Una familia condenada por el viejo sur de EE UU

Los Davis atribuyen a la segregación racial la sentencia y ejecución de Troy

"Cuando todo esto acabe, diremos adiós para siempre a Georgia, a esta tierra que ha condenado a mi familia". Lo decía a finales de 2010 Virginia Davis, la madre de Troy Davis -ejecutado ayer-, subida al coche que conducía Martina Correia, hermana mayor de Troy, por las calles de Savannah.

"Vivimos en el viejo sur", suspiraba. Y en el sur de Estados Unidos las cosas tienen un color especial: más blanco. Basta poner el pie allí para verlo. Por estas calles, los mendigos tienen un color más oscuro, las aceras son el hogar de los indigentes y las zonas de compras en el centro de la ciudad s...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

"Cuando todo esto acabe, diremos adiós para siempre a Georgia, a esta tierra que ha condenado a mi familia". Lo decía a finales de 2010 Virginia Davis, la madre de Troy Davis -ejecutado ayer-, subida al coche que conducía Martina Correia, hermana mayor de Troy, por las calles de Savannah.

"Vivimos en el viejo sur", suspiraba. Y en el sur de Estados Unidos las cosas tienen un color especial: más blanco. Basta poner el pie allí para verlo. Por estas calles, los mendigos tienen un color más oscuro, las aceras son el hogar de los indigentes y las zonas de compras en el centro de la ciudad son privilegio de blancos de clase media.

Una manifestante recibe ayuda en un momento de tensión vivido en Jackson (Georgia) durante la vigilia por la ejecución de Troy Davis.STEPHEN MORTON (AP)