Tentaciones

Diez ocasiones en las que la protagonista de ‘Girls’ fue (literalmente) lo peor

El personaje creado por Lena Dunham vuelve a la pequeña pantalla para seguir relatando la vida de una treintañera inestable

Hannah Horvath, un personaje de existencia complicada.

El alter ego en la televisión de Lena Dunham –la protagonista de Girls Hannah Horvath– ha conseguido atrapar a todos los que se encaminaban hacia los treinta gracias a una mezcla de situaciones vergonzantes y otras demasiado familiares para quienes disfrutaban del show. Dunham (o Horvath) vuelve a la carga en la quinta y última temporada de la serie que se estrenó el pasado domingo 21 de febrero en la HBO cuyo estreno también se pudo disfrutar en Canal + series.

Para Horvath, el paso a la edad adulta es un camino lleno de baches en los que resu...

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El alter ego en la televisión de Lena Dunham –la protagonista de Girls Hannah Horvath– ha conseguido atrapar a todos los que se encaminaban hacia los treinta gracias a una mezcla de situaciones vergonzantes y otras demasiado familiares para quienes disfrutaban del show. Dunham (o Horvath) vuelve a la carga en la quinta y última temporada de la serie que se estrenó el pasado domingo 21 de febrero en la HBO cuyo estreno también se pudo disfrutar en Canal + series.

Para Horvath, el paso a la edad adulta es un camino lleno de baches en los que resulta demasiado fácil hundirse. El amor, sus deseos de despuntar como escritora, la complicación de mantener las relaciones de amistad pasados los veinte y demás conflictos de los young adults se ven perfectamente reflejados en Girls. Tanto es así que la fina línea que a veces separa una metedura de pata con ser una malqueda considerable desaparece. Hannah Horvath, como personaje, genera sentimientos encontrados en el espectador y por ello recordamos los momentos que nos ha dado en su serie y que peor nos lo han hecho pasar.

1. Cuando se enrabietó porque sus padres decidieron no mantenerla más

Era el primer capítulo de la primera temporada y el que presentaba a Hannah como la joven insegura que no sabe afrontar la edad adulta sin la ayuda económica de sus padres. Con 24 años y sin dar un palo al agua pretende seguir viviendo del cuento, asegurando que es escritora pero una de esas  que no ha llegado a producir obra alguna. La relación de Hannah con los trabajos de verdad refleja perfectamente la realidad de esa generación que lo ha tenido todo y no está dispuesta a mover un dedo para conseguir mantenerse con autonomía, hasta que se corte la línea de crédito con los progenitores.

2. Cuando perdía su empoderamiento al acostarse con Adam

A pesar de que Lena Dunham se ha autoproclamado en más de una ocasión feminista, el papel que ella misma creó podría definirse como todo lo contrario. Su relación con el que después se convertirá en su novio, comienza como algo enfermizo y completamente detestable. Ella ni siquiera disfruta del sexo y en ocasiones roza la violación. Porque eso de acostarse con un hombre solo porque a él le apetezca se quedó muy atrás... Aquí Hannah no estuvo muy brillante.

3. Cuando desarrolló una relación tóxica con Marnie (Allison Williams)

Parece que no solo con los hombres Hannah se cubre de gloria a la hora de plantear sus relaciones. Sus tres mejores amigas son: Shoshanna, Jessa y Marnie. Es con esta última con quien los momentos desagradables y los desencuentros se multiplican. En vez de convertirse en la mano que ayude a la cantante a salir de sus rupturas y desengaños vitales, incluso con su madre, se convierte en otra voz más que simplemente le repite que todo está mal. Marnie se aleja pero siempre vuelve y Hannah es incapaz de dejar atrás envidias y rencores, por lo que sigue construyendo una relación podrida desde los cimientos con ella. Tampoco hay que olvidar que Marnie pagó el piso y las facturas durante meses y Hannah terminó echándola.

