María Fernanda Sánchez, informar sin revictimizar
El hallazgo del cadáver de la estudiante ha dado pie a una nueva búsqueda, esta vez relacionada con descubrir los motivos de lo que le sucedió
Se llamaba María Fernanda Sánchez, tenía 24 años y hace unos meses se había mudado a vivir a Berlín para estudiar una maestría después de terminar su carrera en México. Su vida transcurría con aparente normalidad hasta que el pasado 22 de julio, amigos y familiares dieron la voz de alarma cuando no pudieron localizarla. Maffy, como la conocían cariñosamente, había desaparecido.
Este sábado, la familia confirmó que ...
Se llamaba María Fernanda Sánchez, tenía 24 años y hace unos meses se había mudado a vivir a Berlín para estudiar una maestría después de terminar su carrera en México. Su vida transcurría con aparente normalidad hasta que el pasado 22 de julio, amigos y familiares dieron la voz de alarma cuando no pudieron localizarla. Maffy, como la conocían cariñosamente, había desaparecido.
Este sábado, la familia confirmó que el cuerpo de la joven fue encontrado en un canal de la capital, cerca de un puente en el distrito de Adlershof, tal y como anunciaron las autoridades alemanas. Aunque la policía ha señalado en las pocas actualizaciones que ha dado que “no se puede asumir ninguna culpa de terceros”, todavía no se han aclarado las circunstancias en las que se produjo la muerte de la chica y sería temerario, imprudente y revictimizante alimentar cualquier especulación fuera de la versión oficial. Por ejemplo, el comunicado de la policía que decía que había indicios de que la joven se encontraba “bajo los efectos de una situación psicológica excepcional”. O los mensajes que a raíz de eso deslizaron algunos funcionarios mexicanos sobre la salud mental de la chica.
El hallazgo del cadáver de la estudiante ha dado pie a una nueva búsqueda, esta vez relacionada con descubrir los motivos de lo que le sucedió, una pregunta que las autoridades deberán responder en los próximos días cuando se conozca el resultado de la autopsia. También ha puesto sobre la mesa una asignatura pendiente para las autoridades mexicanas en Europa: la atención de la salud mental.
Escribir sobre un fallecimiento, asesinato o un feminicidio es un reto periodístico. Por un lado, la información rigurosa y puntual tiene que ayudar al lector a comprender lo sucedido, pero no todo vale a la hora de informar. Ante todo tiene que existir una ética y un respeto por la dignidad de la víctima. También por sus familiares y amigos que leerán la noticia más dolorosa de sus vidas. Existen muchas formas de violentar a una mujer y maltratar su dignidad a través de la prensa, en México lo sabemos bien. Más cuando se habla de las causas de su muerte.
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