Feijóo salva el punto de partido y recupera la autoestima
El partido ha resistido el envite en Galicia y conserva el poder en su feudo histórico con una quinta mayoría absoluta
La sensación en el PP es de profundo alivio. El partido ha resistido el envite en Galicia y conserva el poder en su feudo histórico con una quinta mayoría absoluta, lo que permite a Alberto Núñez Feijóo acallar las voces que le estaban esperando para cuestionar su estrategia y, de postre, su liderazgo. El líder del PP, que se la jugaba en su tierra, ...
La sensación en el PP es de profundo alivio. El partido ha resistido el envite en Galicia y conserva el poder en su feudo histórico con una quinta mayoría absoluta, lo que permite a Alberto Núñez Feijóo acallar las voces que le estaban esperando para cuestionar su estrategia y, de postre, su liderazgo. El líder del PP, que se la jugaba en su tierra, salva el punto de partido y sale reforzado a la interna.
La victoria en Galicia sabe a mucho en el PP porque se habían visto las orejas al lobo. Temieron perder hasta el último momento. Una gran parte fue por su propia sugestión, como reflexionaban algunos dirigentes. El fiasco de las generales había dejado huella en el partido en forma de trauma. Pero más allá de la percepción interna, lo cierto es que el ejercicio de resistencia del PP gallego fue importante, haciendo frente a una movilización récord de la izquierda que se concentró en torno a la candidata oponente, Ana Pontón, del BNG. Feijóo respira aliviado y empieza a reconstruir la autoestima perdida en las generales.
Abundaban los escépticos en el partido, quienes no se creían las encuestas y quienes insistían en que sacar una mayoría absoluta era muy difícil. Primero como estrategia, porque había que mantener al electorado activado y en tensión, pero luego, según avanzó la campaña, como temor real. Desde el 23-J, el primer examen se afrontaba con el susto en el cuerpo y, además, la sensación era que la campaña se descontroló y no salió como se esperaba.
La percepción en el partido es que la carrera ha sido agónica, a pesar de la victoria, y de que se cometieron errores. “Aunque hayamos ganado no tienen sentido estos agobios que hemos pasado, la campaña fue lamentable”, reflexiona un dirigente del PP gallego. “Hemos estado 10 días hablando de Arnaldo Otegui, parecíamos un miniVox de saldo. Le hemos regalado al BNG el marco de las propuestas de sanidad, de educación, de políticas sociales…Cuando llevamos cuatro legislaturas gobernando. El PP de Galicia es un PP diferente al de resto de España, más transversal”, se lamentaba esta fuente. Nada de ello pasó factura al PP. Tampoco el sorpresivo giro en la última semana sobre la cuestión catalana, pese al incendio político que le provocó a Feijóo que una alta fuente popular revelara a 16 periodistas que estaba abierto a un indulto condicionado a Carles Puigdemont. Quizá, como anticipaban algunos estrategas populares, no hizo mella porque la amnistía es un debate esencialmente urbano, y la fortaleza del PP en Galicia reside en el voto rural.
No obstante, la reflexión crítica de los sectores moderados del PP revela hasta qué punto cundió el desconcierto con la estrategia de campaña y hasta qué punto el PP mantiene vivo el debate sobre el mejor camino para vencer a la izquierda.
Sin embargo, la mayoría absoluta mete un chute de autoestima a un partido necesitado de buenas noticias después del fiasco de las generales. Lo más importante para Feijóo es que asesta un primer golpe anímico a Pedro Sánchez tras las elecciones de julio y supera el plebiscito sobre su liderazgo. El líder del PP gana crédito hasta el siguiente examen: las elecciones europeas del próximo mes de junio.