IU quiere volver a respirar

Tras la catástrofe electoral de 2008, algunas encuestas vaticinan que subirá en estas elecciones y que será clave para que el PSOE no pierda ciertos Gobiernos en favor del PP

La noche electoral de las generales de 2008 fue un funeral en la sede de IU. No solo hubo lágrimas, hubo desconcierto, vértigo, terror al futuro. La crisis del capitalismo mundial había explotado ese año –ya venía apuntando- y el anticapitalismo del que IU se sentía única representante no solo no sacó rédito electoral sino que obtuvo los peores resultados de su historia. La tercera fuerza política española perdió 300.000 votos, tres de sus cinco diputado...

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La noche electoral de las generales de 2008 fue un funeral en la sede de IU. No solo hubo lágrimas, hubo desconcierto, vértigo, terror al futuro. La crisis del capitalismo mundial había explotado ese año –ya venía apuntando- y el anticapitalismo del que IU se sentía única representante no solo no sacó rédito electoral sino que obtuvo los peores resultados de su historia. La tercera fuerza política española perdió 300.000 votos, tres de sus cinco diputados y el  grupo parlamentario. Parte de la culpa era, como siempre, de la Ley Electoral, que tira cientos de miles de votos de esta formación a la basura en cada convocatoria; pero eso no lo explicaba todo. Algún dirigente se preguntaba aún meses más tarde: “¿Qué hemos hecho mal?”

IU puede ahora sacudirse ese trauma. Varias encuestas dicen que subirá en estas elecciones. Dicen, incluso, que podría ser clave para que el PSOE no pierda ciertos gobiernos a favor del PP. El destino de Extremadura, Castilla-La Mancha o Asturias podría depender de los resultados de IU el 22-M. Serían bisagra, y volverían a respirar. Pero nadie va a hacerlo hasta el día 23. No se les olvida que, durante la campaña de 2008, las esperanzas eran tantas que Gaspar Llamazares terminaba cada mitin reclamando un ministerio para IU. Y acabó dimitiendo tras el desastre.

Cayo Lara se estrena

Esta es la primera campaña de Cayo Lara como protagonista. Ya era coordinador general cuando se celebraron las europeas de 2009, pero en aquella campaña el peso recayó sobre el candidato, Willy Meyer, y además las europeas no tienen la relevancia –ni en el reparto de poder ni en la extensión del mensaje- de unas autonómicas y municipales. La diferencia fundamental entre él y Gaspar Llamazares es que Lara cuenta ahora con toda la dirección de IU detrás, tras conjurarse todas las familias contra el enfrentamiento cainita de antaño; Llamazares hizo la última campaña en medio de una profunda división, asaeteado por la dirección del PCE y sorteando algunas zancadillas.

Euforia en Valencia, depresión en Euskadi

Lara se ufana de que en todos los mítines ha llenado los auditorios (aunque el aforo suele ser pequeño, no más de un millar de personas) y asegura que, frente a lo sucedido en otras campañas, esta está sirviendo para ganar apoyos, no para restarlos. Siente que el apoyo está creciendo en toda España. Algún miembro de su equipo más cercano rebaja la euforia y admite grados por territorios. “Estamos impresionados sobre todo con la acogida en la Comunidad Valenciana y en otras como Castilla y León o Baleares. Aparte de eso, la campaña va bien en las grandes, Madrid, Andalucía y Asturias, pero mal en Euskadi. Allí, muy mal”. Muy mal porque la federación vasca aún no se ha recuperado del madrazismo y el postmadrazismo. Bajo la coordinación de Javier Madrazo sufrió una deriva soberanista que no todos los sectores de IU comprendieron, y cuando Madrazo dimitió tras el desastre electoral de 2009 –después de años de gobierno con el PNV-, la organización quedó desorientada y en depresión. Una parte ya se había desgajado en Alternatiba, y ahora integra Bildu junto a EA e independientes afines a Batasuna. Tampoco la dirección federal fue nunca clara respecto al discurso pronacionalista de Madrazo, y sigue sin serlo.

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El PSOE es la derecha... pero no tanto

El mensaje de IU está siendo de manual: el votante de izquierdas, según Lara, sólo tiene una alternativa: votar IU. Porque el resto es derecha: el PP, la obvia; el PSOE, la “transformista”. Eso ya lo decía Llamazares en 2008 -“Zapatero coge el violín con la izquierda y lo toca con la derecha”- y ahora cobra nuevo sentido tras el giro de 180º que le ha dado el PSOE a sus políticas para adaptarlas a lo que exigen “los mercados”. Lara machaca por ahí a los socialistas en sus mítines. “Zapatero mete miedo diciendo que viene la derecha… ¡si la derecha la ha traído él con su política!”, clama el coordinador. Pero son eso, mítines, porque a la hora de la verdad no hay ninguna duda de que, si de IU depende, los gobiernos que estén en cuestión, autonómicos o municipales, serán para el PSOE. “No vamos a dejar pasar a un alcalde o a un presidente del PP si está en nuestra mano. Eso nunca”, admiten desde la dirección de IU. Así que el PSOE es tan derecha como el PP… pero menos.

La refundación que se quedó en un apretón de manos

Tras la dolorosa derrota de 2008, IU tenía dos objetivos: poner fin a la guerra pública entre sus distintas familias y refundarse como propuesta política (se trataba de averiguar si el problema no eran solo las formas sino también el fondo). Las dos cosas las anunciaron solemnemente. La primera se ha cumplido: Lara está arropado por una dirección colegiada que tiene cuotas para todos los sectores, y eso ha facilitado la unidad. Eso y el temor a un nuevo descalabro electoral que podría suponer el fin de IU. El segundo objetivo, sin embargo, quedó en casi nada. La refundación, que iba a traer savia nueva, incorporar a desencantados de IU que un día se fueron, y que se planteaba incluso un cambio de siglas, tuvo su propio congreso pero escasísimas consecuencias prácticas. IU sigue siendo IU. Su programa y sus consignas siguen siendo los mismos, y en los mítines de esta campaña no se han dicho cosas distintas a las que se decían en 2008. No hubo refundación, hubo paz interna.

Los que se quedaron por el camino

Hay nombres propios que han abandonado el barco en estos cuatro años, desde las últimas elecciones autonómicas y municipales. El más sonoro y que más pesa es el de Rosa Aguilar, la esperanza de muchos en IU, la que parecía destinada a comandar la organización un día como hija política de Julio Anguita y objeto de respeto de tirios y troyanos dentro de IU (y de buena parte de la ciudadanía fuera), la alcaldesa de la única capital de provincia gobernada por la formación. Pasó lo contrario, lo más doloroso: Aguilar se fue en 2009, y se fue a un Gobierno del PSOE. La ruptura fue un golpe muy duro; a los dirigentes de IU no les gusta hablar de ello, ni siquiera mal.

También en este tiempo la cúpula de la organización ha perdido a uno de sus rostros más populares, Inés Sabanés –arrinconada por la federación de Madrid hasta que decidió dejar sus cargos a principios de este año-, y a uno de los más polémicos, Javier Madrazo.

La última incógnita es qué pasará, dentro de un año, con Gaspar Llamazares. Hace meses se daba por hecho que esta era su última legislatura como diputado, después de dejar la coordinación general a principios de 2009 y habiendo capitaneado el barco en los momentos de mayor desazón. Ahora, sin embargo, parece posible que repita. Pero ese debate se dará en 2012. Cuando la campaña de las generales sustituya a esta, la de autonómicas y municipales, que hoy toca a su fin.

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