“Estamos en un mundo de nacionalismos mal entendidos y tenemos que defender nuestras exportaciones”

Juan Cortina, nuevo presidente del Consejo Nacional Agropecuario, cree que Biden estará más apegado a la ley y el medio ambiente

Juan Cortina Gallardo, nuevo presidente del Consejo Nacional Agropecuario, en un retrato en Ciudad de México.CNA

El nuevo presidente del Consejo Nacional Agropecuario, Juan Cortina (Ciudad de México, 1968), empresario azucarero, es un hombre que se ciñe a las reglas libres del mercado. Defiende el uso del glifosato, la importación del maíz transgénico, el consumo de productos frescos fuera de temporada, la producción intensiva, incluso considera un estereotipo el trabajo infantil. Su defensa del campo mexicano y de las explotaciones agroalimentarias la sitúa en el lado de las exportaciones, abrir nuevos mercados en Asia y consolidar el europeo. Y asegura que darán la batalla por seguir recibiendo maíz de...

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El nuevo presidente del Consejo Nacional Agropecuario, Juan Cortina (Ciudad de México, 1968), empresario azucarero, es un hombre que se ciñe a las reglas libres del mercado. Defiende el uso del glifosato, la importación del maíz transgénico, el consumo de productos frescos fuera de temporada, la producción intensiva, incluso considera un estereotipo el trabajo infantil. Su defensa del campo mexicano y de las explotaciones agroalimentarias la sitúa en el lado de las exportaciones, abrir nuevos mercados en Asia y consolidar el europeo. Y asegura que darán la batalla por seguir recibiendo maíz de Estados Unidos para alimento del ganado, algo que el Gobierno mexicano pretende ir disminuyendo. A la Administración actual le piden que plante cara a Estados Unidos y le pague con la misma moneda si persiste en bloquear las exportaciones hortofrutícolas mexicanas para proteger a los pequeños agricultores vecinos en su producción de temporada.

Pregunta. Estados Unidos recibe el 80% de las exportaciones mexicanas. Uno de los objetivos del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) es reducir esa dependencia diversificando los mercados, mirando hacia Asia, por ejemplo. ¿Hay ya negociaciones en marcha?

Respuesta. No. Es importante que México concluya el tratado con Europa, que creo que va muy avanzado, a falta de la ratificación de Bruselas y del Senado mexicano.

P. El Gobierno mexicano también habla de conquistar otros mercados, pero menciona los países árabes y de América Latina, ¿qué opina?

R. El 80% de la producción agroalimentaria va a EE UU y Canadá, por logística, geografía y complementariedad de los mercados. Cuando se firmó el tratado comercial de los años noventa, el sector tuvo miedo de perder peso, pero sucedió que se volvió competitivo y eficiente. Algunos se volcaron en la exportación, lo mismo está pasando ahorita. Debemos salir de nuestra zona de confort, que es EE UU, y encontrar, con tiros de precisión y con la logística idónea, otros mercados. Y puede ser Asia, que son grandes importadores de alimentos. Y Europa. No excluyo Latinoamérica, pero son mercados más pequeños. Estamos en un mundo de nacionalismos mal entendidos, estamos entrando en una época en la que tendremos que defender más nuestra exportación y participación en esos mercados.

P. Ya no está Trump, ¿cree que con Biden se va a relajar ese nacionalismo?

R. Desgraciadamente, en Estados Unidos, se desataron vientos populistas y nacionalistas que no van a desaparecer pronto, la sociedad americana está muy dividida y esas crisis toman tiempo para subsanar. La Administración Biden va a ser más apegada a la ley y más preocupada por el medio ambiente, lo que celebro, y se apegarán a lo que dice el tratado, en la energía, en lo laboral, tendremos que trabajar mucho en eso, pero la estacionalidad ni siquiera está en el tratado.

P. La estacionalidad, es decir, la protección de cierta agricultura de temporada en Estados Unidos impidiendo la importación de los mexicanos en esos momentos es un asunto crucial para ustedes.

