Carolina Viggiano, nueva secretaria general del PRI: “Son injustas todas esas críticas a Alito Moreno”
La mano de derecha del polémico dirigente, recién reelegido, se defiende frente a la oleada de críticos que les acusan de secuestrar el partido en medio de la peor crisis de su historia
El terremoto que ha vivido el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en los últimos meses, si no es que en los últimos años, ha tenido como protagonista a su presidente Alejandro Alito Moreno, recientemente reelegido. Además de los desastrosos resultados electorales, en el hipocentro de la polémica se encuentra una anticlimática asamblea nacional que abrió la puertas a la reelección de las dirigencias. El sector crítico del partido lo considera una treta ilegal y ha imp...
El terremoto que ha vivido el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en los últimos meses, si no es que en los últimos años, ha tenido como protagonista a su presidente Alejandro Alito Moreno, recientemente reelegido. Además de los desastrosos resultados electorales, en el hipocentro de la polémica se encuentra una anticlimática asamblea nacional que abrió la puertas a la reelección de las dirigencias. El sector crítico del partido lo considera una treta ilegal y ha impugnado esos acuerdos ante las autoridades electorales. Carolina Viggiano (Hidalgo, 56 años), la nueva secretaria general del tricolor, mancuerna de Alito en la fórmula para perpetuase cuatro años más en la dirigencia, ha decidido sacar pecho y defenderse de las críticas.
Desde su oficina en el tercer piso del edificio principal de la sede del PRI defiende a Alito, sus decisiones y la reelección. “¿Dónde está la falla? Hemos hecho todo lo que se ha considerado pertinente hacer”. Repite el discurso de Alito, con matices. Por ejemplo, se posiciona en contra del amago de expulsión a los exdirigentes a los que respeta, como Manlio Fabio Beltrones. Los últimos meses han sido difíciles, dice. Al siguiente día de los comicios, en automático le siguió el camino hacía la renovación de la dirigencia priista. Con más de 30 años de militancia ha ocupado diversos cargos en el servicio público y al interior del partido. Ahora se prepara para tomar protesta como senadora plurinominal.
Reconoce que el PRI no pasa su mejor momento, “atraviesa una crisis importante”, dice. A diferencia de Alito, ella no reparte culpas, todos han tenido un poco de responsabilidad. Viggiano conoció poco de los años de gloria del priismo. “Nací en la alternancia”. Su carrera política en el PRI inició en el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000), la última Administración priista antes de entregar el poder al PAN. Dice que no le dolió que el PRI perdiera el poder, lo vio como la oportunidad para una nueva generación de políticos. Hoy forma parte de ella, codo a codo con Alito como secretaria general. Podrá estar hasta 13 años en el cargo, así lo permiten las reformas estatutarias en el partido que dista mucho de lo que fue hace 30 años.
Pregunta. ¿Cuál es su diagnóstico del PRI?
Respuesta. Atraviesa por una crisis importante, tal vez la más importante de su historia. Estamos frente a un problema estructural, no de personalidades. Tomamos decisiones que nos alejaron de las bases. Las reformas de [Enrique] Peña fueron buenas en general, pero es como hacer un pastel delicioso con un betún de estiércol llamado corrupción. Necesitamos decir, sin autoflagelarnos, cuáles son los verdaderos problemas. El PRI está en una crisis y no podemos echar culpas.
P. ¿Qué ha hecho bien esta dirigencia?
R. Es injusto hacerle todas esas críticas a Moreno. Fue el gran artífice para lograr la coalición en 2021, para no permitir las reformas que hoy se están suscitando. Lo hicimos gracias a esos cambios y a la voluntad que tuvo de ir con el PAN, nuestro adversario histórico. Tuvimos muchas críticas al interior, muchos no estuvieron de acuerdo y Alito aguantó. Llegamos a la Cámara y no dejamos pasar una sola reforma constitucional. Nos pidieron aceptar una candidata que no era de nuestras filas, nos sumamos a la Marea Rosa, la aceptamos como parte importante de la estrategia. ¿Dónde está la falla? Hemos hecho todo lo que se ha considerado pertinente hacer, aunque eso nos lleve a críticas interiores, exteriores y sacrificios. Ha sido muy duro para nosotros.
