Delicioso arte imperfecto
El filipino Mark Paragua produce un aquelarre de sacrificios cuyas fallas técnicas se antojan poco importantes ante tanta belleza
Hasta hace un cuarto de siglo, antes de que los programas informáticos nos delatasen los errores en segundos, la imperfección de algunas combinaciones muy brillantes podía tardar años en descubrirse. Los ejemplos más famosos son algunas obras de arte del campeón del mundo Mijaíl Tal, científicamente erróneas pero casi imposibles de refutar por su rival en la partida viva, con el reloj en marcha. Además, una inmensa mayoría de los aficionados sigue pensando hoy que esas gemas son obras de arte, a pesar de su imperfección técnica.
Algo similar ocurre con la maravilla de este vídeo. El filipino Mark Paragua (Manila, 1984; residente en Nueva York) sacrifica una pieza tras otra, en un aquelarre de belleza. Hay fallas, sí, pero al estilo del viejo adagio italiano (se non è vero, è ben trovato; si no es cierto, está bien compuesto), a nadie deberían importarle.