Un encontronazo en el Senado casi termina en los golpes
El enfrentamiento fue protagonizado por los opositores Enrique Vargas y Mario Vázquez contra Adán Augusto López y Miguel Ángel Yunes Márquez
Los ánimos se calentaron de más en la sesión del Senado de la República este jueves, al punto de casi llegar a los golpes. Todo empezó con una discusión verbal entre Adán Augusto López, coordinador de Morena en la Cámara Alta, y el senador del PAN, Mario Vázquez. La tensión en las curules de la cámara alta fue subiendo gradualmente, mientras que otros legisladores se arremolinaron alrededor de los protagonistas, que, en un momento, se dieron de empujones.
Desde la tribuna, el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, llamaba a la calma a sus homólogos, contrario a su costumbre de ser partícipe en las riñas verbales. Al lado de los airados políticos hubo quien separó a los contrincantes. Del lado del panista, el senador Manuel Velasco intervino para que en enfrentamiento no pasara de las manos, mientras que del lado de Augusto López, varios legisladores de Morena lo apartaron de la bronca.
La trifulca escaló rápidamente. Todo empezó cuando Vázquez dijo en la tribuna del senado que la reciente confrontación entre Javier Corral, también del PAN, y Gerardo Fernández Noroña, de Morena, era un cinismo por votar en contra de la desaparición de los órganos autónomos.
Posteriormente, los involucrados regresaron a una vieja discordia: Miguel Ángel Yunes Márquez, conocido como el chapulín o el gran traidor de la reforma judicial, de acuerdo con los opositores. “Llegaron tanto él [Yunes] como Adán Augusto y con un grupo de senadores importante de Morena llegaron al Grupo Parlamentario del PAN, a los escaños del PAN, y amenazaron con madrearme, ese fue el término, madrearme, que me saliera a discutir” dijo el senador a varios medios de comunicación después de la pelea.
La recién estrenada legislatura aún sigue barajando diversas controversias, que van desde cuestiones legales en torno a las reformas constitucionales recién aprobadas, hasta las habladurías entre los miembros de las bancadas, algunos ya viejos conocidos de otras administraciones.