La semana crítica en los tribunales de Ricardo Salinas Pliego
La Suprema Corte resolverá este jueves siete de los nueve procesos abiertos al empresario por deudas al fisco, que suman más de 35.000 millones de pesos. Mientras, avanza el juicio en Nueva York con sus acreedores
El jueves será, salvo imprevisto, un día aciago para el quinto hombre más rico de México. Tras más de una década aplazando el desenlace, Ricardo Salinas Pliego enfrenta ahora su semana más crítica en los tribunales, que se preparan para darle un revés definitivo. La Suprema Corte (SCJN) resolverá el 13 de noviembre siete de los nueve procesos que el magnate tiene abiertos por deudas con el fisco: cuatro son juicios principales y otros tres culminarán gracias a procesos secundarios que impactarán sobre los primarios. En total, los pleitos que serán despachados en los próximos días suman algo más de 35.000 millones de pesos, la práctica totalidad del monto que el empresario litiga con el servicio tributario (SAT) en el alto tribunal. La larga espera, que jugó primero a su favor, se ha vuelto ahora en su contra, y a la millonaria cifra deberá añadir las multas y recargos para indemnizar a la hacienda pública por el retraso en los pagos. Según cifró el Gobierno, el monto total ascendería a unos 48.000 millones de pesos. Ya no habrá más prórrogas.
La nueva Suprema Corte ha metido el acelerón para resolver un puñado de casos que son de gran importancia para el Ejecutivo, tanto en el plano práctico como en el simbólico. La presidenta, Claudia Sheinbaum, necesita fuentes de financiación con las que sostener los cuantiosos programas sociales que vertebran su proyecto político, y la única forma de sortear, aunque sea temporalmente, la temida reforma fiscal, es tapar los agujeros por los que se va el dinero que ya debería estar entrando en las arcas públicas. Hay dos billones de pesos atorados en los tribunales por créditos fiscales impugnados, un jugoso botín del que Salinas Pliego forma parte con un porcentaje menor, pero que pone rostro y argumentos a uno de los caballos de batalla de la mandataria.
Sheinbaum continúa una pelea que inició su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, y va afinando las medidas para enfrentar los métodos más sofisticados con los que los grandes deudores han evitado sus responsabilidades fiscales, como las sucesivas impugnaciones en cada fase del proceso. Salinas Pliego es, para el Gobierno morenista, la viva imagen de estas técnicas dilatorias que hacen que arrastre juicios por ejercicios fiscales de entre 17 años y 15 años atrás, mucho antes de que la autodenominada Cuarta Transformación llegara al poder.
Así, los nueve juicios principales que el empresario enfrentaba originalmente en la Suprema Corte han derivado en 101 asuntos secundarios abiertos, de los que la gran mayoría decaerán después de este jueves. En un último intento por aplazar el desenlace, el empresario trató la semana pasada de recusar a varios ministros de algunos de los procesos. En algunos casos, la solicitud alcanzaba al pleno al completo, pero fue desechada por el tribunal constitucional y recriminada como una táctica dilatoria más, que podría llegar a costarle alguna multa.
El juicio fiscal que concentra todas las expectativas llega en un momento especialmente delicado para el dueño de Elektra. El Grupo Salinas tiene otros frentes judiciales abiertos al otro lado de la frontera que no solo no le ofrecen victorias definitivas sino que amenazan cada día con engrosar la cifra que el empresario deberá desembolsar cuando los procesos culminen. Sus acreedores en Estados Unidos le reclaman desde hace años el pago de una deuda de 400 millones de dólares, un monto que ya ha ascendido hasta los 580 millones como consecuencia del retraso. El caso tomó una dimensión pública e internacional después de que Estado mexicano se viera involucrado, pues los inversores estadounidenses presentaron una solicitud de arbitraje contra México, a quien responsabilizan en última instancia del “mal uso del sistema judicial a favor de TV Azteca”, la empresa con la que tienen el pleito.
La televisión había logrado que un tribunal de la Ciudad de México declarara en 2022 que la pandemia de covid-19 constituía una causa de fuerza mayor que le impedía cumplir con sus obligaciones económicas, pero un juez federal revocó hace dos semanas la medida cautelar que la protegía. Mientras tanto, el proceso principal avanza a marchas forzadas en otro tribunal de Nueva York, que hace unos días fijó de plazo hasta este miércoles para que las respectivas partes presenten su plan de exhibición de pruebas y detallen si procederán con una moción de suspensión o no para resolver el asunto mediante un arbitraje privado.
Los frentes son múltiples y están estrechando el cerco sobre el millonario, que está tratando de batallar en la opinión pública lo que en los tribunales se está tornando cada vez más difícil. El Grupo Salinas emitió un comunicado el domingo en el que lamentaba que esta semana se consumaría “el fin de la independencia judicial”, pues las proyectos que votará la Suprema Corte el jueves son contrarios a sus intereses y previsiblemente saldrán aprobados con el respaldo mayoritario de los ministros, en general afines a las intenciones del Ejecutivo. Agotados los canales nacionales, el conglomerado empresarial anticipa que recurrirá a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y no renuncia a demandar al SAT, a quien acusa de implementar “extorsiones fiscales” que incluirían, siempre según el citado grupo, cobros dobles e impuestos por los que no fueron auditadas sus empresas.
Las declaraciones del Grupo Salinas acumulan 2.000 respuestas en la red social X, una muestra de la atención que acapara este juicio y que cuenta con un proceso paralelo en el debate público por ver quién gana el favor de la ciudadanía. “El monto que pretenden cobrar equivale a dos días de gasto del Gobierno. No logran nada más que la destrucción de un grupo empresarial que sirve a más de 30 millones de clientes y del cual viven más de 200.000 familias”, ha argumentado el magnate este lunes en el marco de esa disputa verbal, que con frecuencia termina en las conferencias matutinas de la presidenta.
Salinas Pliego, que no ha cerrado la puerta a hacer frente al Ejecutivo directamente desde la arena política, intentó en varias ocasiones que el Gobierno se sentara a negociar sus deudas, pero la negativa ha sido categórica cada vez. Todos los resortes del Estado se han volcado en cobrar esos créditos al completo, y esta vez el tiempo es una cuenta atrás que solo aprieta al empresario.