La exploración sin fin de Lucrecia Dalt: “Me fascinan Cocteau o Charly García, que se reinventaban con cada disco”
La artista colombiana sale de su lugar de confort en su nuevo disco, ‘A Danger To Ourselves’, alejándose de la experimentación y acercándose a canciones más íntimas
Por cerca de dos décadas, la música de Lucrecia Dalt ha recibido el membrete de “experimental”. En buena medida, por construir un lenguaje sonoro íntimo y singular, echando mano de la abstracción electrónica, la exploración artística dislocada y referentes que no siempre habitan el mundo de lo lógico y lo lineal. Sin embargo, con el paso de los años, la obra de la colombiana ha resultado ser una suerte de universo creativo...
Por cerca de dos décadas, la música de Lucrecia Dalt ha recibido el membrete de “experimental”. En buena medida, por construir un lenguaje sonoro íntimo y singular, echando mano de la abstracción electrónica, la exploración artística dislocada y referentes que no siempre habitan el mundo de lo lógico y lo lineal. Sin embargo, con el paso de los años, la obra de la colombiana ha resultado ser una suerte de universo creativo en constante cambio y expansión, donde pueden habitar libremente las baladas, las grabaciones de campo, el pop, el folclor e incluso la geología, el esoterismo o la poesía.
Durante su disco pasado (¡Ay!, de 2022, el octavo en su discografía), la prolífica artista originaria de Pereira, emprendió una aventura que la llevó por caminos mucho más cercanos a la idea de canción, colocándola en un momento de inflexión en su carrera, donde la sinceridad, la profundidad y lo íntimo toman la batuta. El resultado de ese sendero transitado vino con un disco mucho menos inclinado hacia la ficción y que apunta más hacia la emocionalidad, el cual acaba de ver la luz el pasado 5 de septiembre bajo el nombre de A Danger To Ourselves (Rvng Intl.), el cual nos revela a Dalt como una productora madura, solvente y compleja incluso en momentos aparentemente convencionales.
“En mi trabajo todo suele estar interconectado y lo siguiente parte de un desarrollo en el pasado. Desde ¡Ay! venía ya una especie de intuición e interés por explorar la canción, pero ahí todavía con un poco más de resistencia y timidez, pero había canciones como No tiempo, bastante clara y emocional en su estructura pero en donde el mensaje estaba como más diluido a través de una ficción. Entonces, todo se empieza a condensar y sugerir, sobre todo al tocar mucho en directo empiezas a encontrar formas distintas de explorar el ritmo… [A Danger To Ourselves] es un disco en el que yo me doy todos los placeres como compositora, sino también de abordar temas que no había explorado, de ser radicalmente más sincera”, cuenta Lucrecia Dalt vía telefónica desde Nuevo México, estado donde presentó su noveno trabajo y en el que arranca una serie de presentaciones selectas de otoño en Estados Unidos.
El disco, compuesto por 13 temas caracterizados por mantener un espíritu exploratorio aunque comandados por las convenciones de la canción, advierte un cariz mucho más luminoso y cadencioso respecto a sus trabajos anteriores. Ahora Dalt confía más en la franqueza de sus letras, lo diáfano de su voz y también en la altura de los compañeros con los que construye la producción. Principalmente el legendario David Sylvian, fundador de la banda británica de culto Japan, pero también con la participación de voces excepcionales dentro del panorama contemporáneo latinoamericano como la mexicana Camille Mandoki y la argentina Juana Molina.
Lejos de representar un desafío el elegir poner al frente la voz, el superponer elementos que en apariencia sugieren un caos o un sinsentido forma parte natural y fluida de la personalidad musical de la artista colombiana.
Dalt, quien en A Danger To Ourselves viaja de las reminiscencias de Chavela Vargas al chamanismo, las baladas románticas más sofisticadas y de regreso, lo explica tan sencillo y directo como para quien lo inexplorado es un tema de todos los días: “Mi personalidad es así, soy yo siendo súper honesta. Desafiante sería intentar seguir haciendo algo que está dentro de una fórmula, satisfacer a un público que está buscando algo más de lo mismo o de lo que hice antes. Y desafortunadamente eso no va a ser posible; me fascina aprender cosas, analizar gente y artistas que van buscando nuevas formas de explorar temas, de explorar el mito como Cocteau o Charly García, que cada vez se reinventaba con cada disco. Me parece que es lo más excitante del arte. Y aunque valoro mucho a alguien que encuentre un sonido y quiera construir como un ‘todo’ en la carrera a partir de eso, yo no siento que sería tan honesta haciendo eso”.
De cara al 2026, Lucrecia Dalt busca presentar su más reciente producción por distintos lados donde ya tiene una base de fans sólida, entre ellos México, parada obligatoria para la artista colombiana, quien ha entablado muy buena relación con artistas como Camille Mandoki, quien además de participar en el disco y ser una de sus mejores amigas, Dalt enaltece una de las cualidades que más admira y le fascinan en los cantantes: “tiene un peso importante en su voz, como si cargara con 400 vidas pasadas. Tiene esa capacidad infinita de hablarle directamente, sin filtros, a la emoción”.