Leticia Bonifaz: “Los derechos de las mujeres siempre están en riesgo”
La experta propuesta por México ante la CEDAW analiza un año de contrastes para los derechos de la mujeres en el país, marcado por la despenalización del aborto y el aumento de los feminicidios
Hace 50 años en México no se hablaba de violencia machista. Lo que pasaba en casa cuando se cerraba la puerta, pertenecía a la vida privada. El maltrato que sufrían las mujeres, enraizado en la cultura, era normalizado y aceptado. No era desigualdad, era costumbre. “Las mujeres traían interiorizado ese dato como un aprendizaje formal”, apunta una de las mayores expertas en derechos de las mujeres del país, Leticia Bonifaz, nacida en Comitán, Chiapas, hace 62 años. Doctora en Derecho, activista por los derechos humanos y experta ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la ...
Hace 50 años en México no se hablaba de violencia machista. Lo que pasaba en casa cuando se cerraba la puerta, pertenecía a la vida privada. El maltrato que sufrían las mujeres, enraizado en la cultura, era normalizado y aceptado. No era desigualdad, era costumbre. “Las mujeres traían interiorizado ese dato como un aprendizaje formal”, apunta una de las mayores expertas en derechos de las mujeres del país, Leticia Bonifaz, nacida en Comitán, Chiapas, hace 62 años. Doctora en Derecho, activista por los derechos humanos y experta ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de la ONU (CEDAW, por sus siglas en inglés) forma parte de esa generación que abrió la puerta y convirtió aquello que era privado en político.
México aprobó una legislación en torno a la violencia de género, fue sede de la primera conferencia mundial de la ONU sobre los derechos de las mujeres, en 1975, y suscribió la mayoría de los acuerdos internacionales en la materia. Pese a ello, el país todavía no ha podido atajar el horror de la violencia: más de 3.000 asesinadas en un año. De todas esas muertes, poco más del 25% se investiga como feminicidio.
2021 llega a su fin como un año de grandes conquistas para el movimiento feminista, del que Bonifaz se considera parte, y de claroscuros para las mujeres mexicanas. A la despenalización del aborto por parte de la Suprema Corte y la aprobación de la paridad total en las elecciones intermedias, se suman las cifras sangrantes de los feminicidios que ningún Gobierno ha podido resolver. 922 hasta noviembre de este año. 22 de los 32 Estados del país tienen declarada una alerta por violencia de género, más del 95% de los casos nunca se resuelven y solo una de cada 10 víctimas se atreve a denunciar a su agresor. Bonifaz atiende a EL PAÍS en una conversación telefónica desde Chiapas.
Pregunta. ¿Cómo calificaría usted este año que termina?
Respuesta. La idea que me gustaría reforzar es que en materia de los derechos de las mujeres en particular, cuando no se avanza, no te quedas en el lugar, sino que normalmente retrocedes. Como cuando estás nadando en un río con mucha corriente. Si te detienes, las aguas te vuelven a llevar hacia atrás.
P. ¿Cree que hemos retrocedido?
R. Hay que recordar ese precioso 8 de marzo del 2020 donde miles de mujeres marchamos en las calles. Traíamos un gran impulso. La pandemia y todas las condiciones de después nos detuvieron. Se recrudeció la violencia en los hogares, muchos de los temas se quedaron parados... Lo interesante va a ser cómo volver a tomar el impulso de nuevo, porque la agenda está ahí.
P. Es como aquello que mencionaba Simone de Beauvoir: “Bastará con una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres se cuestionen”, ¿qué opina?
R. Derechos que consideramos ganados, conquistados, que ya incluso los celebramos, siempre vuelven a estar en riesgo. Por eso es una alerta permanente y una necesidad mantener el movimiento unido, sabiendo que hay varios tipos de feminismos y que el concepto mujer en general es diferente a la lucha específica cuando se dan las intersecciones de mujer indígena, de mujer migrante, de mujer mayor, de niña o adolescente. Hay que considerar todo para que no pensemos que una lucha excluye a las demás.
P. ¿Qué opina del debate que hay sobre las personas trans en el feminismo?
R. Que es de lo más negativo que le ha pasado al movimiento. Hay quienes incluso niegan su existencia [de las mujeres trans] que a mí se me hace gravísimo porque viven situaciones de discriminación muy particulares.
P. Hace poco conocimos el caso en Estados Unidos de una chica trans que ha ganado en la liga universitaria femenina de natación por su potencia física. ¿No existe un riesgo real de perjudicar los derechos del resto de mujeres?
R. Por supuesto que sí, pero tenemos que reflexionar el tema y darle solución a partir de la inclusión, no de la exclusión. Cuando haya un tema de fuerza, como en los deportes, sí se pueden hacer diferencias y tendrán que seguir resolviendo qué hacer. Pero hay otros temas en donde la fuerza nada tiene que ver y donde una una cuestión hormonal no puede ser la definitoria de si tienes menos o más derechos. Los derechos son para todas las personas. El hecho de reconocer derechos a las personas trans no significa recortar derechos en otra parte, en la protección de los derechos cabemos todos.
