El padre de Checo Pérez: la “estrella” de las cámaras que quiere ser presidente
Antonio Pérez Garibay, que llegó a ser piloto en carreras afamadas como Daytona, es ahora diputado federal de Jalisco por Morena
Sergio Checo Pérez es uno de los mejores pilotos de Fórmula 1 en la actualidad y, sin duda, el mejor mexicano de todos los tiempos (cualquiera puede discutir este calificativo basado en sus percepciones, pero los números que lo respaldan son categóricos: ningún nacional ha ganado más carreras y conseguido más podios). Pérez va segundo en el campeonato de 2022, solo detrás de su coequipero y ya campeón Max Verstappen. En pocas palabras, es una estrella mundial y su trayectoria es un hito...
Sergio Checo Pérez es uno de los mejores pilotos de Fórmula 1 en la actualidad y, sin duda, el mejor mexicano de todos los tiempos (cualquiera puede discutir este calificativo basado en sus percepciones, pero los números que lo respaldan son categóricos: ningún nacional ha ganado más carreras y conseguido más podios). Pérez va segundo en el campeonato de 2022, solo detrás de su coequipero y ya campeón Max Verstappen. En pocas palabras, es una estrella mundial y su trayectoria es un hito en la historia del deporte mexicano.
Ahora bien, cada vez que Sergio gana una prueba o sube a un podio, las cámaras de televisión resaltan los festejos de un hombre particular, que no va vestido de piloto ni pertenece a ninguna escudería. Un hombre maduro, calvo, robusto, sonriente, y no pocas veces eufórico. Se trata del diputado federal de Morena por Jalisco Antonio Pérez Garibay, padre de Sergio y, por lo visto, también su principal porrista.
En el Gran Premio de México, que se corrió el domingo, y en el que Checo alcanzó el tercer puesto, fue posible ver al legislador conmovido y feliz ante las cámaras, agitando una bandera con rostro pleno, y posando ante los fotógrafos para recibir el beso en la mejilla de Anthony Hamilton, padre del siete veces campeón Lewis (escena que replicó, al revés, el conocido beso que el padre de Checo asestó al de su rival en la anterior edición de la carrera, en 2021, ganada por el inglés).
Muchos aplauden la devoción de Pérez Garibay por su retoño. ¿Qué cosa más natural que un padre estalle de orgullo ante los triunfos obtenidos por el talento y esfuerzo de su hijo? Otros, sin embargo, consideran al diputado excesivamente protagónico y lo acusan querer hacerse de una imagen popular a través de la Fórmula 1 para llevar agua al molino de sus proyectos políticos.
Marco Antonio Pérez Garibay nació en una familia de clase trabajadora en Guadalajara, Jalisco, en 1959. Cuenta que se ganó la vida con todo tipo de empleos: bolero, panadero, taxista, lavacoches y mecánico. Este último empleo lo acercó al mundo del automovilismo, que se convirtió en su pasión. Fue piloto y llegó a competir en carreras afamadas, como la de Daytona, antes de que una lesión dorsal lo apartara del volante. Pero la afición pasó a sus hijos. Antonio, el mayor de los varones, destacó en la serie NASCAR mexicana, en la que logró un campeonato. Y lo de Checo en la Fórmula 1 ya es historia.
Pérez Garibay tiene otra afición no menos temeraria que la velocidad: la política. Comenzó su trayectoria en el Partido Nueva Alianza, bajo cuyos colores contendió, sin éxito, para la alcaldía de Guadalajara, en 2015, y por una Senaduría en 2018. Se pasó a Morena y consiguió ser electo diputado federal por Jalisco en los comicios de 2021. Asegura, por cierto, que no se gasta un peso de presupuesto en sus viajes por el mundo, a los que lo invita su hijo, y que su trabajo legislativo tampoco se ve afectado por su presencia en las carreras de Checo. En lo que va de la legislatura, Pérez Garibay solo ha presentado una iniciativa e intervenido con un posicionamiento en tribuna, pero pertenece a tres comisiones y ocho “grupos de amistad” con diferentes países.
Dice, también, que es amigo de los expresidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, aunque su principal inspiración es el actual mandatario (y correligionario suyo), Andrés Manuel López Obrador. Y le cuenta a quien quiera oírlo su deseo de ser candidato a la presidencia de México y hasta asegura que López Obrador lo sabe y apoya sus empeños. No suena entre las “corcholatas” del mandatario para las elecciones de 2024, claro, pero él no ceja en el empeño. ¿Le pondrán el volante en las manos un día?
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