Hipermoderno perece por asfixia
El israelí Rodshtein castiga con gran precisión y belleza el juego desde el fondo de la pista de su rival, quien cede todo el espacio
No hay una sola manera de jugar bien al ajedrez. Hace más de cien años nació la escuela hipermoderna: en lugar de ocupar el centro con peones, se presiona con las piezas desde lejos, y para aprovechar las debilidades creadas por el avance de los peones rivales, y solo después se efectúan rupturas con los peones propios. Jugar así requiere un conocimiento muy profundo de la estrategia. El chino Zhou Jianchao lo tiene (2.655 puntos Elo en la lista mundial cuando jugó esta partida en el abierto Aeroflot de Moscú, en 2011). Pero espera demasiado tiempo para que sus peones centrales actúen (16 …a5 es un error, en lugar de e6).
Y además se encuentra con un día muy inspirado de su adversario, el israelí Maxim Rodshtein (San Petersburgo, 1989), uno de los muchos grandes maestros rusos judíos que emigraron desde la URSS o Rusia. Castigar ese tipo de juego suele requerir una gran precisión. Rodshtein la exhibe, y además la adorna con enorme belleza.
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