La difícil huida de los desertores norcoreanos

Un joven recluta, identificado solo como Kim, es uno de los últimos desertores que ha pasado de Corea del Norte a su vecino del sur. Y tras recorrer más de 200 kilómetros a pie desde su cuartel, lo ha hecho por la vía más espectacular y directa, también la menos frecuentada: la frontera común, salpicada de minas. Toda una proeza, dadas las dificultades cada vez mayores para que los desertores norcoreanos puedan salir de su país y llegar a su meca soñada, Corea del Sur. Según el Ministerio de Unificación en Seúl, solo 1.396 norcoreanos pidieron asilo en 2014, la cifra más baja en nueve años. Entre 2007 y 2011 ese número había llegado a situarse entre los 2.400 y los 2.900.

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