La salsa caleña, Patrimonio Cultural Inmaterial de Colombia

El Ministerio de Cultura otorga este reconocimiento a este tipo de baile para que se siga cuidando e investigando en Cali

El Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura otorgó este lunes, el reconocimiento a la salsa caleña como Patrimonio Cultura Inmaterial de Colombia.Foto: Jaír Coll | Vídeo: EPV

La salsa llegó a Cali en tren. Concretamente, se cuenta que lo hizo desde el Puerto de Buenaventura en forma de un disco de acetato. Antes, había navegado por el Océano Atlántico en barcos que venían de Cuba y Nueva York.

Corría la década de los 50, y la ciudad ya era entonces un espacio de encuentro entre la cultura andina y la del Pacífico, una amalgama de identidades en busca de su propia razón de ser.

Y en esas llegó la salsa. Como aquel ritmo que en el inicio no era más que una síntesis nacida en los barrios latinos de Nueva York del son cubano, el jazz y el blues de EE UU, ...

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La salsa llegó a Cali en tren. Concretamente, se cuenta que lo hizo desde el Puerto de Buenaventura en forma de un disco de acetato. Antes, había navegado por el Océano Atlántico en barcos que venían de Cuba y Nueva York.

Corría la década de los 50, y la ciudad ya era entonces un espacio de encuentro entre la cultura andina y la del Pacífico, una amalgama de identidades en busca de su propia razón de ser.

Y en esas llegó la salsa. Como aquel ritmo que en el inicio no era más que una síntesis nacida en los barrios latinos de Nueva York del son cubano, el jazz y el blues de EE UU, en el Valle del Cauca se convirtió en la forma de expresar su frenética forma de entender la vida. Los caleños sintieron pronto la necesidad de acelerarlo: de 33 revoluciones por minuto a 45.

El resultado de aquel cambio es lo que hoy se conoce como salsa caleña, una variedad de este estilo musical que se baila a toda velocidad. Así, si los bailarines más antiguos de ciudades como La Habana gustan de bailar sin levantar los pies del suelo y con una baldosa como toda pista de baile, en Cali son comunes los saltos e incluso alguna que otra voltereta: la salsa caleña te da libertad.

Con el paso de las décadas, esta manera de entender la salsa a todo trapo y sin la menor concesión se volvió legendaria. Cantantes como Richie Ray y Bobby Cruz escribieron sobre la forma que tenían las caleñas de mover los pies, fascinados por el hecho de que ellos mismos, músicos adiestrados en todo tipo de ritmos, eran incapaces de seguir sus movimientos.

Parte de aquello quedó para siempre grabado en 1970 en la mítica canción Amparo Arrebato, escrita en honor a una bailarina popular caleña cuyos pasos simbolizaban la fuerza y la rapidez que caracterizan la manera que tienen de entender la salsa en la región.

“La salsa puertorriqueña se empezó a mezclar con los sonidos y la tradición de la población afro del Pacífico colombiano, que le da un sabor particular. En esa apropiación nació la salsa caleña, por eso es distinta al resto”, asegura el secretario de Cultura de Cali, Ronald Mayorga.

Grupo de bailarines del tradicional Salsódromo, durante la Feria de Cali.Ernesto Guzmán Jr. (EFE)

El Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura otorgó este lunes, en el cumpleaños número 486 de la ciudad de Cali, el reconocimiento a la salsa caleña como Patrimonio Cultura Inmaterial de Colombia.

La designación como patrimonio se da después de nueve años de un trabajo intenso de todas las personas que componen el universo de la salsa en la sucursal del cielo, como se le conoce a la capital vallecaucana, y que lucharon por proteger la música que les ha dado una identidad y orgullo nacional.

El complejo Musical Dancístico de la Salsa Caleña, compuesto por bailarines, músicos, compositores, expertos, orquestas y periodistas del género musical, ahora se encuentra en la lista de las cosas que representan el Patrimonio Cultural de la Nación Colombiana.

Ahora, los caleños tienen la labor de crear estrategias para seguir cuidando e investigando en la salsa. “Debemos apoyar a los sectores donde se dan procesos alrededor de la salsa para que esta manifestación cultural se sostenga en el tiempo y pueda seguir pasando este legado de generación en generación”, asegura el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina.

En los barrios obreros de la ciudad todavía existen bares como la Matraca o la Topa Tolondra en donde los hombres y las mujeres van solos todas las noches, sobre todo los domingos, a bailar toda la tarde salsa sin necesidad de hablar con el compañero. Su único objetivo es mover los pies a todo lo que da el ritmo de la salsa en Cali.

“Hay ciudades que cantan, Cali baila”, dice Mayorga, que afirma que la salsa les ha ayudado a transitar por los momentos más difíciles de la historia de la ciudad.

“En los años 80 y 90, cuando la ciudad era gobernada por el narcotráfico, nacieron las grandes orquestas de salsa de la ciudad como el Grupo Niche o la orquesta Guayacán, que le cantan al amor y al desamor, pero también a la historia de sus barrios y su relación con la ilegalidad”, asegura Mayorga, que dice que este reconocimiento llega como una bocanada de aire fresco a la ciudad después del estallido social del año pasado que se tomó las calles y dejó mucha violencia.

La salsa Caleña, Patrimonio Cultural Inmaterial de Colombia, Cali, el 25 de julio de 2022.Jair Fernando Coll Rubiano

Las nuevas generaciones de la salsa caleña

Fue precisamente después del estallido social y durante la pandemia de la Covid-19 que Stephanie López, de 33 años, empezó con el colectivo Salsa sin Miseria y el semillero de Melomanitos La Nueva Guardia. Se trata de un espacio donde se promueve la cultura salsera en niños de cinco a 17 años en zonas vulnerables de la ciudad. “El objetivo es darles un espacio para que usen su tiempo libre de una buena forma y aprendan sobre la historia de la salsa y por qué es tan importante para la ciudad”, asegura López.

La salsa está en el día a día de los niños, desde las clases de baile que reciben en el colegio a algo tan básico como salir a la calle y escuchar una ciudad que vibra al ritmo de canciones que hablan sobre su identidad como Cali Pachanguero o Mi Valle del Cauca, del Grupo Niche. Desde el semillero aspiran a que este reconocimiento ayude a llegar a más comunidades y darles más visibilización para continuar con su labor.

Jalver Leudo Dinastía, de 62 años, lleva bailando desde que tenía cuatro, desde que veía a sus papás “tirar paso” en los bailes comunitarios. La salsa se volvió”su camino de esperanza”, porque a través de ella pudo hacer mucho trabajo social. Leudo fue uno de los creadores del Festival Mundial de Salsa, hace 12 años.

El músico asegura que le debe su vida a la salsa y que ha podido conocer el mundo gracias a ella. Ahora, aspira a que sea el propio baile quien dé a conocer la ciudad como parte del patrimonio a nivel nacional.

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