4. Cuando se quejó por tener un trabajo en una famosísima revista

Los periodistas que tienen que pelear cada día por ingresar algo de dinero perdieron los estribos al ver como Hannah salía huyendo de un trabajo en la redacción de la revista GQ porque no le permitía desarrollar todo ese arte que lleva dentro (y que en cuatro temporadas no ha mostrado ni una sola vez). No es solo el hecho de que pasó de servir cafés en un bar de mala muerte de la calle más hipster de Brooklyn y empezó a ganar dinero en una de las publicaciones más importantes del mundo, sino los chirriantes lloros que acompañan prácticamente cada momento que el resto de los mortales definirían como bueno en la vida de Hannah.

5. Cuando dejó un curso carísimo de postgrado prácticamente al comienzo

En la cuarta temporada, por fin, Hannah recibe la oportunidad de enrolarse en la mejor escuela de escritores de su país: el programa MFA de la Universidad de Iowa. Para cualquiera que se dedique al mundo de la escritura, lo vería como un regalo caído del cielo. ¿Y qué hace Hannah? Quejarse porque no es la que más destaca dentro de un programa que apenas admite a una decena de estudiantes de todo el mundo. Teniendo en cuenta la problemática que existe en EE UU con los prestamos universitarios y que el postgrado es algo reservado a unas pocas élites, es de tener muy pocas luces el montar esos pollos y no aprovechar una oportunidad así.

6. Cuando se convirtió en la típica borracha insoportable (y mariliendre de manual)

Si hay un personaje más irritante en Girls que la propia Hannah ese es, sin duda, su amigo gay y exnovio Elijah (interpretado por Andrew Rannells). Si a la combinación entre estos dos personajes le sumas un poco de éxtasis consumido en una fiesta, el resultado es explosivo. Es aquí dónde Hannah se convierte automáticamente en la amiga a la que hay que cuidar y sacar a que le dé el aire. Recordad: las borracheras y las resacas son de cada uno. Es de ser poco solidario fastidiarle la fiesta a otros.

7. Cuando el tacto de Hannah brilló por su ausencia en un funeral

Hannah iba a escribir un e-book y aquello hizo girar el mundo durante meses en su microcosmos enano. De repente el que iba a ser su editor, David (John Cameron-Mitchell) murió y a Hannah no se le ocurrió otra cosa que pasar por el funeral y pedirle a la mujer de David (en ese momento ya viuda) que le buscara un editor nuevo para continuar con el proyecto que nunca llegó a culminar... Como casi todo lo que ha empezado a lo largo de las cuatro temporadas de la serie.

8. Cuando sacó a Jessa (Jemina Kirke) de rehabilitación

En el capítulo Verdad o Atrevimiento de la tercera temporada, Hannah urde un plan para sacar a su amiga Jessa (Jemina Kirke) de rehabilitación por sus problemas con el alcohol y las droga,s a pesar de haber entrado por su propio pie y convencimiento (y estar haciendo de todo allí excepto rehabilitación). Cuando un amigo decide que ha tocado fondo y que tiene que cambiar el rumbo de su vida tomando una decisión tan drástica como internarse en un centro de rehabilitación, lo último que hacen las buenas amigas es sacar de allí a nadie.

9. Cuando interrumpió una grabación de Patti Lupone

En los días que Hannah trabajaba como periodista se cubría de gloría cada vez que abría la boca. Sirva de ejemplo el día en el que tuvo delante auna leyenda viva de la música como Patti Lupone delante y lo único que se le ocurre es hacerle las preguntas apalabradas con su editora acerca de la medicación para mejorar la densidad de los huesos. A Patti Lupone, una persona que lleva cuarenta años de carrera en el cine y en Broadway. Y sin sonrojarse.

10. Cuando no supo asimilar con elegancia la homosexualidad de su padre

El momento álgido del egocentrismo de Hannah llegó cuando se enteró por boca de su madre (Becky Ann Baker) que su padre (Peter Scolari) era homosexual y por ello la terapia de pareja no conseguía ninguna mejora en el matrimonio de dos sexagenarios. Que una madre cuente una realidad tan brutal en una familia exige, al menos, algo de comprensión y cordura por parte de quien escucha la noticia bomba. De Hannah, en ese momento, esperábamos algo más de sentido común.

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