P. ¿Qué hizo mal la dirigencia para obtener los pobres resultados electorales?
R. La discusión de fondo, estructural, no la hemos dado. Nos falta más democracia interna. Esas dos cosas sí pueden ser nuestra responsabilidad. Es muy difícil ganar en una elección de Estado. Las mañaneras son inequitativas para todos, se calumnia, se difama, se amenaza, se miente, se violenta, hacen uso faccioso de los programas sociales. Con esos elementos es muy difícil ganar una elección. A nuestros gobernadores les dio miedo mostrar su priismo, militar, organizar. En 2018 perdimos absolutamente todo. El único Estado que se ganó fue Yucatán. No me digan, ustedes perdieron todo. ¡No! ya estaba perdido.
P. ¿La búsqueda de democracia interna no es contradictoria con la reelección de las dirigencias?
R. No, porque quien quiere participar lo puede hacer. Puedes decir que hay mayoría de parte de quienes dirigen, pues sí, los militantes también quieren sobrevivir al partido para que se garanticen espacios. Este partido funcionaba porque había un jefe político en los Estados o en el país, ponía orden como un padre y decía ¡A ver no se peleen! yo les guardo espacios. Cuando ya no tienes eso, tienes que buscar mecanismos para propiciar la democracia interna. Si no hubiésemos tenido ciertos controles ahora que hemos perdido el poder, el partido ya no existiría, le hubiera pasado lo que al PRD. Alito y yo fuimos a la reelección pero se abrió, compitió otra compañera.
P. ¿Han conducido un PRI huérfano?
R. No lo diría así, pero si estamos acostumbrado a que haya un jefe político, como hoy lo hace Morena. Tiene un jefe político que no solamente da instrucciones a su dirigencia, a sus gobernadores, si no hasta a los nuestros. También le dicta algunas líneas a la presidenta electa. Ese modelo del siglo pasado ya lo usamos nosotros. Probablemente a los mexicanos les gustó lo que éramos. El presidente nombra a nuestros héroes, a los que los priistas hemos honrado toda la vida, como Miguel Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez o Leona Vicario. Los llama ‘¡Nuestros héroes!’.
P. ¿Qué méritos tiene la fórmula Alejandro Moreno y Carolina Viggiano?
R. A Alejandro [Moreno] lo han hostigado, es parte de la estrategia. Los golpes más duros que hemos recibido han sido de expriistas. ¿Por qué se fueron o por qué están molestos? Porque ellos quisieran estar en el lugar de Alejandro o en el mío, en la lista del Senado o de la Cámara de Diputados. Si hubieran querido salvar al partido lo hubieran hecho cuando les tocó, tuvieron su oportunidad. Hemos leído, escuchado a especialistas, a expertos para entender este método populista aplicado en varias partes del mundo antes que aquí.
P. ¿Entonces estos años les sirvieron para analizar el comportamiento de Morena y en este nuevo periodo van a aplicar lo aprendido?
R. Sí. Esa es una de las ventajas, una de las oportunidades que veo de que podamos estar de nueva cuenta.
P. ¿No era necesario rostros nuevos en la dirigencia?
R. Necesitamos cuadros nuevos para sobrevivir a esto, pero se requiere de experiencia, tenacidad, habilidad y mucha resiliencia. Hay que aguantar mucho. Lorena [Piñón] levantó la mano, pero de los que estuvieron haciendo alguna crítica no se apuntaron.
P. ¿Es válido expulsar o excluir a Manlio Fabio Beltrones de la bancada en el Senado por disentir?
R. No se ha expulsado a nadie por disentir de la dirigencia. Manlio dijo: ‘yo voy a tener votos independientes’ O somos de la bancada o no somos. El día que se convocó para decidir los trabajos de la bancada no vino. Él mismo empezó a decir que estaba fuera, que no se sentía dentro de la bancada. Él sigue siendo priista, pero no estuvo, la votación se hace con los senadores presentes, tenemos que firmar un acta constitutiva ante notario. A Manlio no lo hemos expulsado y menos por tener una voz diferente.
