México impulsa en el G-20 el reconocimiento universal de todas las vacunas aprobadas por la OMS
El canciller Marcelo Ebrard participa en la cumbre de Roma con el foco puesto en la recuperación tras la pandemia y en la migración
México participa este fin de semana en la cumbre de G-20 que se celebra en Roma con una prioridad que ha marcado la agenda internacional del país desde comienzos de año. El canciller Marcelo Ebrard, que viajó a Italia en representación de Andrés Manuel López Obrador, defenderá en el cónclave una propuesta para lograr el “reconocimiento universal” de todas las vacunas aprobadas por la Organización Mundial de Salud (OMS). Es decir, que la autorización del organismo multilateral coincida con el visto bueno de los Estados miembros. Tanto en México como en la mayoría de los países de América Latina...
México participa este fin de semana en la cumbre de G-20 que se celebra en Roma con una prioridad que ha marcado la agenda internacional del país desde comienzos de año. El canciller Marcelo Ebrard, que viajó a Italia en representación de Andrés Manuel López Obrador, defenderá en el cónclave una propuesta para lograr el “reconocimiento universal” de todas las vacunas aprobadas por la Organización Mundial de Salud (OMS). Es decir, que la autorización del organismo multilateral coincida con el visto bueno de los Estados miembros. Tanto en México como en la mayoría de los países de América Latina millones de personas se han inmunizado con las dosis de CanSino y Sputnik V, que aún no han sido reconocidas, o con Sinovac, que en junio recibió el aval de la OMS pero que todavía no es aceptada en varios países europeos.
El Gobierno mexicano lleva meses promoviendo una suerte de diplomacia de las vacunas con la que ha buscado ganar terreno en el tablero regional. Primero, defendiendo ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la necesidad de un reparto ecuánime de los fármacos. Y ahora tratando de equiparar la inmunización de las distintas fuentes. Con esta iniciativa, explican desde la Secretaría de Relaciones Exteriores, pretende “eliminar la discriminación existente en el reconocimiento de vacunas, alcanzar la meta de vacunación universal y facilitar la movilidad internacional en las mismas condiciones para todas las personas”.
La cumbre del G-20 se celebra con el foco puesto en la recuperación después de la pandemia de coronavirus. Con estas premisas, la delegación mexicana considera crucial un debate sobre las fórmulas para facilitar no solo la restauración de las condiciones económicas sino también sociales, en todo el mundo, “para que no sean solo algunos países los que tengan la recuperación más relevante”. El objetivo, en definitiva, consiste conjurar un horizonte de crecimiento a dos o más velocidades.
Este viernes el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell ha anunciado que más del 80% de la población adulta ya ha sido inmunizada con la primera dosis y un porcentaje similar de quienes han recibido la vacuna ya cuenta con el esquema completo. Las autoridades han repartido más de 125 millones de viales entre cerca de 75 millones de personas. “Nosotros hicimos un trabajo de diplomacia política y como México tiene prestigio en el concierto de las naciones, sobre todo el pueblo de México es muy querido, nos dieron un trato especial. Estamos produciendo ya envasando en México la mitad de las vacunas”, ha resaltado López Obrador. Más de la mitad, sin embargo, de la mitad corresponden a farmacéuticas que aún tienen un reconocimiento muy limitado, especialmente en Europa y en Estados Unidos.
Otro de los asuntos que México quiere abordar en el G-20 tiene que ver con uno de los desafíos pendientes del país. El Gobierno ha trabajado con otros miembros del club de las economías más desarrolladas para reconocer la contribución de los migrantes frente a la pandemia y, señala Cancillería, “asegurar su plena inclusión en los esfuerzos de recuperación, con pleno respeto a sus derechos humanos sin importar su condición migratoria”.
Más allá de las declaraciones de intenciones, Ebrard recordará también uno de los compromisos suscritos por el Ejecutivo mexicano con la Administración de Joe Biden, que consiste precisamente en aumentar la prevención de la migración irregular, “incluyendo la atención a sus causas subyacentes”. Esas condiciones previas tienen que ver, en gran medida, con la escasez, la crisis económica y la violencia como ocurre en Centroamérica o en Haití. Las fronteras norte y sur de México se han convertido en atolladeros donde se quedan atrapadas miles de personas. Ante la desesperación por los retrasos en los trámites, el pasado fin de semana partió una nueva caravana de cientos de migrantes desde Tapachula, en el límite con Guatemala, con el propósito de llegar a la Ciudad e México para regularizar su situación.
El Gobierno mexicano pide a Washington que destine más ayudas a los países centroamericanos que como Honduras sufrieron hace un año dos devastadores huracanes, pero Estados Unidos suele supeditar el desembolso de fondos al desempeño de los países receptores, lo que complica ese camino. Mientras tanto, López Obrador exploró otra vía a través de un programa ambiental conocido como Sembrando Vida, que busca fomentar la creación de empleo rural y contener el fenómeno migratorio. El cambio climático será otro de los ejes de la cumbre del G-20. El Ejecutivo asegura que continuará respaldando el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París y “la facilitación de los requerimientos para que los países en desarrollo accedan a fondos para proyectos”.
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