Causa Justa: un año histórico para la libertad y autonomía de las mujeres

La despenalización del aborto no impone la decisión de abortar a ninguna persona, sino que libera a las mujeres de tener que asumir embarazos o maternidades forzadas

Ana Cristina González Vélez Catalina Martínez Coral
Un grupo de mujeres celebra la decisión de la Corte Constitucional de despenalizar el aborto, el 22 de febrero de 2022, en Bogotá.Carlos Ortega (EFE)

Hace un año, desde el Movimiento Causa Justa, logramos mediante una demanda que la Corte Constitucional eliminara el delito de aborto hasta la semana 24. Más de 200 organizaciones y miles de personas nos unimos para transformar la conversación al respecto en todo el país. Ahora buena parte de la sociedad colombiana comprende que la decisión sobre continuar o no un embarazo es una elección que afecta profundamente el proyecto de vida de las mujeres y que debe...

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Hace un año, desde el Movimiento Causa Justa, logramos mediante una demanda que la Corte Constitucional eliminara el delito de aborto hasta la semana 24. Más de 200 organizaciones y miles de personas nos unimos para transformar la conversación al respecto en todo el país. Ahora buena parte de la sociedad colombiana comprende que la decisión sobre continuar o no un embarazo es una elección que afecta profundamente el proyecto de vida de las mujeres y que debe ser tomada libremente.

A un año de esta histórica decisión, conmemoramos que gracias a ella tenemos uno de los marcos legales más garantistas del mundo, que nos permite a todas decidir con dignidad, libertad, autonomía y mayor protección de nuestros derechos. Reconocemos que las autoridades cumplieron con la obligación de formular un marco regulatorio integral: la resolución 051 de 2023 del Ministerio de Salud, que da directrices concretas sobre cómo debe brindarse este servicio de salud y refuerza la certidumbre que nos trajo la sentencia.

Aunque no hay cifras oficiales sobre el acceso al aborto en todas las regiones, la Fundación Oriéntame, uno de los prestadores de servicios más importantes, reporta que ha brindado atención a más de 11.600 mujeres que buscaron interrumpir su embarazo, una cifra similar a la del año anterior. Además, señala un aumento en el porcentaje de mujeres que buscan y logran acceder al servicio por medio de su EPS, el 93% de ellas en las primeras 12 semanas de gestación.

Sin embargo, muchas mujeres todavía deben enfrentar barreras de acceso entre las que se encuentra la dilación del servicio que les permitiría hacer realidad su decisión. Tales barreras afectan particularmente a mujeres, niñas, adolescentes y personas gestantes en situaciones de vulnerabilidad. Precisamente este fue uno de los argumentos que Causa Justa presentó ante la Corte Constitucional: queríamos eliminar el delito de aborto para garantizar ese servicio de salud esencial sin discriminación.

A pesar de los avances que llevaron a que Colombia sea considerado un referente regional en la garantía de derechos reproductivos, aún hay sectores que se rehúsan a aceptar la decisión del tribunal constitucional, e instrumentalizan la lucha de las mujeres para intentar retroceder y sacar réditos políticos. A ellos les recordamos que la despenalización del aborto no impone la decisión de abortar a ninguna persona, sino que libera a las mujeres de tener que asumir embarazos o maternidades forzadas. Hoy en Colombia cada persona tiene la libertad de decidir sobre su propio proyecto de vida conforme a sus valores más íntimos.

De ahí que sea tan importante avanzar en la despenalización social del aborto y a eso apostamos desde el Movimiento Causa Justa. Hemos desplegado en los últimos años un método político del que quizás el país pueda aprender para avanzar en otras conversaciones difíciles o polarizantes. Un método basado en las ideas, en la argumentación pública, en las manifestaciones pacíficas, en la construcción de diálogos en las regiones, entre distintos actores, con grupos diversos. Un método que, a partir de la transparencia en las ideas y los argumentos expresados en voz alta, pública y honestamente, genere confianza. Una confianza que permita que se abran los diálogos y se propicien los cambios.

Por eso, no guardar silencio es nuestra mayor defensa, nuestra más potente arma. Una que no cobra vidas pero que en cambio sirve para recuperar la dignidad y para dar a las mujeres espacios para existir tal y como ellas lo sueñen.

Cambiar la cabeza y el corazón de las personas, de cada vez más personas, mantener la voz en alto, sumar aliados y aliadas, será la salvaguardia de nuestra libertad.

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