R. La estacionalidad fue parte de la negociación, pero finalmente, quedó fuera del T-MEC. Los mismos grupos siguen demandándola. Empezó con las berris, luego las fresas, luego los pimientos morrones, pepinos, calabacitas, todo mundo levantó la mano para unirse a la fiesta. Es un asunto vinculado a las elecciones estadounidenses, se les hizo caso a grupos muy pequeños de agricultores para que se interpusieran problemas en el comercio entre México y Estados Unidos. Hemos tenido pláticas muy cercanas con la Secretaría de Economía y una reunión con la subsecretaria María de la Mora donde le pedimos enérgicamente que si México no queda fuera de eso vetos [la protección de la agricultura estadounidense] se tomen medidas. El tratado nos da herramientas para ello. Lo entiende la subsecretaria. El CNA le mandó un informe de todos los productos donde pudiéramos iniciar investigaciones y donde pudiera haber respuesta por parte de México en caso de que se veten nuestras exportaciones por temporadas.

P. ¿No cree que el mundo camina hacia la protección de esos pequeños agricultores y que en México también algunos de ellos querrán que se proteja su producción de temporada?

R. Yo creo que eso es un riesgo a nivel mundial y no es lo más eficiente. El consumidor estadounidense se ha acostumbrado a recibir todos estos productos frescos durante todo el año y a precios accesibles. Hace tiempo, la gente miraba qué temporada era para ver qué frutas o verduras podía comprar. Hoy no. Los productores mexicanos contamos con una geografía y clima idóneos para producir todo el año. Mientras que Estados Unidos y Canadá son mucho más eficientes en la producción de grano. Es un tema de especialización y eficiencia en una zona que está muy integrada.

P. Sin embargo, el Gobierno mexicano defiende el consumo de productos de temporada, que considera más sustentable.

R. Que el consumidor decida. Hoy en día el consumidor está sumamente educado, tiene a la mano toda la información y pues ellos hacen la compra.

P. La ley del mercado.

R. Así es.

P. No hace usted una sola concesión al medioambiente y la sustentabilidad.

R. No es que haga concesión o no. Si lo que preocupa es la huella de carbono, estamos cerquita, somos vecinos. Transportar productos de México a Estados Unidos, por ejemplo, del Bajío a California, es lo mismo que de Florida a California. Además, en México se utiliza menos energía en la producción, por el clima. Parte del problema de los productores de estos frutos en Estados Unidos es que necesitan quemar mucho gas para calentar los invernaderos.

P. Pero ampliar los mercados a China, o a América Latina, que son 10 horas de avión, eso no casa con la sustentabilidad o la ecología, ¿verdad?

R. Muchos países van a necesitar importar alimentos porque no los van a poder producir, somos parte de un ecosistema global, hay variedades que no se producen en China y México tiene ventajas en eso, ¿por qué no exportar a Asia el limón verde? Estamos entrando en una época diferente a la que traíamos en los últimos 30 años, hay que reconocerlo, pero México tiene tratados comerciales con más de 13 países y regiones comerciales del mundo que representan más del 60% del PIB mundial y, en ese sentido, creo que el sector agroalimentario tiene oportunidades para crecer.

P. Sin embargo, México quiere ir hacia la autosuficiencia alimentaria. Por ejemplo, ir limitando las exportaciones de maíz transgénico para alimento del ganado, que ya se han reducido un 9%. ¿No es eso una forma de proteger también su producción agrícola?

R. No estamos en absoluto de acuerdo con el decreto que pone límites al maíz transgénico. Son decisiones basadas en ideología, no en ciencia, que afectan muchísimo a nuestros agremiados en el CNA y que vamos a pelearlas. Qué bueno que México pueda producir más maíz, pero se necesitan 15 millones de toneladas anuales para alimento del ganado. Veo muy difícil en el corto plazo que México pueda producir eso, porque todos los apoyos que había del Gobierno hacia este sector se han eliminado, no hay un proyecto claro para incrementar esta producción en el sur y sureste, así que [el Gobierno] puede decir muchas cosas, pero si no están bien aterrizadas, con planeación estratégica, va a ser muy complicado.

P. Sobre el glifosato, el Gobierno dice que las plagas afectan a la producción entre un 11% y un 30%, pero que aún no han encontrado un sustituto, ¿qué opina de esta polémica?

R. Es un producto que ayuda muchísimo al agricultor a ser más eficiente y productivo. Si no usan glifosato se les caería la productividad, efectivamente, en un 30%. Si quieren impulsar la producción de maíz y les quitas una herramienta que no está prohibida en ningún lugar del mundo y que se disipa rápidamente, no deja residuos, se descompone en la tierra, no tiene afectación, se ha probado que no tiene afectación médica para nadie…

P. Bueno, hay mucha literatura científica que dice lo contrario.

R. Pues en Europa son muy cuidadosos y no está prohibido, no es un tema, ni lo es en Estados Unidos. Ojalá se encuentren sustitutos y en ese caso, si los agricultores encuentran algo que no les cuesta más y les deja más rendimiento pues lo van a hacer.

