Giri triunfa porque Abdusattórov falla en el momento clave
Carlsen, 3º empatado con el uzbeko y derrotado por ambos, fracasa tras renunciar a su corona y se aleja de los 2.900 puntos
Anish Giri, de 28 años, cuyo talento es tan grande como su miedo a perder, arriesgó por una vez, y la jugada le salió redonda. Él ganó con brillantez al rumano Richard Rapport mientras su compatriota Jorden van Foreest tumbaba a quien fue líder todo el torneo, el uzbeko Nodirbek Abdusattórov, de 18 años, quien se hundió en el momento decisivo a pesar de que su frialdad parecía propia de un desactivador de bombas. Eso le da el primer premio a Giri ...
Anish Giri, de 28 años, cuyo talento es tan grande como su miedo a perder, arriesgó por una vez, y la jugada le salió redonda. Él ganó con brillantez al rumano Richard Rapport mientras su compatriota Jorden van Foreest tumbaba a quien fue líder todo el torneo, el uzbeko Nodirbek Abdusattórov, de 18 años, quien se hundió en el momento decisivo a pesar de que su frialdad parecía propia de un desactivador de bombas. Eso le da el primer premio a Giri en el Festival Tata de Wijk aan Zee, el Roland Garros del ajedrez, donde el campeón del mundo, el noruego Magnus Carlsen, 3º y derrotado por Giri y Abdusattórov, ha fracasado en el inicio del año de su renuncia al título.
Incluso en el día más brillante de su carrera hasta ahora (es su primer triunfo en Wijk aan Zee), Giri confirmó su falta de ambición e instinto asesino: “No esperaba este desenlace, francamente. Sí consideré la posibilidad de que Jorden ganase, Magnus también y yo hiciese tablas, lo que nos hubiera obligado a disputar una muerte súbita [ajedrez relámpago] de la que yo estoy absolutamente en contra como método de desempate; pensé incluso en no jugar el torneo por ese motivo”, explicó, tras abrazar a su esposa, la gran maestra georgiana Sopiko Guramishvili, y sus dos hijos.
“A veces soy capaz de arriesgar”, agregó con sorna Giri, quien venció a Carlsen en la 4ª ronda, en referencia a las numerosas críticas que recibe desde hace muchos años por no hacerlo. Luego se puso más serio para agradecer a su compatriota van Foreest su ayuda de oro: “Él no tenía ninguna motivación especial para luchar a tope en la última ronda contra el líder del torneo. Y sin embargo lo ha hecho. Es muy impresionante, porque hemos jugado como si fuera una competición por equipos, mirándonos mutuamente las posiciones cada poco. Le estoy muy agradecido”. Y subrayó la enorme dureza del Festival Tata, un sistema de liga entre catorce: “Ganar un torneo donde juega Carlsen ya es dificilísimo de por sí. Pero es que además este en concreto ha sido durísimo por la gran calidad de todos los participantes. Una buena muestra de ello es que no habría sido una gran sorpresa si el último, Arjun Erigaisi, hubiera sido el vencedor porque los catorce teníamos fuerza para serlo”.
Carlsen, feliz durante solo un mes
“Después de mis tempranas derrotas ante Giri y Abdusattórov, me propuse que el torneo no fuera un desastre para mí. Pero no lo he conseguido”, dijo Carlsen a EL PAÍS mientras abandonaba el polideportivo de Wijk aan Zee, donde ha triunfado en ocho ediciones. La enorme felicidad que sintió el 30 de diciembre por ser triple campeón (ajedrez clásico, rápidas y relámpago) está ya eclipsada por este fracaso en el Roland Garros del ajedrez. En lugar de acercarse al durísimo objetivo de los 2.900 puntos en la lista mundial, su tercer puesto (por peor desempate que Abdusattórov) le hace perder 7,3.
Durante la celebración con sus allegados en la noche del 30 de diciembre en Almaty (Kazajistán), tras proclamarse campeón de rápidas y relámpago, Carlsen resaltó: “Esto que he logrado aquí es muy importante. Mi autoestima tiene ahora gasolina al menos para un año”. Y no para un año cualquiera, porque 2023 será resaltado siempre en la biografía del noruego: el 1 de mayo dejará de ser el campeón de ajedrez clásico porque ha renunciado al título, argumentando como principal motivo -véase especialmente su entrevista con Lex Friedman en YouTube- su miedo a perder frente a rivales que él considera claramente inferiores.
