Anna Wintour se queda corta en lo digital

El jefe de su editorial insta a 'Vogue' a centrarse en la Red

Anna Wintour, de 61 años, es una mujer con mucho poder. Con solo ponerse, como hizo hace unos meses, una falda de Prada con un estampado de algo tan mundano como unos plátanos, puede ponerla de moda y lograr que la luzcan miles de mujeres. Cualquier iniciativa suya, como la retrospectiva dedicada al fallecido diseñador Alexander McQueen en el Museo Metropolitan de Nueva York, es un éxito. Pero hay algo que no ha querido o no ha podido hacer la todopoderosa directora de la revista Vogue, que ocupa el trono honorario de un imperio, el de la moda, que mueve 240.000 millones de euros: adapt...

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Anna Wintour, de 61 años, es una mujer con mucho poder. Con solo ponerse, como hizo hace unos meses, una falda de Prada con un estampado de algo tan mundano como unos plátanos, puede ponerla de moda y lograr que la luzcan miles de mujeres. Cualquier iniciativa suya, como la retrospectiva dedicada al fallecido diseñador Alexander McQueen en el Museo Metropolitan de Nueva York, es un éxito. Pero hay algo que no ha querido o no ha podido hacer la todopoderosa directora de la revista Vogue, que ocupa el trono honorario de un imperio, el de la moda, que mueve 240.000 millones de euros: adaptarse a los nuevos tiempos digitales.

En una entrevista publicada ayer por el diario Wall Street Journal, su jefe, Chuck Townsend, ejecutivo de la editorial Condé Nast, le da a un toque de atención: asegura que se han acabado los años de "la economía de la esplendidez". Afirma, además, que el modelo de cobrar poco por revistas plagadas de anuncios de lujo está tocando su fin y que el futuro pasa por una integración con los medios digitales. Eso, teniendo en cuenta la muy discreta presencia que Vogue tiene online -una página más bien testimonial-, puede ser un problema para Wintour, acostumbrada a grandes y caros despliegues en su revista, con fotógrafos de la talla de Mario Testino o Patrick Demarchelier.

Desde hace un lustro, los rumores dan a la directora de 'vogue' por jubilada

No es que los toques de atención asusten a Wintour. Desde hace un lustro, los rumores la dan por jubilada, en un juego de sillas con la que hasta el año pasado era directora de Vogue en Francia, Carine Roitfeld. Hubo hasta una película, El diablo viste de Prada, dedicada a esas maquinaciones. Resultaron ser ficción. Wintour ha aguantado el huracán de la crisis de los medios como una roca: en 2009 Condé Nast -que también publica Vanity Fair o The New Yorker- registró pérdidas tras sufrir un descenso en los ingresos de 500 millones de dólares (unos 350 millones de euros). Y Wintour sigue en su trono.

Últimamente, es cierto, la directora de Vogue ha dado pasos en terrenos hasta hace poco inexplorados para ella. Aunque siempre ha sido muy discreta en cuanto a posicionamientos políticos, el mes pasado decidió hablar públicamente, en un vídeo en YouTube, a favor del matrimonio homosexual en Nueva York. "Para mí es tan fundamental como el derecho a votar", dijo. Si en eso es tan influyente como con las faldas de Prada, la campaña a favor de las uniones gais será un éxito.

Anna Wintour, en Nueva York.GTRESONLINE

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