Si tú lo imaginas, yo te lo imprimo

Un volante con la esencia y el tacto de un Fórmula 1, un robot con visión artificial, el agua interpretada por unas gafas, bombas contra la sed y el hambre, el prototipo sin el que no triunfa la realidad. Y un cobijo bajo la tormenta económica o la impresión 3D industrial

Si usted tiene, o trabaja para, una empresa que puede usar intensivamente la impresión 3D, entonces, en principio y con prudencia, enhorabuena.

No es una panacea, pero sí un aliviadero de presión porque sus ventajas parecen diseñadas exprofeso para las crisis solapadas. De economía inflacionista, de suministros estratégicos, de tarifas energéticas, más el agravante de la guerra y bajo la alargada sombra del clima.

En cuanto escampe, quizá debamos agradecerle a la tormenta perfecta su antídoto: el desarrollo de una actitud resistente y de las tecnologías, leyes y mentalidad que ayudarán a superar esta y prevenir la siguiente.

Entre esas tecnologías emerge la impresión 3D aditiva. Como señala Pere Navarro, delegado especial del Estado en el Consorci de la Zona Franca de Barcelona —CZFB, que impulsa junto con Leitat la primera incubadora europea específica para startups y pymes 3D—, “puede paliar algunas necesidades económicas y ambientales tanto urgentes como a medio y largo plazo, con una de las curvas de maduración tecnológica más veloces de la industria 4.0″.

Básicamente lo que hace una impresora 3D es recoger eslabones de la cadena de suministro global y concentrarlos en un polígono local de las afueras. En lugar de importar, puede fabricar en casa sus propias piezas sin límite de diseño ni ensamblaje, con formas imposibles, personalizadas una a una, sin apenas mermas o con reciclaje de todo el residuo, en tiradas cortas antes inviables porque el precio de los moldes de inyección —el sistema tradicional— solo lo amortizan las series largas, y en una creciente diversidad de productos por el desarrollo de materiales de impresión como resinas, plásticos, polvo de metales u hormigones.

Podemos tener el nivel de profesionalidad de una multinacional, podemos producir en Barcelona y ser independientes de la crisis logística y podemos fabricar productos personalizados de alta complejidad y precisión en menos de una semana
Romain Scaturro, cofundador de Arospace

“Ayuda a redefinir los sistemas productivos, a reducir stocks e impacto ambiental y a mejorar la competitividad de los ecosistemas de producción locales”, apunta Leitat. Esa forma de minimizar la dependencia ajena junto con el suministro eléctrico autóctono, especialmente el renovable, casa con dos objetivos estratégicos de país y continente: soberanía energética e industrialización 4.0.

¿Y en la columna del “debe”? Como cualquier tecnología emergente, precisa grandes inversiones en I+D+i para cuajar, de ahí la necesidad de proyectos de incubación para empresas pioneras. Por ejemplo las que siguen, consolidadas en el 3D Incubator de Barcelona.

El sutil tacto de un volante de competición

La historia de Romain Scaturro es la historia (acelerada) de la 3D. Llegó a Barcelona hace cinco años para trabajar en canales de ventas de impresoras industriales y se enamoró de su tecnología aditiva hasta el punto de estudiarla en el MIT, invertir en una impresora, crear sus propios productos y cofundar Arospace con una motivación que entienden en el sector: si no existe lo que quiero, me lo fabrico. El resultado es un volante de simulación de carreras a primera vista casi idéntico a uno real de Fórmula 1. De hecho una duda habitual de los aficionados al motor es cómo puede ser posible manejar el bólido a 300 por hora y al mismo tiempo ese volante repleto de botones e indicadores.

Prototipo del volante de simulación de carreras elaborado por Aerospace. Una réplica sofisticada conseguida gracias a su tecnología de impresión.

La sofisticación de esta réplica no se aprecia solo en la pieza base o los componentes, sino en el sutil detalle del tacto. Los mandos reales suelen forrarse con alcántara, una piel sintética tan eficiente en agarre como frágil. Hay que cambiarla a menudo. No es barata. Pero Arospace ha conseguido simular incluso esa textura aterciopelada con su tecnología de impresión. “Podemos tener el nivel de profesionalidad de una multinacional, podemos producir en Barcelona y ser independientes de la crisis logística, podemos fabricar productos personalizados de alta complejidad y precisión en menos de una semana, algo excepcional”, comenta Scaturro.

