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Salinas Pliego agita la política de México con un movimiento que abraza a la débil oposición

El empresario abandera el MAAC, un movimiento que pretende erigirse en plataforma para arañar poder al oficialismo

La derecha contemporánea tiene buenas dotes publicitarias y es efectiva en la creación de eslóganes. Para no ir más lejos, el de “Make America Great Again”, bandera de Donald Trump, ha dado origen al movimiento MAGA, su copiosa base de seguidores y patrocinadores. Como un eco, en México ha surgido el MAAC, Movimiento An...

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La derecha contemporánea tiene buenas dotes publicitarias y es efectiva en la creación de eslóganes. Para no ir más lejos, el de “Make America Great Again”, bandera de Donald Trump, ha dado origen al movimiento MAGA, su copiosa base de seguidores y patrocinadores. Como un eco, en México ha surgido el MAAC, Movimiento Anticrimen y Anticorrupción, auspiciado por el magnate Ricardo Salinas Pliego, uno de los hombres más ricos de México, dueño de tiendas, un banco y una televisora. La agrupación, presentada la semana pasada, marca el brinco del empresario a la arena política, en un momento en que la menguada oposición está necesitada de referentes de cara a las elecciones intermedias de 2027 y frente a la bien aceitada maquinaria electoral de Morena, el partido en el Gobierno. Esos comicios calificarán la gestión del oficialismo a lo largo de dos Administraciones —la de Andrés Manuel López Obrador y lo que va de la de Claudia Sheinbaum— y mostrarán el equilibrio de fuerza de los partidos rumbo a las presidenciales de 2030.

Muchos vieron en el lanzamiento de MAAC el destape como aspirante presidencial de Salinas Pliego, confrontado abiertamente con el oficialismo, que acusa al magnate de maniobrar con jueces y tribunales para evitar el pago de millonarios impuestos. El empresario alega que el Gobierno pretende cobrarle más de lo debido, y defiende el discurso de que Morena busca drenar impuestos a los empresarios para financiar políticas públicas “populistas”, a fin de mantener una base cautiva de votantes. En meses recientes, Salinas Pliego se ha acercado al movimiento ultraderechista global de CPAC, la Conferencia de Acción Política Conservadora, que tiene entre sus iconos a los mandatarios de Estados Unidos, Donald Trump; Italia, Georgia Meloni; Argentina, Javier Milei, y Hungría, Víktor Orbán, así como al líder del partido ultraderechista español Vox, Santiago Abascal.

El jueves pasado, el líder de Grupo Salinas reunió en un cónclave a conductores de sus espacios televisivos, intelectuales y políticos. Allí presentó su MAAC. El empresario comparó la política con las carreras de autos y definió los roles dentro de ese mundo, de acuerdo con personas que estuvieron en ese encuentro. Habló de la escudería, el piloto y el auto. Preguntado por el conductor Javier Alatorre sobre si él sería el líder de la agrupación, Salinas Pliego dijo que ser el dueño de la escudería implica que no puede ser ni el piloto y hacer de auto. Entonces, el magnate llamó a buscar perfiles para ocupar candidaturas y abrió la puerta a acercarse a los partidos de oposición: el PAN, el PRI o MC. Otro espacio podría ser el PVEM, un partido que suele posicionarse según la conveniencia del momento histórico: antes aliado de PRI o del PAN, ahora mismo es comparsa de Morena, al tiempo que tiene entre sus filas a representantes de los intereses de Salinas Pliego y hasta a familiares suyos, caso de Ninfa Salinas, su hija.

En aquella reunión, varias voces insistieron en que el magnate tomara el mando de su movimiento. El periodista Sergio Sarmiento hizo notar que, si la intención es constituir MAAC como un nuevo partido político y participar en los comicios de 2027 y los presidenciales de 2030, la agrupación de Salinas Pliego tiene hasta febrero de 2026 para acreditarse ante el Instituto Nacional Electoral (INE), de acuerdo con las fuentes consultadas. Esa posibilidad también quedó en el aire. El periodista Francisco Garfias, que asistió a la cumbre, escribió en su columna: “Cuando le preguntaron al empresario sobre la posibilidad de ser candidato en 2030, respondió: ‘Eso no es lo importante, sino el que propone unas ideas distintas y una forma de ser distinta para que todos podamos llegar a buen final. Y para eso se requiere mucho más que un presidente’. Ante la insistencia, repuso: ‘Ya veremos”. Este periódico ha buscado un comentario oficial de un vocero de Grupo Salinas sobre el futuro político del empresario, pero esta petición no fue atendida.

Luego del cónclave, se divulgó una foto de las personas que arroparon a Salinas Pliego. Destacaba la politóloga María Amparo Casar, una antigua aliada de Claudio X. González, otro empresario que hace unos años saltó a la política y patrocinó candidaturas opositoras al proyecto de Morena y López Obrador. Algunos periodistas afines al oficialismo consideraron que Salinas Pliego está tomando el relevo de González como la nueva figura en torno a la cual comenzará a articularse la oposición. Entre los simpatizantes de Salinas Pliego aparecieron Miguel de la Madrid, que renunció al PRI, e Indira Kempis, exmiembro de MC. Ambos políticos habían intentado convertirse en candidatos presidenciales de sus respectivos partidos para los comicios del año pasado, pero sus dirigentes les cerraron las puertas. Otros simpatizantes del magnate en la foto eran los escritores Rafael Pérez Gay y Francisco Martín Moreno, y los periodistas y analistas Sergio Sarmiento, Ezra Shabot y Leonardo Curzio.

Desde tiempos de López Obrador y ahora con Sheinbaum, el Gobierno ha apretado la tuerca fiscal sobre Salinas Pliego, al que señala de retrasar el pago de unos 74.000 millones de pesos en impuestos. El empresario ha jugado una estrategia que consiste en litigar los adeudos en tribunales y en descalificar a ciertos jueces para que no puedan resolver sus asuntos, acusándolos de no ser imparciales. Mientras, ha tirado sus cartas en la arena política y ha afinado su acercamiento a la ultraderecha. A finales del año pasado, viajó a Argentina a una cumbre de CPAC, y desde allí acusó a Morena de perjudicar el entorno favorable para las inversiones en México. Recientemente, en julio, Salinas Pliego patrocinó una cena de gala para el embajador de Trump en México, Ronald Johnson. Allí, el diplomático estadounidense llamó a “retomar el camino de la libertad”, uno de los temas característicos en el discurso de las formaciones ultraconservadoras.

México ha sido, hasta ahora, un país donde las ideas de la extrema derecha no han logrado germinar, como lo muestran los frustrados planes de Eduardo Verástegui, un político declaradamente ultra, de convertirse en candidato presidencial el año pasado, a falta de respaldo popular. Además, las formaciones conservadoras clásicas, el PAN y el PRI, se han mantenido dentro de los límites de la democracia y se han desmarcado del discurso antiestatista y antiderechos del ultraderechismo. Esa resistencia ha jugado a favor del oficialismo, pero se trata de una reserva cultural que corre el riesgo de malearse ante una figura lo suficientemente magnética. Salinas Pliego probará suerte a mediados de octubre, cuando, con el pretexto de celebrar su cumpleaños, se dará un baño de masas en la Arena Ciudad de México, un sitio de eventos que forma parte de su grupo empresarial.

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