Sheinbaum militariza la frontera por exigencia de Trump: “Es una reorientación de las fuerzas”
La presidenta envía más de 10.000 soldados como parte del acuerdo para frenar el tráfico de fentanilo y migrantes, pero exige que Estados Unidos detenga el contrabando de armas de “alto poder” a México
Ni drogas hacia el norte, ni armas hacia el sur. Claudia Sheinbaum ha vuelto a enfatizar que no todo fueron deberes en la negociación que logró sortear su primera gran crisis bilateral con Estados Unidos, la peor en décadas en una relación acostumbrada a las turbulencias. Mientras que su homólogo estadounidense, Donald Trump, ha celebrado el envío de 10.000 militares mexicanos a la frontera compartida como una victoria sin concesiones —como suele hacer— para su Administración en la lucha contra el fentanilo y la migración irregular, la presidenta de México ha preferido centrar su discurso de este martes en la promesa del vecino de controlar el tráfico de armas ilegales que arman a los cárteles y masacran a la población mexicana: “¿Cómo es posible que en México haya lanzagranadas que se han incautado a los grupos delictivos cuando este tipo de armas de alto poder solo es de uso exclusivo del ejército en Estados Unidos?”
México y Canadá lograron un acuerdo con Estados Unidos a última hora este lunes para paralizar, al menos durante un mes, la subida de aranceles a un 25% que Trump esgrimía como coacción para que sus vecinos frenaran el tráfico de fentanilo y migrantes a Estados Unidos, como si solo dependiera de ellos. La detención de la medida, que habría desencadenado un tsunami de consecuencias imprevisibles no solo en ambos países sino en la economía mundial, fue recibida con un suspiro de alivio y el anuncio de la creación de un grupo de trabajo entre las tres naciones. “El objetivo que tiene es primero construir una región donde no haya violencia y haya paz y disminuya el consumo y la distribución particularmente de esta droga, del fentanilo, aunque no solo. Ellos se comprometieron a que en este grupo de trabajo también van a investigar, y además nosotros lo vamos a pedir, la entrada de armas de alto poder de Estados Unidos a México”, ha asegurado Sheinbaum.
Como acordaron, en los próximos días en torno a 10.000 soldados del Ejército y la Guardia Nacional serán desplegados en los más de 3.000 kilómetros de frontera compartida. Las maniobras han comenzado durante la noche en cuarteles a lo largo del país: de los más de 2.000 efectivos del Valle de México movilizados al Campo Militar 1-A en Naucalpan, al norte de la capital, a los 1.000 de Yucatán, 270 en Campeche, 360 en Mérida u otros 360 en Quintana Roo, según Milenio. Sheinbaum está agarrando militares de aquí y de allá para rellenar los huecos de la alambrada. “Ya se empezaron a enviar”, ha confirmado la presidenta.
“Es un despliegue que no deja sin seguridad al resto del país, estamos hablando de 120.000 elementos de la Guardia Nacional, que sepan que no es que estamos dejando descubiertos los Estados de la República, sino una reorientación de las fuerzas”, ha aclarado. “El plan lo hizo el general secretario [de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla Trejo] con su equipo, en algunas zonas donde hay elementos de la Guardia Nacional que no tienen tanto problema de seguridad. Otros que estaban en la parte sur de los Estados de la frontera van hacia la frontera norte”.
Sheinbaum ha reconocido que, más allá de la guerra diplomática, espera que el despliegue del Ejército mitigue la violencia de la frontera, una epidemia que también castiga otras regiones del país y ningún Gobierno en los últimos 20 años ha sido capaz de frenar. “Esto es importante para toda la población, no solamente es el acuerdo de que disminuya el tráfico de fentanilo por la frontera de nuestro país, sino la seguridad en la frontera norte, en Sonora, en Chihuahua, en Coahuila, en Nuevo León y en Tamaulipas”. Por ejemplo: “Ayer se encontraron personas fallecidas, cuerpos, en San Luis Río Colorado, pues ahí queremos que se fortalezca la seguridad”. “Es un acuerdo también benéfico para México”, ha vendido.
La nueva fecha de entrada en vigor de los aranceles es el 4 de marzo, un plazo que tanto Sheinbaum como el Gobierno canadiense esperan alargar otra vez. “Nosotros queremos que no haya aranceles, claro, no solamente un mes, sino que no haya aranceles. Eso es una negociación que inicia ahora con mucha más fortaleza con el Gobierno del presidente Trump. Él habla de que no quiere que se exporte tanto de México a Estados Unidos; nosotros decimos que es la fortaleza de América del Norte, del tratado que tenemos [el T-MEC]”, del que son socios las tres naciones, aunque a Trump no le ha temblado el pulso en amenazar con dinamitarlo. “Nosotros queremos que permanezca porque ha sido benéfico para los tres países”, ha reivindicado la presidenta mexicana, que hoy se reunirá con el sector empresarial para seguir trabajando en el acuerdo.
La frontera permanecerá blindada, mientras tanto, con miles de migrantes varados entre dos aguas como daño colateral de las negociaciones. Frenar la migración irregular y el tráfico de fentanilo, un potentísimo opioide que ha dejado miles de cadáveres en Estados Unidos y Washington considera una prioridad desde la anterior Administración, fueron dos de las principales promesas que auparon a Trump al poder. China, que exporta los químicos a partir de los cuales se produce la droga, ha sufrido ya la imposición de aranceles de un 10%, a los que ha respondido con gravámenes del 15% al carbón y al gas natural licuado procedente de Estados Unidos, y de un 10% al petróleo y otros productos. Más allá de eso, el magnate ha dejado claro repetidas veces que lo que le molesta con México y Canadá, en realidad, es el déficit comercial. Por delante queda un mes de presiones en el que el republicano tratará de conseguir las mayores concesiones económicas posibles de sus vecinos con la amenaza omnipresente de los impuestos.