Reportaje:Contracultura

De viaje con Timothy Leary

La New York Public Library adquiere los archivos del gurú del LSD

Condimentar la existencia con LSD fue una práctica muy habitual durante la década de los sesenta. Pero el hombre que desde la Universidad de Harvard impulsó la experimentación con las drogas alucinógenas y que acabó siendo expulsado de la prestigiosa institución por adquirir demasiado protagonismo con ellas, no se limitó a repartir pastillas de colores y a colocarse sin más sino que tomó minuciosas notas de todas las reacciones de sus singulares pacientes: Jack Kerouac, Allen Ginsberg, John Lennon, William Burroughs, Charles Mingus, Aldous Huxley...

Aquel hombre era Timoth...

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Condimentar la existencia con LSD fue una práctica muy habitual durante la década de los sesenta. Pero el hombre que desde la Universidad de Harvard impulsó la experimentación con las drogas alucinógenas y que acabó siendo expulsado de la prestigiosa institución por adquirir demasiado protagonismo con ellas, no se limitó a repartir pastillas de colores y a colocarse sin más sino que tomó minuciosas notas de todas las reacciones de sus singulares pacientes: Jack Kerouac, Allen Ginsberg, John Lennon, William Burroughs, Charles Mingus, Aldous Huxley...

Aquel hombre era Timothy Leary, el psicólogo y gurú espiritual de toda una generación que quiso curar la depresión, el alcoholismo y las tendencias criminales abrazándose a la química y de paso abrir la conciencia del ser humano hacia dimensiones inexploradas. Acabó siendo catalogado por Richard Nixon como "el hombre más peligroso de América", por su abierta defensa del uso de todas las drogas, por sus múltiples arrestos por posesión de marihuana, por su descarado desplante a la política de su tiempo, con una campaña para convertirse en gobernador de California bajo el irónico eslogan de "únete a nosotros, únete a la fiesta" y por sus vínculos con grupos terroristas como The Weather Underground.

Su vida dejó una huella indeleble en una generación estadounidense
En sus documentos se pueden leer las experiencias de unos mil pacientes

Pero su vida fue una oda a la libertad, el riesgo y el exceso que dejaría una huella indeleble en la contracultura estadounidense y que aún hoy sigue dando coletazos (veáse, por ejemplo, el estreno reciente del documental Magic Trip, sobre el viaje del escritor Ken Kensey y sus amigos completamente colocados de ácido por todo Estados Unidos) .

Y aunque Leary dejó una completísima autobiografía titulada Flashbacks, sus admiradores pronto tendrán la oportunidad de navegar entre las 335 cajas de notas, fotografías y vídeos que componen sus archivos y que este verano han sido adquiridos por la New York Public Library (no serán accesibles al público hasta dentro de dos años).

Allí hay archivadores amarillos con títulos como La marihuana y alteraciones de la conciencia o Correspondencia sobre LSD, además de notas, fotografías, vídeos o poemas como el que escribió junto a John Lennon la noche en que supuestamente el cantante compuso el emblemático tema Come together, que se convirtió en el lema de la campaña política de Leary.

Entre las curiosidades destaca la descripción del primer viaje de ácido de Allen Ginsberg o uno de los efectos más habituales de esa, y otras drogas, hecha por el escritor Arthur Koestler: "Anoche descubrí el secreto del universo pero esta mañana se me había olvidado".

La New York Public Library ha desembolsado 900.000 dólares por unos archivos que inexplicablemente han llamado a muchas puertas desde que Leary murió en 1996 hasta encontrar comprador y actualmente está en pleno proceso de catalogación de todos estos materiales, que entre otras cosas despiertan mucha curiosidad en el mundo científico, sobre todo en lo relativo a las drogas y sus efectos ya que en los archivos de Leary se pueden leer los viajes de más de mil pacientes. El LSD parecía tener excelentes cualidades para tratar problemas psicológicos y psiquiátricos, como demostraron ensayos clínicos emprendidos en la década de los cuarenta, pero cayó en el descrédito al asociarse a la vida libertina de quienes abogaban por su utilización en los años sesenta y todas las investigaciones fueron fulminadas tras su prohibición.

Según la revista The Economist, precisamente este verano finaliza uno de los primeros estudios clínicos que se han hecho en 35 años utilizando el LSD en el tratamiento de enfermos terminales y parece que la droga ha sido clave para ayudarles a bajar su nivel de angustia y ansiedad ante la muerte. Además, irónicamente, Harvard ha vuelto a convertirse en un centro de experimentación de LSD: un grupo de investigadores liderados por Edwin Wintermute están trabajando en una versión mejorada de esta droga.

El psicólogo y gurú del LSD, Timothy Leary, en una imagen de los sesenta.CORDON PRESS

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