Adriana Paz, actriz: “Ser madre y poder seguir mi sueño no ha sido fácil”

La intérprete, ganadora del premio a mejor actriz en Cannes, es una de las homenajeadas en el Festival de Cine de Guanajuato por sus aportes para visibilizar a otras mujeres en la industria

Adriana Paz en Guadalajara (Estado de Jalisco), el 10 de junio.Roberto Antillón

Adriana Paz proviene de una familia aficionada al deporte y con una capacidad innata para bailar. La primera habilidad no la heredó, pero desde que tiene uso de memoria, recuerda a su padre, poniéndose a su nivel, de rodillas haciéndola danzar. A la fecha, si se trata de salsa o un baile de salón, la gente se sienta a verlos bailar. “Sí damos el show”, cuenta alegre. Nunca hubo un actor o actriz entre los suyos que le marcara el camino para su futuro.

Cuando hubo que “tomarse las cosas en serio” en la preparatoria y tomar decisiones sobre lo que iba a querer hacer con su vida, su corazón supo darle la respuesta al instante. Paz recuerda que estudiaba en el Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente. En un muro les colocaron todas las carreras a las que podían aspirar en la UNAM. Arquitectura. Biología. “Ninguna me latía”, recuerda. Hasta que leyó Licenciatura Dramática y Teatro. “Ahí sí mi corazón saltó. Aquí sí me dan ganas de ir a la escuela. Ahí me latió el corazón, me vibró el cuerpo. Como era una licenciatura, mi familia iba a tomarlo como algo serio y me iban a apoyar”, rememora.

No se equivocó en su elección. En la pasada edición del Festival de Cine de Cannes, en Francia —uno de los más importantes y prestigiosos del círculo cinematográfico—, la intérprete de 44 años, nacida en la capital, se convertía en la primera actriz mexicana en ser recipiente del premio a Mejor actriz por su participación en la película Emilia Pérez, que próximamente continuará su recorrido cinematográfico en las citas de Toronto y Telluride. Con más de 50 producciones bajo el brazo, entre el cine y la televisión, Paz ha sido elegida este año, junto a sus colegas Marina Stavenhagen y Claudia Ramírez, por el Festival de Cine de Guanajuato (GIFF) para ser reconocida por el trabajo de mujeres que han luchado por la visibilización y el reconocimiento, lejos de esquemas de violencia y con la construcción de entornos de sororidad por delante.

Con motivo de su reconocimiento en el GIFF, la actriz conversó por llamada telefónica sobre el proyecto que la galardonó en Francia, su carrera y los retos de la maternidad.

A Paz todavía le sorprende el camino que ha recorrido en la actuación, viniendo de un padre y madre que les gustaba el baloncesto y que tenían una tienda de computadoras. Nunca pasó clases de danza o actuación, ni tampoco tenía esa historia de orígenes ligado al arte.

Sin embargo, sí recuerda que le gustaba contar historias. Cuando había fiestas familiares en casa de sus padres, a través de una ventana, simulando un escenario, armaba piezas teatrales, asignándoles papeles a sus primos y amigos. O, también, cuando iba al cine y le gustaba alguna escena, la reconstruía frente al espejo y se ponía a llorar al entrar en personaje, pero no estaba segura si ese mundo realmente era el suyo al pensar la frase que a cualquier intérprete se la han dicho alguna o muchas veces: “¿Cómo vas a ser actriz? Los artistas se mueren de hambre”.

En la Facultad de Filosofía y Letras, de donde egresó en 2003, aprendió a soñar, a creer, a no claudicar, a perseverar y a seguir ese instinto que la hizo apostar por la actuación, esa “piel chinita” —cuando se eriza la piel—, cada que un proyecto era atractivo o frente a una experiencia que la iba a llevar a exigirse más o sacarla de su zona de confort. Esa filosofía personal y profesional fue la que la llevó a convertirse en tres veces ganadora de los premios Ariel por sus interpretaciones en La tirisia (2015), Hilda (2016) y La caridad (2017). U optar al Premio Goya en 2017 por su interpretación en la cinta El Autor. Así como interpretar a Altagracia en la tercera y cuarta temporada de la serie Vis a vis, uno de sus papeles que más fama y popularidad le ha dado.

En Emilia Pérez, con fecha tentativa de estreno en México para el último trimestre de 2024, Paz comparte cartel con la española Karla Sofía Gascón, la dominicana Zoe Saldaña y la estadounidense Selena Gómez, con quienes recibió el reconocimiento a Mejor Actriz en Cannes. El filme del director Jacques Audiard, una coproducción entre México y Francia, también obtuvo el Premio del Jurado.

Adriana Paz, Karla Sofía Gascón, Zoe Saldaña y Selena Gómez en la premiere de 'Emilia Perez' en el Festival de Cannes, el 19 de mayo,SEBASTIEN NOGIER (EFE)

Sobrecualificada y sobreexplotada, Rita (Saldaña) utiliza sus talentos como abogada al servicio de una gran firma más inclinada a blanquear criminales que a hacer justicia. Pero se le abre una puerta de salida inesperada, que ayuda al líder del cártel Manitas (Gascón) a salir del negocio y llevar a cabo el plan que ha estado perfeccionando en secreto durante años: convertirse finalmente en la mujer que siempre soñó ser, según cuenta la sinopsis.

En Emilia Pérez, Paz interpreta a la novia del capo Manitas. Audiard da el salto de las torres blancas y negras del barrio parisino en Las Olimpiadas (2021) a la metropolí de Ciudad de México para su nueva película filmada en español y parcialmente en inglés. El cineasta se sumergió en el mundo ultraviolento de los narcotraficantes mexicanos con un elenco latino-español.

