El cartel de Sinaloa hace alarde de su poderío en México en medio de la cacería de EE UU
Washington pone un precio de cinco millones de dólares a la captura del primer círculo de familiares de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, mientras en redes circula un vídeo del sobrino del capo disparando en un bar
El cartel de Sinaloa ha hecho una nueva demostración de fuerza en México, la misma semana en que Estados Unidos anunció una serie de recompensas por la captura de los familiares de Joaquín El Chapo Guzmán. Aureliano Guzmán, sobrino del narcotraficante, ha sido captado esta semana mientras iniciaba una balacera dentro de...
El cartel de Sinaloa ha hecho una nueva demostración de fuerza en México, la misma semana en que Estados Unidos anunció una serie de recompensas por la captura de los familiares de Joaquín El Chapo Guzmán. Aureliano Guzmán, sobrino del narcotraficante, ha sido captado esta semana mientras iniciaba una balacera dentro de un bar el pasado fin de semana. Las autoridades locales confirmaron que interceptaron el coche que relacionaron con la riña de esa noche, pero admitieron que lo dejaron ir porque los criminales superaban en número a los agentes de policía.
El último escándalo se filtró a la prensa apenas unos días antes de que Washington ofreciera cinco millones de dólares por la captura de varios familiares de Guzmán. Un mes antes se anunció la misma recompensa, pero por Aureliano Guzmán, el hermano del líder histórico del cartel y padre de quien comenzó la balacera en Culiacán, la capital del Estado mexicano de Sinaloa. Las imágenes muestran como Aureliano hijo, alias El Pelón, dispara su arma hacia el techo, en medio de una multitud que se dispersa en el bar Casanova, en pleno centro de la ciudad.
El sobrino de El Chapo también cortó cartucho e instantes después, uno de sus escoltas apuntó a la cabeza de otro hombre. La balacera empezó por una discusión que, eventualmente, se convirtió en una riña en la que una persona resultó herida, según las autoridades. Los hechos se produjeron cerca de las dos de la mañana del pasado sábado.
La Secretaría de Seguridad de Sinaloa reconoció que un vehículo que han vinculado con El Pelón fue interceptado por la Policía dos veces durante esa noche. Primero, previo a la balacera, los conductores de ese coche hacían piruetas en una calle de Culiacán hasta que llegó un grupo de agentes en motocicleta. Cuando iban a detenerlos, varios hombres armados se bajaron de tres autos que escoltaban al primer coche, cerraron el paso, increparon a los policías e impidieron el arresto.
Mientras esperaban a que llegaran refuerzos, los agentes decidieron dejarlos ir para “evitar el daño a personas inocentes” que circulaban por las calles de Culiacán, explicó en una rueda de prensa, Cristóbal Castañeda. Los policías apretaron un botón de pánico para dar el reporte a otros compañeros e iniciaron una persecución. Castañeda reprochó que policías municipales de Culiacán estaban en la zona durante el intento de detención, pero no apoyaron a los elementos estatales.
En un segundo momento, ya después de la balacera, el vehículo donde viajaban quienes participaron en la riña fue detenido frente al bar Casanova por agentes municipales. Uno de los policías intercambió palabras con el conductor y le apuntó con un arma, pero segundos después el coche arrancó y huyó de la escena. Castañeda lanzó varios cuestionamientos ante la prensa sobre algunos problemas de coordinación que ha habido entre las fuerzas de seguridad estatales y municipales, y que han quedado evidenciados en este caso. “No se trata de repartir culpas”, matizó.
El Departamento de Estado estadounidense anunció el miércoles que estaba tras cuatro hijos de El Chapo: Ovidio Guzmán López, alias Ratón; Iván Archivaldo Guzmán Salazar, alias Chapito; Jesús Alfredo Guzmán Salazar, y Joaquín Guzmán López. Ovidio Guzmán estuvo en el centro de un operativo fallido en Culiacán para capturarlo en octubre de 2019. El Ratón estuvo bajo custodia de las autoridades, pero fue liberado tras una serie de bloqueos y actos intimidatorios del cartel de Sinaloa. El escándalo, que pasó a la historia como el Culiacanazo, empañó los primeros meses de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador y desencadenó dudas sobre su política de seguridad. “Si hicimos bien o si hicimos mal, ya la historia lo dirá”, dijo el mandatario esta semana. “Yo tomé la decisión de parar el operativo”, agregó en una de sus conferencias diarias.
Después del mensaje desde la Casa Blanca, López Obrador aseguró que la detención de los hijos de El Chapo es una prioridad para su Gobierno, pero dijo que el arresto le corresponde a México. “Si están en territorio nacional, a quien corresponde detenerlos es a nuestra autoridad, no se permite que ninguna fuerza extranjera actúe en esta materia ni en ninguna otra”, sostuvo el presidente, que algunas veces ha adoptado un discurso nacionalista y otras ha tenido que ceder ante las asimetrías de la relación con Estados Unidos.
El cartel de Sinaloa encabeza desde hace décadas la lista de objetivos principales de Estados Unidos. El Chapo fue condenado a cadena perpetua en 2019, pero la guerra contra las drogas no ha terminado para Washington. A finales de noviembre, Emma Coronel, esposa de Guzmán fue condenada a tres años de cárcel por los delitos de narcotráfico y lavado de dinero. El próximo capítulo será llevar a la justicia a los hijos del capo, aunque está por verse primero si podrán ser capturados en México. Los hechos del pasado fin de semana pintan un panorama complicado.
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