Tentaciones

Escotazos y yates: analizamos el nuevo reality de Mariah Carey

Después de que 'All I Want For Christmas Is You' lo haya petado en el Carpool Karaoke, la diva destroza los televisores con su programa Mariah’s World. Confirmado: en la intimidad es todavía más chiflada y genial

Mariah Carey es como ese familiar que, aunque le hayas perdido la pista durante la mayoría del año, nunca renuncia a sentarse en la mesa por estas fechas para darse un atracón de pavo con la familia. Su All I Want For Christmas Is You, pese a haberse editado en 1994, sigue sin tener competencia dentro del microcosmos del villancico pop y vuelve a liderar nuevamente las escuchas en las principales plataformas de streaming. Sin duda, es un estándar de la Navidad que levanta pasiones en los karaokes y que invita a ser versionado hasta la saciedad (ahí está el úl...

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Mariah Carey es como ese familiar que, aunque le hayas perdido la pista durante la mayoría del año, nunca renuncia a sentarse en la mesa por estas fechas para darse un atracón de pavo con la familia. Su All I Want For Christmas Is You, pese a haberse editado en 1994, sigue sin tener competencia dentro del microcosmos del villancico pop y vuelve a liderar nuevamente las escuchas en las principales plataformas de streaming. Sin duda, es un estándar de la Navidad que levanta pasiones en los karaokes y que invita a ser versionado hasta la saciedad (ahí está el último Carpool Karaoke de James Corden en el que ella misma, junto a otras celebridades musicales, entonan el clásico).

Pero no contenta con seguir recibiendo royalties por el tema en cuestión, ahora Mariah se enfrenta a un nuevo reto al que estaba predestinada tarde o temprano: protagonizar su propio reality (por mucho que ella lo haya calificado en entrevistas promocionales de “documental” para darle más solera). Mariah’s World, del que se han emitido de momento en el canal estadounidense E! tres de sus ocho capítulos, invita al espectador a cotillear entre las bambalinas de la gira europea que este 2016 le llevó a pasearse por el Viejo Continente más de una década después de su última visita.

La mujer que no tuvo problema alguno en encasquetarse una gorra de Seguros Vitalicio en aquella obra maestra camp llamada Glitter, demuestra en el programa que es una cachonda mental

A la espera de que se estrenen todos los episodios, por lo pronto Carey sale más que bien parada de esta estratagema de exhibicionismo televisivo luciendo el mismo número de escotazos imposibles despatarrada sobre una chaise longue que de sonrisas. La mujer que no tuvo problema alguno en encasquetarse una gorra de Seguros Vitalicio en aquella obra maestra camp llamada Glitter y que, una vez se divorció de Tommy Mottola, ha tenido más desajustes de peso que Terelu Campos, en el programa demuestra con creces que es una cachonda mental. Sin ir más lejos, nada más arrancar el show ataviada de Bianca Storm (el alter ego moreno que se sacó de la manga en el videoclip de Heartbreaker), dice que “quiero que el mundo vea lo horrible que es Mariah”. A diferencia de la mayoría de celebridades, ella sabe reírse de sí misma.

La estadounidense tiene los típicos dramitas de diva como tener que decidir si pospone su boda con el millonario James Packer por culpa de la gira (al final ha sido él quien le ha dejado plantada tras la grabación del programa); reclamar la ayuda de hasta cuatro asistentes para alzarse en unos tacones que le destrozan los juanetes; exigir la vuelta de su peluquera de confianza (previamente despedida) porque no se siente segura con su melena sobre el escenario, o disponer de Apple TV allá donde duerme porque en caso contrario no puede conciliar el sueño y rendir al día siguiente. Pero quien da más juego en el espacio, sin lugar a dudas, es la comitiva que le acompaña.

Ahí está por ejemplo su despiadada manager, la rusa Stella Bulochnikov, que maneja todo lo que ocurre con una dureza digna de la antigua URSS. Pegada en todo momento al teléfono, Stella no solamente tiene una lengua viperina, sino a todo el equipo de la gira acojonados porque no perdona el más mínimo error y tiene una facilidad sorprendente para mandar a la cola del paro a todo aquel que le saque un poco de sus casillas. Aunque también destaca un tal Anthony, el director creativo de la tournée, que ya en el segundo capítulo tiene una acalorada discusión con una corista; o Molly, la novata ayudante de Stella que siempre está al borde de derrumbarse y que todo apunta a que es una psicótica de manual.

Una cosita de andar por casa.

Si de algo sirve Mariah’s World es para conocer de primera mano los prolegómenos de un tour de estas características (por surrealista que parezca, a todo el equipo de Mariah se le escapó que entre Londres y Luxemburgo hay una hora de diferencia en la franja horaria) y de las disputas personales, sobre todo de ego, que marcan el día a día en el backstage. Por lo pronto, teniendo en cuenta que este 2017 va a estar de lo más ocupada compaginando su residencia en Las Vegas con la gira norteamericana All The Hits Tour en la que compartirá escenario con Lionel Richie, nuevamente vamos a quedarnos sin ver a la Carey por España. Pero viendo el programa apetece, y mucho, que de una vez por todas se deje caer por aquí. A pesar de no vivir su momento de mayor popularidad, ella sigue siendo una superviviente de la canción melodramática que resulta imposible de odiar.

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