Silvana Estrada: “Cada vez a la gente le importa menos que maten mujeres, que exista la violencia”
La cantante veracruzana profundiza sobre su carrera, los cambios que ha tenido, su crecimiento sobre el escenario y da una pista de lo que viene para el futuro
Silvana Estrada es una narradora en el escenario. La expresión que cobra su rostro al cantar otorga una visión completa del sentimiento raíz de sus canciones. Su cuerpo entero es parte de la música, desde la manipulación de su guitarra o un cuatro (un instrumento musical con origen en el folclor de Venezuela), hasta los ligeros espasmos de su cuerpo. Transmite el sufrimiento, el placer, el gozo y la esperanza dentro de sus letras. Historias con las que todos pueden identificarse. De ese modo, el vínculo entre artista y espectador se hace más estrecho. Su interpretación atrapa y no suelta hasta...
Silvana Estrada es una narradora en el escenario. La expresión que cobra su rostro al cantar otorga una visión completa del sentimiento raíz de sus canciones. Su cuerpo entero es parte de la música, desde la manipulación de su guitarra o un cuatro (un instrumento musical con origen en el folclor de Venezuela), hasta los ligeros espasmos de su cuerpo. Transmite el sufrimiento, el placer, el gozo y la esperanza dentro de sus letras. Historias con las que todos pueden identificarse. De ese modo, el vínculo entre artista y espectador se hace más estrecho. Su interpretación atrapa y no suelta hasta que el poema termina. “Estoy muy pendiente de mi gente. De mis músicos y del público”, dice a EL PAÍS a través de una llamada de Zoom mientras se prepara para adentrarse en una nueva gira por Europa. “Eso es rico: ir a un concierto y que alguien esté consciente de ti. Que la persona que te está cantando piense: ‘quiero que te la pases bien’”. Y ella tiene claro su trabajo.
Para la cantante originaria de Coatepec, Veracruz, la vulnerabilidad y la intimidad durante su espectáculo es una parte clave de la experiencia como intérprete. A través de su apasionada narración, logra hacer que las personas se abran y experimenten todo lo que la canción tiene como intención. “No todas mis canciones son tristes, pero yo noto que la gente llora mucho y creo que es porque muchas veces no existe un espacio donde se pueda ser vulnerable en lo colectivo.” Lo que ella ve es una intimidad distinta, una que se puede conseguir dentro de lo masivo, y la energía generada ofrece, según sus palabras, “sanación”.
Con esta forma de ver la música, no sorprende que Estrada se presente en recintos completamente llenos, incluyendo dos fechas recientes en el Teatro Metropólitan de la Ciudad de México, frente a una audiencia ávida de experimentar esta energía. Y nadie queda fuera. Las canciones de Estrada son universales porque toman un tema sobre el que “llevamos siglos cantando”: el amor. “Creo que el amor tiene mucho valor político, sobre todo identitario”, afirma. Esta idea encaja con la recepción y apoyo que ha recibido la artista por parte de feministas o la comunidad LGBTTQ+. Es así cómo la sanación se puede convertir en algo más inspirador: “La música tiene el poder de devolverle la esperanza a cualquier lucha social,” sentencia. “Hay toda una serie de valores vinculados al arte, que también se pueden vincular a la lucha y al cambio social. (...) Cuando todo lo demás falla, una canción no lo hará.”
Inspirada por esos movimientos, la cantante sabe que existe una necesidad social para la música y otro tipo de arte. “Hoy y siempre necesitamos contextos y situaciones que nos vinculen con la belleza. El amor en automático te vincula con las cosas hermosas de la vida. Creo que vivimos un momento, en México y en el mundo, de tanta prisa, tanta presión, trabajo, violencia, deshumanización… En México siento que estamos envileciéndonos. Desde que soy niña veo un proceso: cada vez a la gente le importa menos que maten mujeres, que exista la violencia”. Ella misma muestra esta función al citar a Violeta Parra, cantante chilena y una de sus más grandes inspiraciones: “El amor nos devuelve a la belleza del mundo”.
Lo magnífico de su trabajo se encuentra en la conjunción entre música y poesía, yendo más allá de las canciones de amor pop. Mientras que lo primero le permite conectar con su audiencia, lo segundo “es un viaje para adentro”. Una canción que está compuesta de ambos elementos, “es lo más precioso que tengo para ofrecer al mundo”, resalta.
