Los economistas no se han distinguido en los últimos tiempos por el acierto en sus previsiones. Y nada garantiza que no vuelvan a equivocarse en el futuro. Además, con frecuencia las opiniones de unos y otros son contradictorias. Ahora, sin embargo, hay entre ellos práctica unanimidad en algo: el Gobierno es demasiado optimista en sus previsiones.
Construya ahora y pague en los próximos 30 años. El Gobierno ha tirado de la colaboración público-privada para garantizar la licitación de proyectos por valor de 17.000 millones de euros en los próximos dos años, mediante concesiones de construcción y mantenimiento de infraestructuras de hasta 30 años, para evitar que esa inversión compute ahora en el déficit público.
Alan Greenspan, considerado durante 18 años como la voz más respetada en el mundo económico y financiero, admitió ayer haberse equivocado el 30% de las veces. "Claro que cometí errores", dijo ante la comisión que investiga las causas de la crisis financiera. Pero la burbuja inmobiliaria, aclaró, no fue culpa suya.
Todo lo que podía empeorar en Grecia lo hizo ayer. La pérdida de confianza en el Gobierno de Atenas provocó que los inversores -con la colaboración interesada de los especuladores- dispararan el diferencial de rentabilidad entre el bono griego a 10 años y el bund alemán, que llegó a situarse en 412 puntos básicos (4,12 porcentuales)
Renault-Nissan y Daimler, el fabricante de Mercedes, crearon ayer la primera pareja franco-alemana en el sector del automóvil europeo al suscribir un intercambio de acciones. En España, esta cooperación estratégica beneficiará a la planta vitoriana que fabrica furgonetas Mercedes-Vito, ya que recibirá transmisiones y motores más ligeros. "Supondrá más trabajo para la planta de Vitoria", asegura Dieter Zetsche, presidente de Daimler.