Poemas para un ‘otaku’ o cómo enamorarse de alguien que no existe
El nuevo poemario de la autora mexicana Paola Llamas Dinero utiliza su pasión por la animación japonesa para profundizar en las ansiedades del amor, la dificultad para madurar y hasta el deseo de ser tan perfecto como una caricatura
Enamorarse de un personaje ficticio podría sonar raro para muchas personas. Sin embargo, para un otaku — amante de la animación japonesa — puede ser tan normal como sentirse atraído por uno de los Beatles. “Las relaciones parasociales existen desde la aparición de los medios de comunicación”, plantea la escritora mexicana Paola Llamas Dinero, que añade: “en este caso son fictosexuales y no son muy diferentes. Son relaciones afectivas que mantienen las personas con seres inexistentes”. Se refiere a los sentimientos que tienen los espectadores por los personajes en pantalla, los cuales pueden ser desde ligeros hasta abrumadores, similar a lo que sucede con una persona de verdad, y también a la obsesión que pueden tener algunos al no poder encontrarse con esa persona en el plano de la realidad.
Este es uno de los temas que busca explorar la escritora originaria de Guadalajara, Jalisco en su poemario Poesía para otakus (Editorial Almadía), un título que atrae de inmediato a los amantes de lo japonés, pero que también genera intriga entre aquellos que conocen el término otaku de forma superficial, ya que provoca una pregunta específica: ¿Qué tipo de poemas pueden estar hechos para un cierto tipo específico de persona? Los que hablan sobre anime, que toman como referencia hechos sucedidos en series populares y que toman en serio la idea de enamorarse de una caricatura, como si fuera una persona real.
La idea de que este tipo de poemas existan puede confundir a aquellos que piensan que la poesía solo trata sobre temas sublimes o que es solo para genios de la talla de Rimbaud, Plath o Pizarnik. La misma autora, de 32 años, sentía duda de intentar encontrar un espacio entre la poesía y lo otaku ya que parecían temas “aparentemente separados”. Sin embargo, inspirada por una necesidad de “desmitificar” ese tipo de literatura y de explorar su personalidad, influenciada por la animación japonesa y su amor por ese país, comenzó a escribir estos textos cuyo centro es el amor, temas como la soledad, la dificultad para madurar, la romantización de lugares desconocidos y hasta el deseo de ser tan perfecto como una caricatura.
Llamas Dinero, autora también de la colección Yo no pedí nacer mujer pero gracias, forma parte de una generación que creció viendo anime en la televisión mexicana. Series como Dragon Ball, Saint Seiya o Ranma ½ eran populares cuando se encontraba en la niñez y en la pubertad. Al llegar Internet a su vida exploró aún más este tipo de animaciones, las cuales se han vuelto parte de su dieta cultural diaria. Esto se mezcla con su amor por la poesía latinoamericana, la cual está pasando por un momento de transformación gracias a autores como ella y otros que buscan explorar distintas formas de expresarse, lejos de la tradición clásica. Utilizan elementos de la cultura pop, lo cual sirve tanto para que la audiencia la sienta más personal, como para recordarles que la poesía es para todos. Incluso ella recuerda que la poesía le parecía intimidante. “De niña me costaba mucho trabajo acercarme porque no entendía cosas. Sonaba interesante pero no terminaba de entender. La poesía puede exigir cierto bagaje en el lenguaje, referencias a otros textos clásicos y más. Y el anime me hacía sentir en un lugar seguro con el que podía reconectar”. Con su trabajo espera hacer textos accesibles y demuestra que no se necesita utilizar un lenguaje o estructuras complejas para expresar una emoción a través de un poema.
Sin embargo, esto no significa que sus poemas sean simples. La autora resalta que, aunque superficialmente el anime parezca solo caricatura, adentrarse en los diversos géneros que se producen revela que existen obras que abordan temas complejos. Neon Genesis Evangelion (1995-1996), uno de los animes más populares a nivel mundial, ha dejado un legado al ser una producción que utiliza una historia de adolescentes que pelean usando robots contra una amenaza extraterrestre para hablar sobre la soledad, la dificultad de encontrar un espacio en el mundo, y lo complejo de las relaciones humanas. Uno de los poemas de Llamas Dinero, Alguien debe pilotear la nave, es una referencia directa al dilema que tiene el protagonista de la serie, quien es forzado a subirse a uno de los robots para pelear y que solo lo hace para recibir la aprobación de su padre, un tema con el que es fácil identificarse. “Creo que de alguna manera no he salido de Evangelion”, confiesa la autora, “es decir, no me he subido a la nave en ciertos momentos de mi vida y no quiero hacerlo.”
Poemas para otakus también parece ser un reflejo de cómo fue experimentar la vida para la generación millennial. Mientras que las anteriores vivieron más en exteriores, jugando en las calles y explorando lugares, muchos millennials crecieron y aprendieron de la vida desde sus hogares. Sus paisajes eran los que mostraban las series y películas que veían, con lecciones de vida impartidas por personajes ficticios. En un punto del libro, Llamas Dinero habla sobre Tokio como una ciudad futurista que parece ofrecer todo un mundo distinto a la realidad que tenemos. Sin embargo, en el mismo texto es consciente de que sólo es una romantización exagerada causada por el anime, una fantasía inexistente donde se plasman sus deseos.