El viaje
El camino de Silvana Estrada, al igual que su forma de contar las cosas, ha sido especial. La música fue parte de su vida desde su infancia al ser hija de dos lauderos y músicos de Córdoba, un lugar lleno de cultura musical. El son jarocho, género oriundo del Estado de Veracruz que se vincula a la cultura afrodescendiente de la zona y que suele mezclarse con danza y poesía, ha sido su más larga influencia. Desde entonces, tiene un sentido de exploración constante. Aprende más sobre raíces musicales o de sonidos de otras partes de América Latina y el mundo. Se encarga también de estudiar lo suficiente para integrarlo en su música de forma orgánica y, en sus palabras, se adapta según la “necesidad artística” que tenga en determinados momentos.
Su breve carrera académica se dio en la Universidad Veracruzana en Xalapa, donde estudió jazz y conoció al aclamado músico Charlie Hunter, con quien grabó su primer disco Lo Sagrado en 2017, lo cual atrajo varios oídos. Fue un trabajo más enfocado al jazz y no tanto a lo que ella creció escuchando, además de que no tenía el enfoque en las letras de las canciones, una parte que ahora considera esencial. “Ese fue un punto de quiebre. A mí me importa la letra, yo quiero que la gente la entienda, que se conmueva, no que se impresione por el grupo”. Grabó otro disco con Hunter, pero se alejó de ese tipo de sonidos.
Estrada dejó la Universidad y se separó del jazz para empezar a trabajar en su tercer álbum, Marchita. En este periodo, afirma, encontró un lugar. Conoció a su fiel productor Gustavo Guerrero, quien comparte su visión sobre el enfoque en la voz y se encargó de solidificar sus ideas. Para el disco construyeron “un mundo de madera, con cuerdas, contrabajo y el cuatro, todo de madera y orgánico”. El trabajo también se grabó en una casa de madera con un enfoque en el espacio. Al escuchar las canciones podemos sentirnos cerca de la voz y de cada instrumento, como si estuviésemos en la misma habitación en la que las interpretó.
El trabajo le consiguió una nominación por Mejor Álbum Cantautor y el galardón como Mejor Nueva Artista en los Latin Grammys 2022, el cual compartió con la nonagenaria artista Ángela Álvarez. Posterior al lanzamiento lanzó su “apéndice”, el EP Abrazo, también producido por Guerrero.
El productor es uno de los elementos más importantes para su música actual, siendo cómplice en su constante búsqueda, con un claro entendimiento de su proceso creativo. “Yo entiendo que se necesita una sensibilidad muy especial para poder entender realmente por dónde puede ir la música. Para mí trabajar con Gustavo simboliza un camino de mucho respeto y de mucha exploración, y a la vez siento que es un proceso muy generoso en el que nos permitimos probar varias cosas.” Y como en toda relación, la comunicación es lo más importante. “Nuestro proceso comienza con sentarnos a platicar y enseñarnos música, y después, al momento de trabajar, todo es muy cuidadoso, respetuoso de los procesos y de los músicos.”
Su vínculo con los músicos de sus grabaciones o que la acompañan sobre el escenario también es clave para su propósito como narradora. “Aunque el arreglo esté construido de cierta manera, siempre jugamos con cosas. Para mí es importante porque soy alguien que toca muchas veces al año. Entonces es importante jugar, tener la chispa de explorar. Ellos me permiten hacerlo y juegan conmigo”.
El futuro
Silvana Estrada se está preparando para un año de lanzamientos. Llegarán varios sencillos “exploratorios en cuanto a los sonidos” y en 2024 tendrá un nuevo disco, el cual asegura tendrá un sentido más pop. “Ya no es una cosa oscura, sino algo mucho más ligero. Son canciones que hice en la pandemia, sola en mi casa y todas tienen humor (...) Son una especie de búsqueda del amor, pero también de qué es realmente lo que todos estamos haciendo aquí”. Por otra parte, ese acercamiento a un sonido más accesible se debe a que el sonido de Marchita era tan único que era importante crear una separación. “Esa es mi búsqueda de ahora”, afirma.
La cantante se prepara también para una gira por Europa, donde ha encontrado gran audiencia, al igual que en Estados Unidos y en América Latina. Sin embargo, reflexiona sobre su país natal. Aunque tuvo la reciente hazaña de agotar dos fechas en el Teatro Metropólitan, uno de los recintos más importantes de México con un aforo de 3.165 espectadores, ubicado en el corazón de la Ciudad de México, siente que algo falta: “Mi sueño ahora mismo es poder hacer una gira por México. Es ir a Veracruz, Oaxaca, Chiapas. Hacer una gira de verdad, consistente. Ya me toca (...) Espero que los siguientes años sean más de sacar un disco que le vaya bien, ganar un premio, hacer música para una película, actuar. Esas cosas que uno sueña... A veces pasan y a veces no.” Hace una pausa. “Cuando pasan, está muy bien”.
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