El número uno de un escalafón es el Finisterre: más allá, la nada. Por eso Henrik Carlsen, el padre de Magnus, ha intentado motivarlo de diversas maneras en los últimos años; la principal, resaltando que por debajo del número uno hace un frío que pela: mucho menos dinero de diversas fuentes (premios, fijos, publicidad, valor de sus acciones en empresas…), fama, reconocimiento social para ser recibido en altas instancias, etc.). En ese contexto, es fundamental seguir siendo el indiscutible número uno el año en que renuncia al título de la modalidad clásica (y todavía la más importante, de lejos). Y el traspié en Wijk aan Zee le dejará con esa espina clavada, al menos hasta el torneo de Stavanger (Noruega), a finales de mayo. En 2022, Carlsen triunfó en Wijk aan Zee y Stavanger, y se retiró en la 3ª ronda de la Sinquefield Cup en San Luis (EEUU) tras perder ante el estadounidense Hans Niemann y acusarlo sin pruebas de hacer trampas. Son los únicos torneos individuales de ajedrez clásico que jugó en todo el año.
El sábado, tras luchar durante seis horas sin poder ganar al prodigio indio Praggnanandhaa, Carlsen parecía destruido: “Nunca en mi vida le había visto tan mal”, asegura Fiona Steil-Antoni, encargada de las entrevistas oficiales con los jugadores tras las partidas. La victoria final sobre Erigaisi le dio fuerzas para felicitar a Giri y despedirse con una sonrisa. Pero la fuerza indómita y la soledad intrínseca del número uno salieron a relucir cuando un periodista holandés le preguntó si, al no ganar él, le parecía bueno que lo hiciera el ídolo local. Carlsen sonrió, y no se contuvo: “Si pensara así, habría llegado la hora de retirarme”.
Tal como iban las cosas en la 3ª hora de la última jornada, todo indicaba que Abdusattórov no podía perder, por la solidez de su posición, mientras Giri presionaba mucho a Rapport, pero sin lograr todavía una ventaja nítida. De pronto, el rumano, tan brillante como inestable, cometió un grave error táctico y fue fulminado por Giri de manera espectacular. Al verlo, la supuesta serenidad a prueba de bombas de Abdusattórov se derritió como un azucarillo: tenía una continuación lógica que le garantizaba el empate y optó por otra que le dejó claramente peor. Y Van Foreest no falló en su deber patriótico.
La victoria de Giri, que le asciende al 5º puesto de la lista mundial, eliminaba la remota probabilidad de Carlsen de ganar el torneo. Sin embargo, el campeón siguió luchando hasta que, tras cinco horas y media, doblegó a Erigaisi. Además de su fracaso, llama la atención la flojedad del 2º del mundo, el chino Liren Ding (quien ahora baja al 3º), aunque debe tenerse en cuenta que guarda sus mejores armas para el duelo por el título contra el ruso Ian Niepómniashi en abril. Y también el iraní Parham Maghsoodloo, de 22 años, empatado en el 5º puesto y ahora 23º del mundo, que refuerza el gran auge del ajedrez en su país de la huida del fenómeno Alireza Firouzja, 4º del mundo a los 19, a Francia a principios de 2020.
Ultima ronda: Praggnanandhaa – So, tablas; Erigaisi – Carlsen, 0-1; Aronián – Maghsoodloo, 0-1; Keymer – Gukesh, tablas; Ding – Caruana, tablas; Giri – Rapport, 1-0; Abdusattórov – Van Foreest, 0-1.
Clasificación final: 1º Giri 8,5; 2º-3º Abdusattórov y Carlsen 8; 4º So 7,5; 5º-6º Caruana y Maghsoodloo 7; 7º-8º Aronián y Rapport 6,5; 9º-10º Praggnanandhaa y Van Foreest 6; 11º-12º Ding y Gukesh 5,5; 13º Keymer 5; 14º Erigaisi 4.
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