10 fotos

Dos miradas sobre una misma Segovia

La provincia segoviana ofrece paisajes, economías y tendencias muy distintos si se compara entre el medio rural del centro o el oeste del territorio frente al sur, pudiente y más urbanita gracias a las segundas residencias

Cantalejo (3.500 habitantes) era hasta hace unas pocas décadas la referencia económica y de actividad respecto a las localidades de su alrededor. El declive demográfico, sin alternativas laborales de calidad para los jóvenes, ha generado un notable cierre de negocios y pesimismo en la población, que recuerda el ritmo del pueblo hace no tantos años.Nacho Izquierdo
Los vecinos o los propietarios de comercios constatan que el flujo económico se ha reducido. Una de las pocas oportunidades laborales que aprecian para las nuevas generaciones radica en seguir con el negocio familiar o dedicarse al campo, una alternativa poco cotizada para esos jóvenes que suelen acabar estudiando o trabajando en Madrid, a hora y media en coche.Nacho Izquierdo
Tanto los bares cerrados que abundan por Cantalejo como viejos locales de peñas evidencian que esa capacidad adquisitiva de jóvenes y mayores ha caído en el olvido. El ingreso anual medio es de 12.250 euros, según el INE, por tanto en la franja de entre el 11% y el 18% más pobre del país.Nacho Izquierdo
Al igual que en otras decenas y hasta cientos de pueblos de Castilla y León, esta localidad muestra un censo envejecido y abundancia de carteles de “Se vende” o “Se alquila” en viviendas, establecimientos o casas. Los empleos que ofrece la zona resultan poco atractivos tanto por cualificación como por remuneración.Nacho Izquierdo
Una cuadrilla de amigos hace una matanza en Cantalejo y explica que esas tradiciones van camino de perderse ante la falta de relevo generacional. El trabajo, aseguran, no falta en estos pueblos, pero sobre todo en cuanto a la mano de obra para la construcción o la agricultura y ganadería. Esta clase de ritos son poco comunes en los municipios del sur, en la sierra segoviana, con unos residentes de un perfil opuesto al de lugares como este.Nacho Izquierdo
Los pocos jóvenes que caminan por estas calles asumen que su futuro está fuera y que la gran mayoría de su quinta se ha mudado o a la capital o a otras ciudades con más oportunidades. El pueblo se ha quedado para los mayores, que mantienen sus rutinas mientras los núcleos más pequeños, directamente, empiezan a desaparecer. Al menos, comentan, Cantalejo subsiste con su población.Nacho Izquierdo
El panorama muta diametralmente a media hora de coche, en Sotosalbos, cercano a las montañas del norte de la Comunidad de Madrid. Allí la renta asciende a casi 20.000 euros por persona, entre los tramos más pudientes de España, y abundan los turistas o los propietarios de segundas residencias que buscan paz y tranquilidad en Segovia. En la imagen, una pareja se mueve en bicicleta por estos parajes calmados.Nacho Izquierdo
Isidoro Sanz es de los pocos ancianos en esta localidad de 300 habitantes. “Los madrileños son más señoritos, más presumidos”, sostiene Sanz, que siempre compra en la furgoneta de una panadería de un pueblo cercano para darle algo de negocio y agradecerle el servicio. Los visitantes, afirman él y su hija, hacen poca vida por el pueblo porque prefieren meterse en sus casas y aislarse de Madrid.Nacho Izquierdo
El suelo para construir, explica una pareja de madrileños que está levantando una casa en Sotosalbos, es mucho más caro que en otras partes de Segovia. Vale la pena, destacan, para poder pasear sin preocupaciones o incluso teletrabajar desde allí si lo consideran necesario. Al fondo, la sierra les permite planes deportivos o en la naturaleza.Nacho Izquierdo
Una familia de madrileños pasa el día en Sotosalbos y admira la iglesia románica, perfectamente cuidada. Los niños, celebran los adultos, agradecen esta clase de excursiones porque la gran ciudad no permite “oler a campo” y divertirse en estos espacios abiertos.Nacho Izquierdo