Detrás de cada gran producto hay un gran prototipo

Si hablamos de cadenas de suministro, también hablamos de efecto en cadena: cualquier sector puede recurrir a especialistas en 3D para encargarles sus prototipos —cualquier prototipo— en menos tiempo y por menos coste que el proceso tradicional. Es el nicho de Engine and Design Development y su combinación de impresión 3D y técnicas artesanales desde el fresado al moldeado en masilla para materializar un esbozo en una maqueta o un modelo a escala 1:1. La versatilidad es una fuerza de arrastre: empiezas con proyectos más o menos sencillos, por ejemplo un cafetera, y acabas prototipando impresoras, maquinaria de análisis clínico, motos de combustión y eléctricas que también implican trabajar con diseño asistido por ordenador o mecanizado. De hecho algunas de las piezas de los prototipos son funcionales.

Estamos solo al principio, la evolución de la 3D en materiales, calidad, construcción, prestaciones, acabados, consumo de recursos, plazos o costes tiene un gran recorrido a largo plazo y se integrará en todas las fases de la fabricación
Albert Gracia, 'managing director' de Engine and Design Development

Albert Gracia, managing director de la compañía, destaca además el efecto arrastre sobre el empleo de calidad, la formación de nuevos especialistas en impresión y tecnologías complementarias. “Estamos solo al principio, la evolución de la 3D en materiales, calidad, construcción, prestaciones, acabados, consumo de recursos, plazos o costes tiene un gran recorrido a largo plazo y se integrará en todas las fases de la fabricación”.

¿Qué tienen que ver una bomba dosificadora y el hambre en el mundo?

Todo. Es como la famosa teoría de que los humanos estamos interconectados en apenas seis grados de separación. ITC fabrica estos dispositivos para monitorizar, precisar y administrar las dosis exactas de fertilizantes y otros ingredientes en instalaciones de riego, depuradoras, potabilizadoras, procesos industriales, industria alimentaria y paisajismo. Es decir, se integra en la gestión circular del agua y el aumento de la productividad agrícola que serán claves para dar de comer a un planeta con población creciente y recursos hídricos menguantes.

ITC fabrica las bombas de dosificación para monitorizar, precisar y administrar las dosis exactas de fertilizantes y otros ingredientes en diferentes instalaciones.

La compañía es un ejemplo del reseteo tecnológico permanente que exige la industria 4.0. Empezó en una época casi predigital, 1988, pero ha incorporado la 3D desde el prototipado y la impresión de nuevos modelos al utillaje para ensamblado. Va, pues, camino de empresa híbrida entre bombeo dosificado y 3D. Entre otras ventajas, Oriol Torrano, responsable de Comunicación, destaca que necesitan mucho menos tiempo tanto en desarrollo de equipos como en las modificaciones puntuales para perfeccionar el diseño, además de menos costes que las técnicas habituales como la extrusión o la inyección de plásticos. “Ahora podemos producir en nuestra propia fábrica mediante equipos muy reducidos que apenas ocupan espacio y disponer de las piezas mucho antes”.

Gafas de sol pero sobre todo de agua

Que una sola máquina fabrique tanto unas gafas como la bolsa que las contiene es harto difícil en la industria tradicional. Para Liq Eyewear no solo es lo normal sino la viabilidad misma de su origen. La funda, cómo no, un diseñador industrial, además director creativo del estudio Creax Design, Josep Mateo Muñoz. Ya tenía experiencia en diseñar gafas para otras marcas, pero la irrupción 3D materializa la idea de una línea propia.

Eliminamos de un plumazo las grandes inversiones que frenan muchos proyectos, podemos imprimir series pequeñas, experimentar con ideas y adaptarnos sobre la marcha
Josep Mateo Muñoz, fundador de Liq Eyewear

Mateo explica que la liberación definitiva es de la imaginación con unos costes operativos que además la hacen rentable. “Liq significa líquido, agua que se transforma y transforma el entorno, igual que la impresión 3D es capaz de generar las formas más inverosímiles”. Y además les permite trabajar sin stocks ni moldes —”Eliminamos de un plumazo las grandes inversiones que frenan muchos proyectos, podemos imprimir series pequeñas, experimentar con ideas y adaptarnos sobre la marcha”—, evolucionar los productos con solo rediseñar e imprimir —”Algo muy difícil en la fabricación convencional”—, imprimir solo lo que venden sin desperdicio de material, incluidos los recambios o piezas sueltas para alargar la vida útil, personalizar en tallas, modelos únicos o con detalles a demanda. Liq obtuvo en 2020 el premio Delta de Bronce ADI FAD al diseño industrial.

Diferentes modelos de la marca Liq, que en 2020 el premio Delta de Bronce ADI FAD al diseño industrial.

