Andrés Arochi, el ojo mexicano que retrata el terror de ‘Longlegs’ con Nicolas Cage como un asesino en serie
El cinefotógrafo de 34 años, nacido en Ciudad de México, da el salto al mercado estadounidense para debutar tras cámaras en el cuarto largometraje de Osgood Perkins
El año 2001 fue un parteaguas para Andrés Arochi. Tenía 11 años y era de esos veranos en los que no se tiene nada que hacer. Estaba en esa edad en la que uno ya se siente muy grande para salir a jugar o a correr en las calles o simplemente sé es un “puberto amargado”. Uno de esos día fue al Blockbuster que estaba cerca de su casa y encontró una sección, “mal nombrada”, como “cine de arte”, porque en realidad los títulos que contenía ese anaquel eran producciones que no eran consideradas como “extremadamente comerciales”. Agarró The Shining, Being John Malkovich y Donnie Darko. Esas películas le “volaron la cabeza”. Descubrió que había un grupo de personas que estaban creando productos que le hablaban directamente a él. En esos mismos meses, con su hermano descubrió a David Lynch en su etapa más experimental. “Ese mismo verano vi más cine que nunca en mi vida. Me acuerdo de descubrir todo este mundo y sentirme a gusto. Ahí fue cuando nació realmente mi amor por el cine”, recuerda.
Arochi comenzó a tomarse en serio el trabajo visual y audiovisual a partir de ese momento. Empezó a trabajar profesionalmente a partir de sus 17 años, ya sea haciendo foto fija, cámara, diseño gráfico, trabajando en el departamento de electricidad y posteriormente ingresando al mundo publicitario. Desde 2014 participó como director de fotografía en 500 comerciales, 50 videos y 20 cortometrajes que han sido parte de una década prolífica que lo llevaron al gran momento que esperaba, su debut en una producción estadounidense. Con 34 años, el cinefotógrafo nacido en Ciudad de México se ha puesto detrás de cámaras del terror en Longlegs —en cines desde el 29 de agosto—, del director Osgood Oz Perkins, una película que tiene al reconocido actor Nicolas Cage en la piel de un asesino serial.
La sinopsis del filme presenta a la agente Lee Harker (Maika Monroe), una brillante y prometedora nueva agente del FBI, a quien le asignan un caso sin resolver que involucra a un esquivo asesino en serie conocido como Longlegs (Nicolas Cage) que empuja a varios padres a cometer parricidios. A medida que la agente desentraña inquietantes detalles, se da cuenta de que tiene una conexión personal con el asesino, lo que la impulsa a una carrera contra el tiempo para detenerlo antes de que reclame la vida de otra familia inocente.
Para Arochi la fotografía fue un acto de rebeldía. Proviene de una familia de empresarios, pero ninguno de la industria audiovisual o de ningún medio artístico. Forjó su camino a base de trabajo, a pesar de que sus padres le habían advertido, como a muchos, de que se iba a “morir de hambre”. Fueron las relaciones que hizo en el mundo audiovisual las que le abrieron el camino. El director de fotografía Galo Olivares, con quien cimentó una amistad y una relación de trabajo desde sus 22 años, fue quien lo recomendó. Olivares había trabajado con Perkins anteriormente en el filme de terror y fantasía Gretel & Hansel, pero se le presentó una oportunidad difícil de rechazar en la forma de hacer el trabajo de dirección de fotografía de Alien: Romulus, la nueva entrega de la popular saga de los ochentas.
En ese momento, según cuenta Arochi, Longlegs era una película más pequeña respecto a lo que se convirtió. Olivares le habló maravillas de Perkins y, a pesar de que la producción tenía a otros cinefotógrafos en cartera, Arochi logró conectar con el director y ganarse el puesto. No sin antes superar muchas piedras en el camino, desde problemas con su visa —la película se rodó en Vancouver (Canadá)— y una repentina y momentánea cancelación de la cinta debido a que los productores no veían cómo iban a recuperar su inversión sin ningún nombre famoso en el elenco.
“Pasan dos, tres semanas y me marca Oz y me dice: ‘Tenemos película otra vez y te tengo un notición. Ahora Longlegs es Nicolas Cage’. Me quedé como, órale, o sea, antes estaba completamente seguro de que era la película para mí, para debutar, pero comencé a pensar que tal vez ya me está quedando grande. Pero pensé, si ya me llegó la oportunidad es porque estoy listo y tengo que hacerlo”, afirma Arochi a través de una videollamada.