“El equipo de producción era increíble. El set que armaron en París, de verdad yo me sorprendí cuando entré en los foros y dije: ‘Esto es un tianguis en México’. Jacques es un señor que tendrá 70 años ya, pero está lleno de energía, de vida. Es súper joven, como en su espíritu. Le gusta experimentar, arriesgarse. Aunque ya lo había hecho antes, hablar de un país que no era el suyo fue un riesgo grande, pero eso no lo detiene. Estuvo en México, absorbió su comida, su música. Es observador también, es un artista que está muy atento a los detalles, que sabe leer muy bien al ser humano y sus emociones”, afirma.

Emilia Pérez, catalogado como un narcomusical, se suma a otras producciones recientes, tanto televisivas y cinematográficas, que reflejan un problema que se ha normalizado y enquistado en la sociedad mexicana desde hace más de una década, como lo es la violencia a causa del narcotráfico. Viendo el género con el que se aborda, ¿cuál es el retrato que hace la película sobre esta situación? “Es una película que habla sobre el amor y la humanidad. Está más allá del género. Es complicado. Más que hablar de la violencia, se habla de las personas que sufren esa violencia y cómo de distintas formas los agarra”, explica.

La actriz Adriana Paz, la guionista Marina Stavenhagen y la intérprete Claudia Ramírez, homenajeadas en el Festival de Cine de Guanajuato, el 24 de julio.Festival de Cine de Guanajuato ((GIFF))

“Es un poco una historia de redención y de búsqueda de la esencia. De arrepentimiento, de conciencia, porque creo que muchas de las personas que terminan dentro de esta ola de violencia ni siquiera son conscientes de lo que vieron y terminan ahí porque no les queda de otra. La vivimos todos y hay algunos que hacen apología, otros que la critican, o sea, hay que hablar de eso”, precisa la actriz.

Paz es consciente de que se trata de una apuesta arriesgada, pero defiende la visión de Audiard por lo meticuloso de su puesta en escena por cómo la música, el baile y las coreografías pueden permear al público, distanciándolo y atravesándolo al mismo tiempo. “Las imágenes son como un golpe, y a la vez entendemos el dolor que provoca lo que está sucediendo en México, lo sientes en la música”, complementa.

Paz, antes de emprender el viaje a París, primero se preparó con Juan Pablo Villa, quien fue su entrenador vocal. Sin embargo, la que terminó de formar y le exigió fue Camille, cantante y compositora francesa, quien también estuvo a cargo de la banda sonora original. Aparte del aspecto actoral, necesitó prestar atención a aspectos como la entonación y afinación porque todas las piezas musicales se cantaron en vivo. “En la parte musical, interpretativa, estaba fascinada. Estaba como una niña jugando y aprendiendo todo lo que me estaba pasando”, recuerda.

A pesar del éxito de Emilia Pérez en Cannes, la película y una de sus protagonistas, Karla Sofía Gascón, han sido víctima de ataques sexistas y tránsfobos por parte de grupos ultraconservadores en España y Francia. Con su actuación en la película, Gascón se convirtió en la primera mujer transgénero en obtener el galardón en el festival de la Costa Azul. Pero también recibió una avalancha de reclamos por parte de los colectivos de mujeres que reclaman a la comunidad transgénero por arrebatarles oportunidades. Paz considera que su coprotagonista era la persona adecuada para interpretar a Emilia y Manitas y que “hay espacio para todos”.

“Las mujeres hemos sido hechas a un lado por muchísimo tiempo. Estamos comenzando a tomar nuestro lugar, pero creo que también hacer a un lado a otros que están también buscando el suyo, pues no sé si nos beneficia. No creo que Karla le haya quitado el lugar a nadie. Ella se lo ganó con su trabajo cuando hizo su casting y se ganó el premio cuando hizo su trabajo como actriz”, opina.

Paz, a lo largo de su carrera, ha tenido que compaginar la maternidad con la dedicación a su trabajo. Algo que siempre buscó transmitirle a su hijo de 10 años, enseñándole que “vale la pena trabajar y luchar por lo que quieres, crees y consideras que es importante”. Un premio a todas las separaciones entre ambos fue durante la presentación de Emilia Pérez, cuando Paz y el equipo de producción recibió una ovación de nueve minutos tras la proyección. Una publicación en la cuenta de Instagram de la actriz mostraba la mano de su hijo señalando a la televisión, donde se veía a Paz emocionada, con los ojos llorosos, y a él reconociéndola y diciendo “mamá”.

“Es algo que me toca muchísimo porque ser madre y poder seguir con mi sueño no ha sido fácil. Seguramente mucha gente me habrá criticado, me criticará, porque piensan que si tienes un hijo, te tienes que quedar con él. Creo que no, también nosotras tenemos que seguirnos desarrollando, porque de pronto yo he visto un montón de madres súper frustradas que no son la mejor versión de sí misma y no son el mejor ejemplo para sus hijos y tampoco son las mejores mamás”, afirma un tanto emocionada.

Así como ella, muchas madres tienen que ir a las fábricas, a la oficina o ausentarse todo el día y para todas es duro, admite. “Poder ver que nuestros hijos se sientan orgullosos y que nos entiendan es una victoria. Es poder también enseñarles qué es la vida. Hay que tomar decisiones que no van a ser fáciles, pero hay que luchar y trabajar por ellas”, concluye.

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