasada década firmó el proceso de paz que hizo el expresidente Álvaro Uribe con los paramilitares y es recordado por los colombianos por su presencia en el Congreso de la República en 2004, donde fue recibido con aplausos por parte de la mayoría de senadores, una bofetada para sus víctimas; y también, por ser uno de los jefes paramilitares luego extraditados a Estados Unidos por orden de Uribe.

De esa experiencia con la extradición habla en la carta que también envió a los presidentes del Senado, Roy Barreras, y la Cámara de Representanes, David Racero. “Con mentiras, como lo ha hecho el Estado en todas sus negociaciones de paz, desmovilizan las organizaciones armadas para luego dejarlas a merced de la inseguridad jurídica y física, la extradición y el gatillo de los enemigos de la paz”, señala en el documento.

Mancuso también critica lo que llama una “actitud ideologizada del Comisionado”, quien ha asegurado en medios que la paz total parte del Acuerdo de Paz del Teatro Colón, que selló la paz entre las extintas FARC y el Gobierno. Según Mancuso, esto denota que Rueda quiere “resolverle la situación a Iván Márquez y del ELN (sic)- haciéndole recuperar el carácter político que se diluyó cuando entró de lleno en el negocio del narcotráfico- pero desconociendo que en este siglo se firmaron dos grandes acuerdos que han configurado el escenario de paz y conflicto en Colombia”.

Carta del exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, enviada al presidente de Colombia, Gustavo Petro, en donde critica el avance de la ‘paz total’.Cortesía

La participación de los miembros de las FARC que retomaron las armas tras firmar el acuerdo de paz de 2016 ha sido una de las críticas más fuertes a la paz total, particularmente la inclusión de La Segunda Marquetalia que lidera Iván Márquez. En diferentes momentos el senador Humberto de La Calle, que fue negociador jefe del Gobierno de Juan Manuel Santos para la paz, así como diversos analistas, han señalado que ese puede ser entendido como un premio a quienes incumplieron el acuerdo. “Es un pésimo mensaje para los centenares de guerrilleros que han venido firmemente cumpliendo el acuerdo de La Habana, porque pueden decir que a lo mejor hubiera sido preferible incumplir”, expresó De La Calle en septiembre pasado.

Otro debate, el de la sujeción o el carácter político a los integrantes del Clan del Golfo, se está tomando los espacios políticos más recientes. El presidente Petro ha sido tajante. “Simple, no hay negociación con narcotraficantes, los grupos armados sin origen político negociarán con la Fiscalía”, dijo a través de Twitter. En días anteriores Roy Barreras, que es aliado del presidente y fue negociador con las FARC, pidió al Gobierno suspender todo tipo de diálogo, conversación o negociación con narcotraficantes hasta que se apruebe la ley de sometimiento. “Narcotraficantes, a ley de sometimiento”, dijo Barreras en el Congreso.

Mancuso insiste en su carta que el Clan del Golfo es un actor político. Defiende que así lo fueron las AUC a su mando y que no se puede desconocer que este grupo, en su momento comandado por Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, “tiene control territorial real y suplanta al Estado en muchos lugares del país”. Según el exjefe paramilitar, no puede existir entonces una asimetría entre el Clan del Golfo y actores como las disidencias de las FARC y el ELN. “Ni las organizaciones postparamilitares son un grupo de bandidos sin más; ni las disidencias incluido el ELN son organizaciones político militares como se conocieron antaño”, afirma. Según Mancuso, no solo tienen control territorial y político, sino que “todas, sin excepción, se financian del narcotráfico”.

La carta de del exjefe paramilitar, fechada el 8 de marzo, dice que “la ley de sometimiento lo único que propone es “cárcel, extradición o muerte” y coincide con las declaraciones del abogado del Clan del Golfo, Ricardo Giraldo, que ha dicho que ese grupo buscará reconocimiento político. “Si lo que se quiere con las Autodefensas Gaitanistas es someterlas, como se ha dicho, ¿para qué se habla entonces de una negociación? Cuando uno se somete, no negocia”, dijo a Caracol Radio.

El exjefe paramilitar que cumplió su condena por narcotráfico en Estados Unidos y al que un juez le concedió la libertad condicional en Colombia, vuelve a pedir pista en espacios públicos. No es la primera vez que lo hace y por eso su carta ha sido recibida al interior del Gobierno como una manera de reencaucharse en el debate político. Ahora propone realizar una audiencia pública latinoamericana en la que se hable de paz total. Hasta ahora ningún alto funcionario ni del Gobierno ni del Congreso han respondido.

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