Protegiendo juntos y juntas el Bosque de Agua
Las comunidades sufren fuertes presiones en materia de tala ilegal, extracción de tierra de monte y cambios de uso de suelo, pero tenemos la convicción de que, trabajando de la mano, avanzaremos para frenar los delitos ambientales
En los 100 primeros días de Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, el pasado 7 de enero quedó marcado como uno especial. Fue un referente para quienes —como ella— estamos comprometidos y comprometidas desde hace décadas con la defensa y protección del medio ambiente y los recursos naturales de México.
En línea con la política ecológica y ambiental humanista que impulsamos a nivel federal, se concretó la primera acción metropolitana. Junto con Clara Brugada, jefa de Gobierno de la Ciudad de México; Delfina Gómez, gobernadora del Estado de México; Margarita González, gobernadora de Morelos; y, en nombre de las comunidades del Bosque de Agua, Lucero González, habitante de San Juan Atzingo y coordinadora de la Unión de Brigadas de la Cuenca Alta del Río Amacuzac, firmamos —como titulares de la Semarnat y de la Profepa— un inédito convenio de coordinación para frenar la tala ilegal y combatir otros delitos ambientales en el Bosque de Agua.
¿Por qué nos debe importar?
Este maravilloso territorio, compartido por 37 municipios de las tres entidades, es la principal fuente de abastecimiento de agua para la región centro de México; es decir, para más de 25 millones de personas. Sumado a ello, nos brinda un clima fresco y aire limpio. Además, es hogar de cientos de comunidades y pueblos, muchos de ellos indígenas. Por otro lado, tiene una inmensa capacidad para capturar carbono y generar alimentos de manera sostenible. Se estima que, en sus más de 237 mil hectáreas, se encuentra el 2% de la biodiversidad planetaria y el 10% de la biodiversidad nacional. Entre sus árboles y pastizales, preserva mil 212 especies, 325 de ellas endémicas.
Pueblos y comunidades que habitan y defienden este bosque alzaron la voz durante años, presentaron incontables denuncias y variadas propuestas para proteger su patrimonio natural. Durante la época neoliberal, encontraron en el Estado cerrazón y poca sensibilidad. Hoy, en el segundo piso de la Cuarta Transformación, podemos decir que escuchamos sus preocupaciones y, por indicación de la presidenta Sheinbaum, las atendemos de forma puntual y comprometida. Nos guía la máxima de que: “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”.
La procuración de la justicia ambiental no debe ser una labor reactiva de las autoridades ante situaciones coyunturales, debe también fomentarse a través de la participación ciudadana, el aprovechamiento sustentable, la investigación, así como del conocimiento ancestral que custodian sus guardianes.
Por ello, este acuerdo responde a una demanda histórica. El trabajo que hemos realizado desde el sector ambiental en los primeros meses de la presente administración, es una respuesta contundente a una exigencia social de parte de los habitantes de este territorio.
Somos conscientes de que el Bosque de Agua sufre fuertes presiones en materia de tala ilegal, extracción de tierra de monte y cambios de uso de suelo. No obstante, tenemos la convicción de que, trabajando de la mano con las comunidades, gobiernos estatales e instituciones de seguridad, avanzaremos de forma eficaz para frenar los delitos ambientales.
El propósito de este convenio es devolver al bosque su característica de ser un territorio seguro para sus habitantes, donde las familias puedan vivir dignamente, aprovechando de forma sustentable y legal los recursos y donde la recarga del acuífero y la conservación tengan un lugar prioritario. En paralelo, buscamos mantener los invaluables beneficios y servicios que el Bosque de Agua nos da a los millones de personas que vivimos en el centro del país.
A través de este instrumento, nos comprometimos a inspeccionar, vigilar y combatir férreamente la extracción ilegal de recursos forestales de la mano de las instituciones de seguridad como la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa. Entre las acciones que vamos a realizar en conjunto, se encuentran los operativos para desincentivar la tala y frenar los cambios de uso de suelo. Asimismo, las instituciones firmantes aportarán recursos materiales y logísticos para proteger este territorio, incluyendo espacios físicos para el tratamiento de bienes asegurados o decomisados. De igual forma, se presentarán denuncias penales por delitos forestales, se coadyuvará en la integración de carpetas de investigación y compartiremos información sobre estos actos, todo con la finalidad de frenarlos.
Por último, pero no por eso menos importante, cabe mencionar que el combate a los delitos en esta región es sólo un primer paso, que se ampliará con un trabajo más profundo para restaurarlos y fortalecer el buen manejo de los servicios ambientales. Una atención integral y ejemplar que, eventualmente, será replicable en otras regiones forestales del país. El mensaje es contundente: los bosques tienen una función crucial que nos beneficia y que debemos cuidar con la guía de sus habitantes.
El Bosque de Agua es irremplazable y trabajamos juntos y juntas para protegerlo.