P. ¿Tiene solución?
R. Hay que seguir haciendo política. No hay nunca, ni hay siempre, hay que estar abiertos. No puedo aceptar que Manlio diga que no hay inclusión cuando tuvo la oportunidad de ser candidato junto con su hija. Hubo muchos reclamos por incluirlos. No venían a las reuniones, no estaban en las luchas, no venían a las marchas. Y eso Alejandro y yo lo tuvimos que apechugar.
P. ¿Vale la pena prescindir de Manlio Fabio Beltrones?
R. Tiene la misma talla que nosotros. Nadie es imprescindible, pero todos somos necesarios en una época de crisis. A Manlio lo respeto, fui su delegada en Oaxaca, me mandó a trabajar a la elección de Alejandro Murat, que se fue de Morena. Me fui a vivir allá tres meses para servirles gratuitamente. Lo hice porque era el presidente del partido y porque soy disciplinada. Esa es mi relación con él, de trabajo, de esfuerzo, le di resultados, me esforcé mucho. Lo hice con gran cariño al partido y con gran respeto a él.
P. El amago de expulsar a otros exdirigentes por sus críticas a la dirigencia ¿No son rasgos de una dirección autoritaria?
R. No comparto esta parte práctica de que se vayan compañeros. Les quiero decir ¡Aquí estoy! ¿por qué me subestiman? Soy la secretaria general, me gustaría que tuvieran diálogo conmigo.
P. ¿Por qué no buscó la presidencia? De acuerdo a los estatutos, le correspondía a una mujer.
R. Nunca estuvo en mi ánimo, no trabajé para eso, no proyecté eso. No me dediqué a trabajar para serlo. Daba por hecho que aunque hubiera reelección podía haber otros compañeros. Las circunstancias se dieron así porque así conviene al partido.
P. ¿Por qué no es tan participativa?
R. Los Estatutos no le dan muchas facultades orgánicas a la secretaría general, a lo mejor habría que modificarlo. En beneficio de esta dirigencia debo decir que es la primera en la que no ha habido pleito. A veces no estoy de acuerdo con él y se lo digo. Sabe perfectamente que soy una mujer que habla de frente. Me apoda ‘la maestra’, dice que soy muy estricta. Tenemos una relación respetuosa, institucional. En esta nueva etapa quiero tener mayor comunicación con las estructuras territoriales. Las secretarias generales de los comités estatales son subestimadas, no las toman en cuenta para la toma de decisiones. Hay muchos matices, misóginos y machistas.
P. ¿Cuál es su propuesta para refundar el partido?
R. Estamos haciendo investigaciones de campo que nos permita pulsar lo que la gente quiere y no quiere. Pero al interior del partido también importa saber qué quieren y que no quieren los militantes. Somos un partido de meritocracia. Hay compañeros que han luchado, que vienen de abajo, que han hecho las labores más modestas y otras más complicadas y dicen, bueno, ¿por qué fulano y no yo que llevo tanto tiempo esperando una oportunidad? Eso hay que cambiarlo, hay que democratizar.
P. Hay quienes pronostican su extinción.
R. Siempre nos sacan el acta de defunción. En 2000 y en 2018 la sacaron. Hablan de un muerto todos los días. Ninguna institución se hace en cuatro años.
P. Las listas de plurinominales están encabezadas por integrantes de la dirigencia ¿Es un doble discurso cuando habla de democracia interna?
R. Sin decirte si está bien o está mal, siempre ha sido así, no es de ahora, por eso quieren estar aquí. No tengo un sueldo del partido. Aportar, abonar y ganarnos un espacio es válido.
P. ¿Veremos su reelección para un tercer periodo en 2028?
R. No he pensado en eso. Lo único que quiero es que nuestro partido se recupere, que estemos a la altura de las circunstancias, que logremos mejorar el ánimo interno, que seamos más atractivos para la sociedad. Lograr un nuevo clima con nuestros críticos.
P. ¿Teme el fallo de los tribunales a las impugnaciones para invalidar la reelección?
R. No. Hicimos todo conforme a derecho. No nos hubiésemos arriesgado sabiendo que tenemos críticos.
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