Alfa y omega de la nueva reconversión industrial

Hemos hablado de aplicaciones directas en producción propia o prototipado para clientes. Pero si la impresión 3D es aplicable en cualquier sector industrial, se abre una ventana de oportunidad para empresas capaces de tutelar todo un proyecto. Mastertec3D pertenece a un grupo con tres décadas de experiencia en impresión digital y presta servicios de consultoría, soporte técnico, formación e integración de grandes equipos 3D industriales en cualquier fábrica —desde la impresión al escaneo, la ingeniería, diferentes softwares, materiales y secado de filamentos—.

El sector 3D contribuye a que empresas de cualquier segmento evolucionen rápido hacia la industria 4.0, agilicen y optimicen sus sistemas productivos con una tecnología que pueden personalizar
Daniel Eguillor, director de operaciones en Mastertec3D

Las impresoras industriales comparten características con las caseras de escritorio porque se conciben para un uso automatizado: ellas solas se calibran, nivelan su base y gestionan los materiales, aunque las profesionales aportan innovaciones como cámaras de impresión calefactadas para acelerar la producción de piezas complejas. Daniel Eguillor, director de operaciones 3D, ve el paisaje industrial desde una altura panorámica: más allá de las ventajas como reducir costes y plazos para rediseñar prototipos en horas y pasar a la producción en días, “el sector 3D contribuye a que empresas de cualquier segmento evolucionen rápido hacia la industria 4.0, agilicen y optimicen sus sistemas productivos con una tecnología que pueden personalizar, fácil de usar para sus equipos humanos”.

El cobot que diseñarías para tu propia empresa

Si mentamos la inevitable y por lo tanto conveniente transición hacia la industria 4.0, entonces hablamos de robotización transversal. Wecobots —integrada en Wetron Automation Technology— diseña y fabrica instalaciones de robots colaborativos con esa misma perspectiva del alfa y el omega, desde la definición del proyecto y su desarrollo a pie de fábrica a la instalación de cobots cada vez más sofisticados, con visión artificial o sensores de fuerza, por ejemplo. Por definición todo proyecto es único, cada empresa fabricante es un mundo y requiere una robótica adaptada. Wecobots necesita crear prototipos a la medida con piezas que, como explica Óscar Orcajo, responsable de Unidad de Negocio, “probablemente no son las definitivas y vuelta a empezar”.

La empresa Wecobots diseña y fabrica robots colaborativos. Para ellos, la impresión 3D es una piedra angular en todos sus proyectos.

Antes se las encargaban a terceros, así que la irrupción 3D supuso un salto tecnológico que sus directivos hubieran firmado a ciegas. Y de nuevo con una versatilidad transversal, lo mismo en automoción, donde sueldan, atornillan o sellan, que en metalurgia, farmacéutica, electrónica o alimentación. “La impresión 3D se ha convertido en una piedra angular en todos nuestros proyectos, es muy raro que no la usemos en alguna fase”, añade Orcajo. El directivo apunta otros beneficios para la eficiencia de los cobots, como aligerar sus componentes, crear superficies de protección absorbentes y redondeadas más seguras, colorear sin tener que pintarlos, lo que evita desperfectos y gastos de mantenimiento, y fundamental: reducir el número de piezas, materiales y ensamblajes.

Qué es y cómo ayuda 3D Incubator

La primera incubadora europea centrada exclusivamente en impresión 3D aditiva. Ocupa 1.000 metros cuadrados en el Polígono Industrial de la Zona Franca de Barcelona, la mayor área industrial de la ciudad.

Es una iniciativa liderada por el Consorci de la Zona Franca de Barcelona y Leitat, con el respaldo de los Fondos FEDER a través de la Fundación INCYDE. Se integra en un proyecto mucho mayor: DFactory Barcelona, el mayor hub de innovación para la economía 4.0 del sur de Europa.

Consolida startups y pymes del sector 3D en sentido amplio —bienes de consumo, bienes de equipo, movilidad, salud, TIC, química, logística, etc.— al prestarles servicios de diseño, producción, testeo, consultoría de negocio, certificación de piezas y actividades comerciales. Las empresas incubadas pagan una cuota en función de los servicios que escogen.

Despliega 11 impresoras de última generación, incluidas varias industriales, con seis tecnologías diferentes, equipos de post-procesado en limpieza, tintado, pulido, metrología y control de calidad, software de diseño y personal experto para apoyar a las startups, además de espacios de incubación, networking y formación.

Cuando se fundó en marzo de 2019, su objetivo era incubar 100 compañías en un lustro. Ha superado esas expectativas alcanzando esa cifra en poco más de 3 años. Balance: casi 3.000 servicios, visitas de más de 1.200 empresas y entidades, más de 120 jornadas formativas y 90 empleos generados, además del premio a la Iniciativa Pionera de Éxito, por la Fira de Barcelona.