“Vivía con miedo a raíz de su trabajo”: la muerte a golpes de Luis Enrique Ramírez, el último periodista asesinado en México
Durante 40 años trabajó en distintos medios en Sinaloa y Ciudad de México. En 2015, el periodista denunció que sufrió amenazas de muerte
Su pluma desveló los rasgos de figuras tan diversas como el expresidente de México José López Portillo, el fotógrafo Gabriel Figueroa o la cantante Gloria Trevi. Durante más de cuatro décadas, el interés periodístico de Luis Enrique Ramírez lo llevó a retratar los claroscuros de la cultura y los entretelones de la política. Reportero de investigación, columnista y director del portal Fuentes Fidedignas, su nombre fue un referente de periodism...
Su pluma desveló los rasgos de figuras tan diversas como el expresidente de México José López Portillo, el fotógrafo Gabriel Figueroa o la cantante Gloria Trevi. Durante más de cuatro décadas, el interés periodístico de Luis Enrique Ramírez lo llevó a retratar los claroscuros de la cultura y los entretelones de la política. Reportero de investigación, columnista y director del portal Fuentes Fidedignas, su nombre fue un referente de periodismo en Sinaloa, por eso, afirman los reporteros de la zona, pesa más su muerte. Su cuerpo fue encontrado envuelto en plástico, en un paraje de terracería la mañana del pasado jueves, bajo circunstancias que aún indaga la Fiscalía. Hasta ahora, las pesquisas apuntan a que el periodista, de 59 años, falleció a causa de un traumatismo craneoencefálico. El homicidio de Ramírez se sumaría al de otros ocho periodistas asesinados en lo que va del año en México, el país más peligroso del mundo para la prensa.
Las primeras notas de Luis Enrique fueron firmadas a sus 17 años. En esas primeras andanzas laboró en el Diario, Debate y Noreste, emigró un tiempo a la Ciudad de México donde trabajó en las secciones culturales de los diarios La Jornada, El Financiero y El Nacional. A su regreso a Sinaloa, su Estado natal, se sumó al área de investigación del diario Debate. Su amigo y colega en este periódico, Gustavo Lizárraga, recuerda a Ramírez como un colega amable, sonriente e inquieto. “Estamos desconcertados porque recientemente no traía algún tema escabroso o que yo haya sabido que estaba amenazado, él me lo hubiera dicho”, refiere Lizárraga, quien conoció al columnista por más de 20 años.
Lizárraga afirma que en Sinaloa el periodista en general “aprende a vivir con miedo”. Durante años el Estado ha sido asolado por el ambiente de violencia y amenazas que también permea al resto del país, el mismo que hace cinco años le arrebató la vida a otro periodista referente en la región, Javier Valdez, de Río Doce asesinado también en la capital sinaloense en 2017.
Marissa Palafox, editora general del portal Fuentes Fidedignas, tuvo que aprender a llorar y escribir al mismo tiempo. Ella fue la encargada de redactar la nota sobre la muerte de su jefe la noche de este jueves. Ramírez fue el primero en darle una oportunidad como reportera en 2015 en Fuentes Fidedignas, el proyecto que Ramírez fundó en 2012 y que dirigió hasta su deceso. “Sus luchas sociales siempre estaban por delante, era un defensor de los animales, era un amante de los gatos, tenía muchos gatos en su casa y poniendo siempre en tela de juicio el actuar de las autoridades respecto a los derechos LGTB y en defensa del feminismo”, recuerda Palafox.
En un Estado golpeado por la violencia, Palafox recuerda que Ramírez como jefe era extremadamente prudente con la información referente al narcotráfico y al crimen organizado. “Él vivía con miedo a raíz de su trabajo y de cierta forma quería proteger su medio. Nos enfocábamos más en política y en lo más relevante a nivel nacional”, comenta. La reportera asegura que en los siete años que lleva trabajando en el portal nunca han recibido amenazas directas. Pese a la muerte de Ramírez nadie del equipo, conformado por 10 personas, se ha planteado dejar su quehacer periodístico. “Lo único que queremos es seguir su legado y no dejar caer el periódico por esto y honrarlo como se merece”, zanja Palafox.
Los colegas de los medios locales coinciden en su sentimiento de miedo, impotencia, hastío y tristeza tras la muerte de un colega más. Este viernes por la mañana, una docena de reporteros se han manifestado en la catedral de Culiacán, Sinaloa, para protestar por la muerte de Ramírez y para exigir más medidas de seguridad. “Con qué ánimo vamos a salir a reportear, esto (el homicidio de Ramírez) es una sombra para todos los que estamos trabajando desde acá y esto es un sentimiento a nivel nacional”, advierte César Hernández, editor de la revista Espejo en Sinaloa.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha condenado este viernes el asesinato del periodista y ha llamado a las autoridades a proteger y resguardar la seguridad física y emocional de los periodistas que se encuentran en peligro o hayan recibido amenazas por parte de grupos criminales debido al ejercicio de su labor periodística. La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) advirtió que México “se mantiene como el país más mortífero del mundo para la prensa”.
En 2015, Ramírez dijo en varios medios nacionales el temor que sentía por su seguridad tras la muerte de varios colegas: “Yo soy el que sigue”, declaró entonces. Hoy sus colegas le dan el último adiós.
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