P. Este año la Suprema Corte determinó que ninguna mujer puede ser encarcelada por abortar en México. Dada la resistencia política que hay en muchos Estados todavía, ¿cree que era la única forma de despenalizar el aborto en el país?
R. Los derechos pueden avanzar en sede legislativa a través de las leyes, en políticas públicas desde el Ejecutivo y en sede judicial. Esto último no es lo más común, pero desde la reforma de 2011 se han dado más elementos para que el Poder Judicial sea proactivo.
P. Pese a la sentencia de la Corte, muchos Estados todavía no despenalizan el aborto, ¿qué falta?
R. Todos los derechos se tienen que ir avanzando en las tres sedes. Las políticas públicas deben continuar y sobre todo, se deben garantizar recursos para que no disminuya la atención a las mujeres. Las leyes por sí solas no logran nada si no hay voluntad política de aplicación. Hay que fortalecer en todos los Estados las políticas de prevención de embarazos no deseados, dar mucha información y cumplir así con el artículo 4º constitucional que habla de que toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada el número y el espaciamiento de sus hijos.
P. Tenemos el mayor número de diputadas y gobernadoras en el país gracias a la paridad que se estableció en las elecciones. ¿Cree que en los próximos años veamos una política con mayor perspectiva de género?
R. Hemos roto el techo de cristal y creo que un mayor número de mujeres deben garantizar mayor posibilidad de perspectiva de género, pero eso no significa que todas las mujeres lo vayan a hacer. Tenemos una gobernadora conservadora en Chihuahua (Maru Campos) que desde el primer día usó la pañoleta celeste [contra el aborto]. Lo que muestra que ella no va a promover los derechos sexuales y reproductivos en su Estado. El objetivo más importante es romper los modelos de dominación que han prevalecido. Si una mujer los reproduce, aunque sea biológicamente mujer, no se están garantizando los derechos para las mujeres.
P. Hablemos de algo no tan positivo, la violencia machista. 2021 cerrará de nuevo con más de 3.000 asesinadas. ¿Por qué no se logra bajar esta cifra pese a las políticas y las medidas gubernamentales?
R. El problema más grave son los altísimos márgenes de impunidad y esto existe porque no se aplica la ley a pesar de endurecer las penas. Aunque hay capacitación a policías, fiscales y ministerios públicos, cuando una mujer llega a denunciar sigue siendo ridiculizada, sigue siendo cuestionada, sigue siendo puesta en duda por los operadores la justicia que es patriarcal.
P. Hablaba usted de lo importante que es contar con recursos. Este año volverá a haber recortes en el presupuesto de Igualdad y el combate a la violencia. ¿Qué opina al respecto?
R. Obviamente es muy preocupante, pero yo creo que a nivel de capacitación se podrían hacer esfuerzos en el interior de los propios Estados y Tribunales Superiores de Justicia. Creo que ante la falta de recursos, se tiene que obligar a la imaginación, a la creatividad para contrarrestar esta falta de recursos.
P. Mencionaba usted la marcha del 8 de marzo de 2020 en Ciudad de México. ¿Cree que el feminismo es actualmente el movimiento social con más fuerza en el país?
R. Es sin duda el más fuerte. Pero siento que en América Latina tenemos a Argentina como el movimiento incluso más consciente y más articulado. Otra de las noticias más importantes es la que se dio en la elección chilena. Los movimientos de Chile han sido movimientos con características muy especiales, donde también tuvo un papel importante el feminismo y que al final se expresó en las urnas con una agenda muy particular.
P. ¿Qué aspectos positivos destacaría de la lucha de las mujeres de Latinoamérica?
R. La clave es intergeneracional. Hay veteranas y movimiento joven que ha sido el impulso. Esta no es una conquista del viejo feminismo, es una conquista de un feminismo con mucha potencia al que yo le pongo cara joven.
P. México ha propuesto crear un Sistema Nacional de Cuidados, ¿qué opina de la iniciativa?
R. Me parece fundamental hablar de esto porque cualquier cambio en lo público, requiere de cambios en el espacio privado. La paridad, el techo de cristal... tiene que ver con cambios en el espacio privado.
P. ¿Y cómo se consigue esto? La he escuchado decir que no solo es que las mujeres accedan a la vida pública, sino que los hombres se impliquen en las tareas del hogar...
R. Si se responsabiliza a los dos de esta tarea pues se le baja a la mujer la doble carga de inmediato y tiene mayores posibilidades de desarrollarse en el ámbito que ella quiere. Ellos históricamente han estado en sus proyectos sin pensar en la comida, en los niños, en los adultos mayores... Cuando se hablaba de que en los concursos o en el trabajo hombres y mujeres tenían las mismas oportunidades, no era cierto.
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