Necrológica:'IN MEMORIAM'

Miguel Ángel Montañés, memoria del Constitucional

El jurista era secretario general adjunto del alto tribunal

El pasado día 8 falleció en su pueblo, Villapalacios (Albacete), Miguel Ángel Montañés Pardo. Tenía 54 años. En la actualidad, Miguel Ángel Montañés era secretario general adjunto del Tribunal Constitucional, un último jalón en su fructífera trayectoria profesional. Licenciado en Derecho, pertenecía a la carrera fiscal desde 1982 e ingresó en el Cuerpo de Letrados del Tribunal Constitucional en 1986. Durante su vida profesional tuvo destinos en las fiscalías de Cataluña y Madrid, así como en el Tribunal Constitucional, donde ocupó su Secretaría General. Pero además de estos destinos dentro de ...

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El pasado día 8 falleció en su pueblo, Villapalacios (Albacete), Miguel Ángel Montañés Pardo. Tenía 54 años. En la actualidad, Miguel Ángel Montañés era secretario general adjunto del Tribunal Constitucional, un último jalón en su fructífera trayectoria profesional. Licenciado en Derecho, pertenecía a la carrera fiscal desde 1982 e ingresó en el Cuerpo de Letrados del Tribunal Constitucional en 1986. Durante su vida profesional tuvo destinos en las fiscalías de Cataluña y Madrid, así como en el Tribunal Constitucional, donde ocupó su Secretaría General. Pero además de estos destinos dentro de los cuerpos de funcionarios a los que perteneció, prestó servicios también en el Ministerio del Interior, del que fue secretario general técnico, entre 1993 y 1996, y en la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha -su querida tierra de origen, a la que se escapaba en cuanto tenía un par de días-, donde fue consejero de Economía y Administraciones Públicas entre 1996 y 1997.

Su trabajo, además, se reflejó en diversas publicaciones con las que siempre ilustraba pedagógicamente a los prácticos del derecho. Hasta aquí el currículum profesional que todo servidor público traza con mayor o menor éxito; él con mucho éxito. Pero esos recorridos profesionales siempre se ven impregnados de la personalidad de cada uno y en el caso de Miguel Ángel todos los que le conocimos recordaremos esa personalidad.

En cierto modo, Miguel Ángel Montañés rompía la imagen tradicional y tópica del servidor público como personaje serio y avasallado por un día a día a menudo tedioso. Y la rompía porque a su rigurosidad y lealtad con las instituciones y con quienes las dirigen, añadía entusiasmo, dedicación, capacidad de mejora y la alegría que en todas las facetas de su vida proyectaba y de la que contagiaba a quienes tuvimos la suerte de trabajar con él.

Era curioso, por poner solo un ejemplo, ver la forma distendida y eficaz con la que recibía igual a la más protocolaria de las delegaciones de tribunales constitucionales que visitaban el español o al más joven y tímido investigador que entraba por la puerta de la madrileña calle de Domenico Scarlatti para solicitar un dato para su tesis doctoral. Cuando una u otro llamaba o escribía para dar las gracias, siempre incluían de forma destacada su gratitud a la forma y a los resultados de la atención de Miguel Ángel Montañés.

Buena parte de su vida profesional la dedicó, pues, y la seguía dedicando en el momento de su muerte, al Tribunal Constitucional, y esta institución nunca podrá expresar la gratitud que le debe por su trabajo y lo que pierde con su ausencia. Las instituciones, como es obvio, no son solo las normas que las configuran o las personas que en cada momento las encarnan. También son el fruto de quienes de forma menos visible pero constante trabajan en ellas, y Miguel Ángel es un ejemplo paradigmático de ello.

Por un lado, era posiblemente una de las pocas personas que tenían la visión y la comprensión de eso tan importante para su funcionamiento que es la memoria histórica de la institución que no puede reflejarse en archivos: no solo los qués, sino también los porqués y los cómos. Por eso acudir a él para afrontar y resolver cualquier problema o cualquier duda institucional era sumamente útil y conveniente porque tenía siempre respuestas sensatas, eficaces e impecables desde el punto de vista técnico. Eso es lo que explica que durante lustros todos los equipos de gobierno del tribunal hayan contado con él como persona de referencia para dirigir la institución.

Quizá nadie es irremplazable, pero Miguel Ángel será muy difícil de sustituir, e instituciones y personas le debemos mucho, no solo por lo que ha hecho, sino por el cómo lo ha hecho y por lo bien que lo ha hecho. Descansará en paz en su querido pueblo manchego de Villapalacios y le echaremos de menos en muchos sitios y muchas personas, además, claro está, de sus seres más queridos.

Pablo Pérez Tremps es catedrático de Derecho Constitucional y magistrado del Tribunal Constitucional.

Miguel Ángel Montañés Pardo.

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