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Receta de acción climática para las candidatas a la presidencia de México

La próxima presidenta tiene la responsabilidad de cambiar el rumbo del país a uno que dé mayores y mejores oportunidades a la promoción de un desarrollo sostenible, en armonía con la naturaleza y reposicionando a México como líder internacional en la lucha frente al cambio climático

Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum este domingo, durante el segundo debate.

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A mediados de enero, la Ciudad de México se pintó de morado con las hermosas jacarandas que hace más de un siglo don Porfirio Díaz hizo traer para copiar el espectáculo de los cerezos japoneses. Las jacarandas, tal como los cerezos, debían florecer alrededor de la entrada de la primavera, a mediados de marzo, pero se adelantaron un par de meses como resultado de un invierno particularmente caliente y seco. Estos primeros meses del año han puesto a todo México en una crisis de escasez de agua, sequía extrema e inclusive declaraciones de emergencia hídrica en diferentes entidades. Se llama cambio climático, está aquí presente en nuestra vida diaria y, bajo las tendencias actuales, sólo puede empeorar con el tiempo.

Si queremos prevenir que estas sequías, y otros eventos extremos, como el huracán Otis, se exacerben en el futuro, este año el electorado mexicano tiene una obligación ciudadana: elegir a la candidata que ponga al centro de su campaña la acción climática como una prioridad.

Claudia Sheinbaum, la candidata del partido actualmente en el poder, ha puesto la continuidad política y de “transformación” como su eje principal para el desarrollo del país, mientras que Xóchitl Gálvez, de la coalición de partidos de oposición, enarbola el estandarte de la seguridad. Y claro, el desarrollo y la seguridad son temas centrales que deben ser atajados por cualquier futura presidenta. Pero hoy queremos recordarles a ambas candidatas que los riesgos inminentes del cambio climático para la seguridad alimentaria, para la seguridad energética y para la seguridad social de los y las mexicanas son de tal envergadura que pensar el futuro de nuestro país, para los siguientes seis años y para las siguientes décadas, debe hacerse bajo el filtro de la seguridad y la justicia climática, y de las oportunidades de desarrollo que también ofrece la acción en este tema.

Señoras candidatas, ustedes tienen la responsabilidad de cambiar el rumbo del país a uno que dé mayores y mejores oportunidades de manera coherente con la promoción de un desarrollo sostenible, en armonía con la naturaleza y reposicionando a México como líder internacional en la lucha frente al cambio climático. Por si tienen dudas, aquí les dejo la receta para hacer esto efectivo:

Paso número 1: Diseñar un Plan Nacional de Desarrollo centrado en promover la descarbonización y la resiliencia climática del país.

Paso número 2: Restaurar los espacios institucionales ambientales y climáticos que fueron desmantelados por el actual presidente, con partidas presupuestarias adecuadas para la implementación de la legislación ambiental y, en particular, la Ley General de Cambio Climático.

Paso número 3: Presentar ante Naciones Unidas un compromiso climático (NDC, por sus siglas en inglés) que esté alineado con la necesidad de reducir 43% de emisiones para toda la economía a 2030 y de 60% a 2035, así como una estrategia actualizada que detalle cómo el país alcanzará la carbono neutralidad a 2050.

Paso número 4: Acelerar la transición hacia un sistema energético justo, democrático y bajo en emisiones que apuntale la descarbonización del sector eléctrico y de la industria del petróleo y gas, así como la triplicación de la capacidad instalada de energías renovables a 2030, de la mano con una reforma a los subsidios a los combustibles fósiles que reduzca el riesgo de incurrir en activos varados e incertidumbres fiscales en el futuro.

Paso número 5: Asegurar el cumplimiento de la meta para detener y revertir la deforestación al año 2030, promoviendo la organización y participación comunitaria y la integración de prácticas de conservación y regeneración de ecosistemas.

Paso número 6: Garantizar el ordenamiento territorial y la planeación urbana bajo un enfoque de soluciones basadas en la naturaleza y priorizando el acceso a servicios de movilidad y a espacios públicos y verdes de calidad, junto con políticas públicas a favor de la vivienda asequible y sustentable.

Paso número 7: Reposicionar a México como un actor relevante en los esfuerzos globales de acción climática, empezando por cumplir cabalmente el Acuerdo de Escazú y vincular al país a la iniciativa Renovables en Latinoamérica y el Caribe (Relac), para alcanzar la meta regional de participación de energía renovable en la generación total de electricidad en 80% al año 2030.

La administración lopezobradorista que está a punto de finalizar ha tratado con absoluto desdén a la sociedad civil que le ha exigido tener en cuenta los impactos ambientales de sus megaproyectos. En un punto crítico de la historia de la humanidad en el que los gobiernos del mundo deben actuar con un compromiso irrestricto de acción climática, particularmente los gobiernos de los países con mayores emisiones, México entre ellos, la futura presidenta debe asumir esta responsabilidad de seguridad nacional y liderazgo internacional con absoluta seriedad. Nos vemos en las urnas.


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