Boda en el reino de la felicidad

El monarca de Bután, único país que mide la satisfacción de sus habitantes, se casa con una estudiante de 20 años

Algunos de los 708.000 habitantes del reino de la felicidad, como se conoce a Bután, lloraron al saber que su Rey Dragón, Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, se casaba con una plebeya, lo que acerca aún más a los mortales a su amado monarca. Pero, afortunadamente, han recuperado la alegría durante los tres días de festejos de la boda, celebrada la semana pasada.

Wangchuck, de 31 años, lleva casi tres gobernando el destino de este país de 38.394 kilómetros cuadrados (algo más pequeño que Extremadura), enclavado entre China e India, en plena cordillera del Himalaya. Sus súbditos le adoran y t...

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Algunos de los 708.000 habitantes del reino de la felicidad, como se conoce a Bután, lloraron al saber que su Rey Dragón, Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, se casaba con una plebeya, lo que acerca aún más a los mortales a su amado monarca. Pero, afortunadamente, han recuperado la alegría durante los tres días de festejos de la boda, celebrada la semana pasada.

Wangchuck, de 31 años, lleva casi tres gobernando el destino de este país de 38.394 kilómetros cuadrados (algo más pequeño que Extremadura), enclavado entre China e India, en plena cordillera del Himalaya. Sus súbditos le adoran y temen que la elección de Jetsun Pema, de 20 años y estudiante en Reino Unido, pueda socavar la dinastía de los dragones, ya "muy modernizada".

El 97% de los habitantes se declaró feliz o muy feliz en 2008
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El joven Jigme Khesar realizó sus primeros estudios en Bután y en India, luego en Estados Unidos y finalmente se licenció por la Universidad de Oxford (Reino Unido) en Políticas y Relaciones Internacionales. A su vuelta al país, le aguardaba el trono. Primogénito del cuarto Rey Dragón, su padre, Jigme Singye Wangchuk, consideró que en el siglo XXI no tenían cabida las monarquías absolutas y en 2005 anunció su decisión de abdicar al año siguiente en favor de su hijo y la puesta en marcha de un proceso de democratización.

"Aunque en términos de gobernanza ahora somos una democracia, no existe ninguna persona electa que goce del respeto, la confianza, la afectividad y la reverencia de nuestro rey", declaró el primer ministro Jigme Thinley a finales de 2008. Para entonces ya había sido elegido, en marzo de ese año, el primer Parlamento del país y, cuatro meses más tarde, el Rey Dragón había rubricado la Constitución que entronizaba la democracia.

Hasta su coronación en noviembre de 2008, Wangchuk fue instruido por su padre en las tareas del Estado, recorrió el país para conocer a sus gentes y representó a Bután en numerosos viajes al extranjero.

De religión budista lamaísta, este reino tiene la peculiaridad de medir su avance con un índice de felicidad interior bruta (FIB), que calcula cuán felices son los ciudadanos, en lugar de referirlo al PIB, que está ligado al valor de la economía nacional.

Nacido de la princesa Ashi Tshering Yangdon, tercera esposa de su padre -el rey se había casado con cuatro hermanas-, Jigme Khesar tiene una hermana y un hermano menores, además de otras cuatro hermanastras y tres hermanastros. Todos ellos son herederos con distinto grado de una dinastía que, creada por el imperio británico en 1907 para dar una cierta autonomía a este territorio, ha sabido conectar muy bien con su pueblo. Tras la boda, Bután se prepara ahora para medir su nuevo FIB. Hasta ahora solo se ha cuantificado el de 2008, en el que un 97% de los butaneses se declararon "felices o muy felices".

Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, rey de Bután, y su esposa, Jetsun Pema.PRAKASH SINGH (AFP)
El rey de Bután, Jigme Jesar Namgyel Wangchuck, de 31 años, se ha casado este jueves con una plebeya de 21 en una ceremonia budista celebrada en una fortaleza monástica del siglo XVII situada en Punaja, en la región del Himalaya.ADREES LATIF (REUTERS)