El marketing de la película de Oz Perkins, hijo de Anthony Perkins —recordado por el personaje de Norman Bates en el clásico Psicosis—, ha logrado su cometido. La campaña de Longlegs encontró en los mensajes crípticos y en el apartado visual, obra de Arochi, un medio para generar expectativa entre el público. Realizada con apenas 10 millones de dólares, solo en Estados Unidos ya ha recaudado 60, sin contar la taquilla de otros territorios donde aún no se ha estrenado.
La construcción visual, dice Arochi, fue un proceso intuitivo. Buscaba jugar con las emociones a través de las imágenes y la propuesta que le hizo a Perkins fue hacer que el público se sienta vulnerable en todo momento.
“Le dije [a Oz], los vamos a desnudar emocionalmente. Empecé a trabajar con estos lentes muy agulares en locaciones muy chicas, donde siempre hay puertas y ventanas presentes, donde siempre hay un riesgo que pueda entrar. Para mí, donde vive el miedo, es siempre en la espalda. Donde no podemos ver. Entonces fue jugar mucho con eso, con crear espacios y huecos para que la imaginación pueda poner peligro ahí . Son personajes muy complejos, que se aislan del mundo. Teníamos que usar esta idea para sentir cómo se aislaban en un pueblo donde hay distancias muy grandes entre casa y casa, donde hay un peligro inminente”, agrega Arochi.
El director de fotografía menciona que no le gusta trabajar con referencias, especialmente viniendo del mundo publicitario. Sin embargo, menciona que algunos de sus ídolos cinefotógrafos son el británico Roger Deakins, el estadounidense Harris Savides y realizadores como Gus Van Sant, de quien, según cuenta Arochi, les gustó la estética de sus filmes como una inspiración para la época en la que se desarrolla Longlegs.
“Platicamos mucho [con Perkins] sobre la estética de películas de esta época, de finales de los noventas, principios de los 2000 del cine estadounidense independiente. Nunca dijimos ‘que se vea así’, porque además la película en cuanto a la narrativa tiene referencias a thrillers y a terror, como El silencio de los inocentes y pequeños homenajes a otros filmes. El trabajo de Stephen Shore, un foto fija estadounidense, también nos ayudó con la recreación de Oregon en la década de los setentas”, precisa Arochi.
El cinefotógrafo mexicano no solo tiene a Longlegs como único proyecto. Este 2024 también marco su debut en la realización de su primer largometraje, titulado Luto, que antes de estrenarse en la pasada versión del Festival de Cine de Guanajuato, estuvo en las citas cinematográficas de Goa, en India, y en el Galway Film Fleadh, en Irlanda. En una mezcla entre ficción y documental, Arochi explora cómo los mexicanos experimentan el proceso de duelo y de la muerte. Hizo un viaje de 14.000 kilómetros, de Tijuana a Akumal, conversando en el camino con las madres buscadoras, con chamanes y gente normal para tratar de hacer un retrato “lo más abierto posible”.
Mientras espera noticias de algunos festivales de España y en Norteamérica, con la proyección de estrenar su ópera prima alrededor del Día de Muertos en México, la lente de Arochi no descansa. Su trabajo como director de fotografía se podrá ver en el corto codirigido por Maika Monroe, The Yellow, con quien hicieron química en el set de Longlegs y lo invitó a trabajar para el debut de ella tras cámaras. El corto tiene como protagonista a Haley Joel Osment, quien se hizo famoso en su infancia por interpretar al niño de El sexto sentido.
También tiene en cartera el estreno de otra película de terror que filmó hace cuatro años, Sun, pero que aún no ha visto la luz, mientras busca la financiación para otro proyecto propio en México. Aunque admite que no quiere encasillarse en el género. “Es una película de horror basada en la tradición Chamula en el suelo de Chiapas y estamos tratando de levantar ese proyecto también como director de fotografía. No quiero ahorita tal vez hacer otra película de terror más para no encasillarme. He trabajado en el género, más el terror no me gusta. Me encanta el suspenso. Me gusta mucho el drama también, el documental, que lo trabajo mucho, porque viajar es lo que más me alimenta, me hace conocer al mundo, a las personas y para no aburrirme”, finaliza.
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