Sheinbaum exige a Trump acciones contra el narco en su territorio: “En Estados Unidos también hay delincuencia organizada”

En respuesta a las presiones de la Casa Blanca, México plantea que el tráfico de fentanilo debe combatirse en ambos lados de la frontera y pide que Washington asuma su responsabilidad por el alto consumo de drogas sintéticas

Claudia Sheinbaum Pardo durante la conferencia matutina en Palacio Nacional.Andrea Murcia Monsivais (Cuartoscuro)

México busca que Estados Unidos tome medidas más contundentes contra el narcotráfico. Así lo expuso este jueves la presidenta, Claudia Sheinbaum, como respuesta a las presiones que la Administración de Donald Trump ha impuesto sobre las autoridades mexicanas para reforzar la frontera y detener el tráfico de fentanilo. “En Estados Unidos también hay delincuencia organizada”, afirmó la mandataria. “Si no, ¿quién repartiría y distribuiría esa droga en las ciudades de EE UU?”, cuestionó.

Sheinbaum insistió en que el narcotráfico es un fenómeno trasnacional y en la necesidad de que ambos Gobiernos estrechen la cooperación contra el crimen organizado, en un intento por equilibrar la narrativa impulsada por Trump de que México ha sido omiso frente a los carteles y es el principal responsable por la epidemia de drogas sintéticas que azota a Estados Unidos. “Esto es un tema de los dos países. La colaboración y la coordinación son claves para disminuir los índices delictivos”, señaló la presidenta.

El Gobierno mexicano aboga por un enfoque de responsabilidades compartidas, pero la llegada de Trump al poder ha supuesto un retroceso en ese sentido. Washington recrimina constantemente a sus vecinos la porosidad de la frontera y la falta de resultados de su política de seguridad contra los carteles, pero ninguna de las comunicaciones oficiales de la nueva Casa Blanca reconoce el papel que tiene el alto consumo de estupefacientes como una de las fuerzas detrás del narcotráfico.

Esa reticencia ha colmado la paciencia de otros países, como China, que ha argumentado una y otra vez que la crisis por el consumo de fentanilo y otros opioides es un problema “made in the USA [hecho en Estados Unidos]”. “El consumo principal de la droga en el mundo está en Estados Unidos”, recordó Sheinbaum.

La presidenta llegó un acuerdo con Trump la semana pasada para diferir por un mes la imposición de aranceles del 25% a los productos mexicanos, un castigo por el tráfico de fentanilo y la crisis migratoria, a cambio de desplegar 10.000 militares en la frontera entre ambos países. Sheinbaum planteó en una llamada telefónica, la última comunicación que se conoce con su homólogo estadounidense, que Washington también debía tomar acciones contra el tráfico de armas que alimenta el poder de fuego de la delincuencia organizada. La mandataria dijo que el republicano se mostró receptivo, pero ese punto de la conversación también se quedó fuera de los comunicados oficiales de la Casa Blanca.

El Gobierno mexicano ha endurecido el control de la inmigración y ha dado a conocer avances en sus acciones contra el crimen organizado en aras de que Estados Unidos considere suspender los aranceles de forma permanente. Pero también ha trabajado en el frente diplomático para alcanzar un compromiso con Washington y no tener que asumir solo la carga por el tráfico de drogas. El tráfico de armas y la falta de acciones contra las redes criminales que operan del otro lado de la frontera son los dos contraargumentos principales que Sheinbaum ha dejado entrever en los últimos días.

Trump, sin embargo, no ha dado visos de retroceder en su estrategia de negociación y afirmó el fin de semana pasado que no estaba conforme con los resultados que sus socios han presentado. Está previsto que ambos Gobiernos se vean las caras otra vez en la primera semana de marzo para evaluar los pasos a seguir, aunque las señales que ha mandado el presidente de Estados Unidos, tanto a México como al resto del mundo, es que la amenaza de los aranceles será una carta que utilizará de forma recurrente.

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