P. El discurso y las iniciativas ya tomadas sobre el glifosato y los transgénicos ¿son solo mensajes de humo?

R. Es un mensaje ideológico de un grupo de personas del Gobierno, muchas de ellas sin experiencia en la agricultura, y que no está basado en una planeación estructurada ni en la ciencia, pura ideología. Y puede tener una afectación muy seria en el campo que es un gran activo del país, que emplea a más de siete millones de personas y deja más de 40.000 millones de dólares de ingresos de exportación anuales, además de tener un superávit de más de 11.000 millones de dólares al año. Es el único sector que ha seguido creciendo en la época de la pandemia. En seguridad alimentaria nuestro sector aporta.

P. México es un país muy rico, siempre lo fue, y muy poblado. ¿No es rentable producir más para el mercado local?

R. Eso es importante, sí. Hay muchos productos en México cuyo consumo per capita es muy bajo comparado con estándares internacionales. Hay que hacer un gran trabajo para desarrollar esos mercados internos. Parte de eso tiene que ver con el ingreso de las familias, pero hay trabajo que hacer.

P. ¿Cuáles son esos productos?

R. La miel, que la exportamos mucho a Europa, nueces, cacahuates, atún... frutas y verduras, estoy seguro de que a los mexicanos nos gusta la fritanga y en frutas y verduras también se podría hacer gran trabajo [ríe].

P. El campo está envejeciendo. ¿Qué proponen para que sea un sector atractivo para las nuevas generaciones?

R. Eso es una herida en todo el mundo. Las nuevas generaciones no lo ven atractivo, incluso con las nuevas tecnologías. Poco a poco se están yendo a las ciudades y dejando tradiciones y trabajos que tenían históricamente sus familias. Hay que hacer algo para regresar glamour al campo. Por otro lado, yo creo que la gente volverá a la naturaleza, ya está pasando en Estados Unidos. Hay que ver cómo hacerlo atractivo y que vean la importancia del campo y la producción agraria. Con la pandemia, hemos visto que ha sido un sector resiliente, que no se ha visto afectado tanto como otros. La gente no va a dejar de comer.

P. El campo es maravilloso, pero si no encuentran en él sueldos dignos ni una rentabilidad de sus productos... ¿No es una cuestión puramente económica?

R. Puede ser. Sobre todo, en la agricultura a cielo abierto, que no es tan eficiente. Es una pena que todos los apoyos hacia la tecnología del uso de agua más eficiente para los pequeños productores se han acabado, de tal forma que los ingresos caen. Pero si vamos migrando hacia una agricultura moderna, intensiva, sostenible, las cosas cambian.

P. Intensiva y sostenible son dos términos que parecen contradictorios, ¿no?

R. No, una hectárea de invernadero tiene una productividad más alta, el uso del agua, los fertilizantes y todo está en su modo óptimo de producción. Es más eficiente que a cielo abierto, y terminas con ingresos más altos. Hacia ahí tiene que ir el mundo.

P. El T-MEC prohíbe comerciar con productos que hayan contado con mano de obra infantil. ¿Qué están haciendo los empresarios agrícolas para detectar estas situaciones?

R. Hay muchos estereotipos sobre eso, que no se les trata bien, que viven en condiciones infrahumanas. Y eso nos está pegando al sector, cuando no es necesariamente una realidad.

P. Hay estereotipos y estadísticas. El trabajo infantil es un hecho, no es algo que se invente alguien. ¿Están los empresarios agrícolas tratando de que eso se elimine? ¿De qué forma?

R. Invito a que se conozca la realidad. Hay que entender las razones culturales, son familias que van moviéndose de un lado a otro y a los niños los ponen a hacer cosas para ayudar a la familia, es parte de su ingreso, si les quitas eso les pones en una situación más precaria. En el sector azucarero hemos estado trabajando con la OIT y la Secretaría de Trabajo ayudando al sector cañero a que esta sea una práctica totalmente erradicada y si hay ejemplos ya son mínimos en el sector azucarero. Es un tema que va desapareciendo cada vez más y más si es que existe en algunas partes.

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